Un buque de la Armada holandesa busca en el Atlántico "nidos" para residuos radiactivos

Un buque oceanográfico de la armada holandesa, el Tydeman, realiza una investigación, que durará veinte años, en las profundidades marinas del este del Atlántico, concretamente en la zona oceánica comprendida entre el sur de Azores y el noroeste de las islas Canarias, con el fin de localizar nidos adecuados para la concentración de restos radiactivos, según ha podido saber EL PAIS.Esta investigación forma parte de un ambicioso programa iniciado hace varios años con la financiación de la Orgánización para la Cooperación del Desarrollo Económico (OCDE) de las Naciones Unidas, y ha aconsejado la exploración del área citada, por ser rica en sedimentos marinos y, por tanto, de inmejorables condiciones para la futura instalación de un cementerio, para residuos radiactivos. Estudios similares se están desarrollando por parte de científicos americanos y japoneses en las Antillas y el Pacífico, respectivamente. En medios especializados en biología se ha asegurado a este periódico que es muy posible que en zonas próximas a Canarias se estén depositando en la actualidad residuos radiactivos, bajo el paraguas de un tipo de investigación parecida a la del barco Tydeman. Buques oceanográficos ingleses y rusos vienen arribando con cierta frecuencia a los puertos canarios, sin que se conozca con exactitud el motivo de su paso.

El objetivo actual de los trabajos del Tydeman reside en obtener antes de veinte años una tecnología avanzada con vistas a sepultar en los fondos marinos los desechos radiactivos, una vez han resultado un fracaso las experiencias realizadas en tierra y aire.

Esta noticia, captada por los biólogos de la Universidad de La Laguna en una visita al barco científico holandés durante su estancia en el puerto de Tenerife antes de dirigirse a la citada zona de estudio, ha creado inquietud entre los especialistas universitarios, que se muestran preocupados por las repercusiones negativas de este proyecto en la flora y fauna marina de las islas, que constituyen un valioso conjunto biológico en el área macaronésica.

La visita del citado buque científico a Tenerife forma parte de su ruta anual entre las costas holandesas y Colombia. En la zona de Canarias a Azores, el buque realiza un barrido especial de muestras marinas situadas hasta 3.500 metros de profundidad, que posteriormente son procesadas a través de un moderno equipo de computadoras de precisa tecnología. Los científicos holandeses han elegido esta amplia zona por considerar que la existencia de un sedimento con un grosor de capa de hasta un kilómetro garantiza la posibilidad de sepultar cimientos de residuos radiactivos en su interior, lo que teóricamente eliminaría durante muchos miles de años los efectos expansivos del uranio hacia el exterior, según señaló B. J. Collette, jefe del departamento científico del Tydeman. Este programa de investigación fue supervisado en Tenerife por el doctor R. T. Schaüttenhelm, desplazado a tal fin desde Holanda.

El área elegida para la instalación del futuro cementerio de restos radiactivos ofrece como aliciente para los investigadores holandeses el hecho de no registrar fuertes corrientes marinas, lo que aumenta la seguridad de los silos de tales residuos. El uso de estos fondos marinos para el emplazamiento de tales cementerios de sustancias radiactivas, cuya noticia ha permanecido silenciada hasta el momento, ha sido motivo de contactos políticos para su exposición ante el Parlamento.