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El Ayuntamiento de Salamanca restaurará la iglesia de San Blas

El Ayuntamiento de Salamanca quiere convertir en auditorio de música la iglesia de San Blas, original del siglo XIII. El templo, de estilo románico, aunque con añadidos góticos, barrocos e incluso neoclásicos, ha estado alquilado como carbonería durante los últimos treinta años. Su propietario, el obispo de Salamanca, se lo cedió recientemente al municipio para que lo destinara a fines culturales.

La iglesia de San Blas era una de las parroquias con que contaba Salamanca en el siglo XIII. Aunque a lo largo de su historia sufrió diversas reformas y restauraciones, en la actualidad se encuentra casi derruida. Según el arquitecto municipal, «la cubierta no existe; la bóveda, tampoco; los arcos se hallan en muy malas condiciones, descargados; la piedra se ve afectada por el mal de Leptra, los muros abombados; se han descompuesto muchos elementos, hay cornisas que se están cayendo...».El estado de la iglesia, agravado en su apariencia por el abandono, las paredes tiznadas y las uralitas ennegrecidas que servían para cobijar el carbón, resulta deprimente. Sin embargo, los técnicos que dirigen la restauración pretenden devolver al templo su estado anterior, el último que tuvo cuando aún permanecía abierto al culto.

Para muchos salmantinos, la restauración que acomete el municipio constituye una empresa desmesurada y excesivamente costosa. No exista una valoración económica de la reconstrucción, aunque, según el Ayuntamiento, «se parte de un presupuesto de nueve millones de pesetas», cantidad insuficiente a todas luces y a la que ya hay que añadir los tres millones que se han pagado como indemnización a los anteriores inquilinos. Los vecinos de varios bloques de viviendas próximas al emplazamiento de la iglesia sufragarán, según acuerdo suscrito por los constructores, una parte de la restauración y de la urbanización del entorno del templo.

La reconstrucción comprende tres apartados fundamentales: las cubiertas, el saneamiento de la piedra y la recomposición de carpinterías y solados. El segundo aspecto resulta especialmente importante porque la piedra, de Villamayor, la piedra típica de los monumentos salmantinos y con la que está construida la iglesia de San Blas, es muy arenisca y, a consecuencia de la humedad, ha perdido toda su consistencia, de modo que muchas de las que se conservan se desmoronan al más ligero roce.

En las tareas de restauración trabaja un grupo de canteros que dirige uno de los más cualificados representantes actuales de esta actividad, tan arraigada en Salamanca, Miguel Astudillo. En la reconstrucción se van a utilizar algunos materiales absorbentes, puesto que el templo será utilizado como auditorio.

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