Ofensiva derechista en Centroamérica antes de la llegada de Reagan a la Casa Blanca
El asesinato de seis dirigentes de la oposición la semana pasada en El Salvador forma parte, al parecer, de una ofensiva derechista en toda América Central destinada a asestar un duro golpe a la izquierda antes de que el presidente electo norteamericano, Ronald Reagan, llegue a la Casa Blanca.
Aunque empresarios, militares y políticos conservadores en la región recibieron la victoria electoral de Reagan, en el mes de noviembre, como la señal que marca el fin de la campaña de Washington por los derechos humanos, consideran, sin embargo, que la mejor etapa para luchar contra los liberales e izquierdistas en la zona es la de las últimas semanas de la Administración Carter.«Nadie puede asegurar qué política adoptará finalmente Reagan hacia la región centroamericana», aseguró una fuente guatemalteca, por eso «la idea consiste en ponerle ante hechos consumados. Esto significa también que Reagan debe quedar desvinculado del baño de sangre».
El intento más claro de conseguir este propósito ha tenido lugar en El Salvador, donde grupos paramilitares han provocado una escalada en sus asesinatos de militantes izquierdistas y donde empresarios y oficiales ultraderechistas del Ejército han renovado sus esfuerzos para echar del poder a los cinco miembros civiles y militares que componen la Junta de Gobierno.
Algo similar sucede en otras zonas de la región centroamericana. En Guatemala, el Ejército prepara una nueva ofensiva contra los insurgentes marxistas, que tienen una amplia trayectoria ascendente entre los campesinos indígenas. En Honduras y Costa Rica han sido desplegadas costosas campañas de propaganda de signo anticomunista a través de la radio y la televisión, dirigidas en ambos casos contra el Gobierno revolucionario de Nicaragua. Y también en Nicaragua, empresarios conservadores y grupos políticos se han movilizado para desafiar más abiertamente a la Junta sandinista.
«A menos que Reagan de pronto alguna idea sobre sus opiniones políticas hacia América Central, las cosas van a salirse de su cauce», dijo un diplomático norteamericano acreditado en el área. «Esta es una etapa verdaderamente peligrosa. En nombre de Reagan se están cometiendo muchas barbaridades que él nunca podría aprobar», agregó. En El Salvador, el asesinato, el martes pasado, de seis altos dirigentes del Frente Democrático Revolucionario -una alianza de grupos guerrilleros izquierdistas y disidentes no marxistas- parece haber sido orientado a boicotear los esfuerzos emprendidos por el presidente Carter para iniciar la discusión entre la Junta y la oposición izquierdista.
El Frente Democrático Revolucionario rechazó formalmente la propuesta de negociar con una Junta a la que atribuye el asesinato de 8.000 personas en lo que va de año. Pero los izquierdistas salvadoreños comenzaban, no obstante, la reconocer que habían perdido militarmente la posibilidad de tomar el poder y estarían ahora apoyando una salida política.
Fuentes de la oposición salvadoreña dijeron que esta era la razón por la cual Enrique Alvarez Córdova, presidente del MR, asesinado el martes pasado, volvió a San Salvador después de haber pasado varios meses en el extranjero. El había encabezado delegaciones de la oposición salvadoreña en las Naciones Unidas, en la Europa del Este y en países democráticos de América Latina, buscando apoyos políticos y financieros.
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