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El PC polaco puede pedir ayuda a la Unión Soviética "si el socialismo está en peligro"

Los comunistas de Polonia estarían dispuestos a solicitar ayuda militar a la Unión Soviética y sus aliados en el caso de que «el Estado socialista estuviera en peligro», declaró ayer el responsable de Prensa en el Comité Central del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP-comunista), Jozef Klasa.La Unión Soviética esgrimió en sus invasiones anteriores en Hungría (1956), Checoslovaquia (1968) y Afganistán (1979) la solicitud de ayuda de los dirigentes del país invadido.

El portavoz del comité central afirmó que «hasta ahora los comunistas polacos estiman que pueden solucionar por sí mismos la crisis polaca», pero añadió: «Estoy totalmente convencido de que si hay una cosa que nuestros amigos no desean es hacer uso de su deber de suministrarnos asistencia militar para salvar el socialismo en Polonia».

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«Creo», añadió, «que en el caso de que el Estado socialista estuviera en peligro, lo que no excluyo, los comunistas polacos tendrían el derecho y el deber de buscar todos los medios para proteger al país de esta tragedia, comprendida la ayuda de nuestros amigos y vecinos más próximos». Klasa estimó que la intervención armada soviética en Polonia «sería una decisión difícil de tomar por los dirigentes de la URSS», y aseguró que las actividades de las tropas fronterizas soviéticas «son normales», como aseguran los comentarios rusos.

La tensión reina en las altas instancias del PC polaco, cuya crisis interna no pudo ser disipada en las recientes reuniones plenarias de su comité central, celebradas los últimos días 1 y 2 en Varsovia. Mientras tanto, los países occidentales y en especial Estados Unidos siguen haciendo advertencias a la URSS para que desestime cualquier método armado en Polonia, y Moscú desautoriza los rumores de intervención, alegando que las tropas concentradas en sus fronteras no hacen sino ejercicios rutinarios. Un cierto nerviosismo recorre las altas esferas del comunismo polaco en las últimas horas, poco después de la finalización del séptimo pleno de su comité central, donde se estableció la línea política de la «renovación» dentro de unos límites que no debían ser sobrepasados.

Al tono alarmista empleado por el comité central en su comunicado de la noche del miércoles se unieron las declaraciones del viceministro de Defensa, Jozef Baryla, y el ministro del Interior, Miroslaw Mirecki, con llamamientos a la población sobre la etapa crucial por la que atraviesa Polonia.

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«La suerte del pueblo y del país pende de un hilo», afirmó el comunicado del POUP. La inquietud que se prolonga conduce a nuestra patria al borde de la destrucción económica y moral. Nos encontramos en una fase de crisis aguda cuyos efectos pueden resultar peligrosos para el interés de la nación».

Sus advertencias a los sindicatos libres fueron también directas: ¿Una hora más de huelga nos llevaría a la destrucción. Las huelgas la. desmovilización y la débil productividad no han hecho sino agravar las dificultades económicas en los últimos cinco meses».

Pero donde el tono se endureció de forma especial fue en la referencia a las «actividades contrarrevolucionarias» en el seno del movimiento sindical y en alusión clara al Comité de Autodefensa Obrera (KOR), la más importante organización disidente en Polonia.

El comité central afirma que «estos contrarrevolucionarios, el caos y la anarquía conducirían al fin de la independencia nacional».

El viceministro de Defensa, Baryla, habló ante el pleno del partido, en un discurso dado a conocer ayer, en idénticos términos, asegurando que la misión del Ejército polaco «era cuidar del Estado de la forma más responsable», y añadió que «los soldados del Ejército polaco defenderían, llegado el caso, a la dirección comunista».

Sin embargo, fue el ministro del Interior quien, de forma más directa, resumió la situación del país: «Gran número de personas en Polonia están contra el comunismo, han hecho sus propios cálculos y esperanzas vinculados con el estado de tensión y anarquía ».

«Algunos de ellos», añadió, «organizados en estrecha conexión y ayudados por servicios de inteligencia imperialistas y centros de subversión, están tratando de poner en práctica un programa para derrocar el comunismo y hacerse con el poder en Polonia».

Aun considerando que las noticias relativas a una inminente invasión soviética de Polonia fuesen rumores intimidatorios preparados por los propios rusos, los medios sindicales libres de Solidaridad los escuchan atentamente. El sindicato que preside Lech Walesa comunicó ayer que no se convocarían de momento más huelgas, salvo que extremas circunstancias así lo requiriesen.

EE UU no peleará

A pesar de que EE UU reitere las advertencias contra los dirigentes soviéticos, la RDA y Checoslovaquia, tratando de persuadirles de que no intenten una acción armada contra Polonia, fuentes diplomáticas en Washington afirman que, si se produce la invasión, Estados Unidos no entraría en combate a favor de los polacos.

Si bien Occidente no daría una respuesta armada a la intervención soviética, se estima que las medidas de boicoteo económico a Moscú serían rápidas y de graves consecuencias para la economía de la URSS.

Ayer, los diversos centros militares occidentales estudiaron a fondo los últimos movimientos de tropas rusas junto a las fronteras polacas. En las cancillerías aún no se dispone de pruebas concluyentes sobre la eventual orden de intervención. El servicio de espionaje norteamericano CIA ha hecho llegar a la Casa Blanca y al Departamento de Estado un amplio informe, justificando los últimos movimientos y concentraciones de tropas soviéticas como los preparativos de una invasión inminente.

Edwin Meese, uno de los principales consejeros del presidente electo de Estados Unidos, Ronald Reagan, aseguró ayer que el actual período de transición política en el país no provocaría «ninguna debilidad» de la que pudiera beneficiarse la Unión Soviética para invadir Polonia.

Reagan y su equipo, añadió, «han indicado claramente» que Jimmy Carter es enteramente responsable de la política exterior hasta el 20 de enero próximo, fecha de la toma de posesión, y cuenta con el apoyo de los hombres que le reemplazarán.

El presidente Carter advirtió, en la noche del miércoles, a la URSS que una eventual intervención en Polonia «afectaría directa y muy gravemente» las relaciones entre Washington y Moscú.

«Quiero que todos los países sepan», dijo Carter, «que la política futura de EE UU respecto a la Unión Soviética se vería grave y directamente afectada si la URSS utilizase la fuerza en Polonia».

El presidente, al igual que su secretario de Estado, Edmund Muskie, declararon que «seguían con gran inquietud el aumento sin precedentes de las fuerzas soviéticas a lo largo de la frontera soviético-polaca».

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