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Somoza, asesinado en su exilio de Paraguay

Un comando integrado por seis jóvenes acabó ayer, en Asunción, con la vida del ex presidente nicaragüense general Anastasio Somoza, tras alcanzar con un disparo de lanzagranadas el coche en el que viajaba, un Mercedes Benz de su propiedad. Los otros dos ocupantes del vehículo, su chófer, César Gallardo, y su asesor económico, Joseph Beittiner, fallecieron también en el acto. El atentado ocurrió a las 10.20 horas (15.20, hora de Madrid), en la avenida de España (prolongación de la avenida Francisco Franco) de la capital de Paraguay.La policía paraguaya ha montado un importante dispositivo para tratar de detener a los seis jóvenes que dieron muerte al ex presidente nicaragüense. Entre las medidas adoptadas para impedir su salida del país Figura la suspensión de todos los vuelos internacionales que tenían prevista su salida del aeropuerto de Asunción.

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Un millón de guaraníes (560.000 pesetas) ofrecen las autoridades a quien facilite información sobre los seis integrantes del comando.

Desde una casa deshabitada, situada a menos de un kilómetro de la residencia habitual del ex dictador, fue efectuado el disparo cuando el coche de Somoza pasaba por delante. Un primer proyectil, que había errado el blanco, no llegó a hacer explosión. El segundo alcanzó de lleno al Mercedes, que quedó totalmente destruido.

Mientras tres jóvenes manejaban el lanzagranadas desde la casa, otros tres disparaban ráfagas de metralleta desde una camioneta azul, marca Chevrolet, aparcada en las inmediaciones del lugar del atentado.

A consecuencia del impacto del segundo proyectil, el chófer salió disparado por los aires hasta una distancia de unos treinta metros. Somoza y sus guardaespaldas quedaron aprisionados entre los hierros. Los bomberos tuvieron que utilizar sopletes para cortar la chapa, a pesar de lo cual no pudieron extraer los cuerpos desfigurados. El cuerpo de Somoza había sido alcanzado por veinticinco balazos. El motor todavía siguió funcionando durante media hora, aproximadamente.

El Mercedes de Somoza iba seguido por un coche de escolta, cuyos ocupantes lograron efectuar varios disparos contra los miembros del comando, uno de los cuales fue, al parecer, alcanzado por una bala. No obstante, los seis lograron huir en la camioneta a través de la calle de América.

A unos quinientos metros asaltaron al conductor de una furgoneta de color plateado, marca Mitsubishi, con matrícula 61.915 de Asunción.

Su conductor era un arquitecto argentino apellidado Carbone. La pista de los seis jóvenes se perdió a partir de este momento. El Mitsubishi fue abandonado en el barrio residencial de Villa Nueva. En su interior quedaban tres metralletas con sus cargadores y otras tantas pelucas. Carbone declaró que los jóvenes tenían acento argentino.

Unos veinte minutos después del atentado se presentaban en la avenida de España el ministro del Interior, Sabino Montanaro, y el jefe de la policía, general Francisco Brites. Poco después llegaba también Dinorah Sampson, una de las mujeres con las que compartía su exilio el fallecido general. El propio ministro del Interior relató lo ocurrido a la señora Sampson, que gritaba: «Quiero verlo». El aspecto que ofrecía el coche le produjo un ataque de nervios que hizo necesaria la presencia de un médico.

Según las investigaciones realizadas por la policía paraguaya, la casa desde la que fueron realizados los disparos de lanzagranadas fue alquilada hace una semana por tres personas con acento argentino. Tal vez por esta razón, el Gobierno paraguayo ordenó ayer el cierre de su frontera con Argentina, para evitar la posible salida de los autores del atentado. En cualquier caso, la gran distancia existente desde Asunción hace poco probable que éste pueda ser el camino utilizado para su fuga por los seis integrantes del comando, al menos en las horas siguientes al atentado.

La policía paraguaya, que desactivó el primer proyectil, que no había llegado a explosionar, efectuó varias llamadas a la población para que diese pistas en torno a un joven que vestía un anorak azul y que estaba herido de bala. Estos son los únicos datos personales que habían trascendido ayer tarde sobre el muchacho que fue alcanzado en su huida por los disparos de la escolta de Somoza.

Amigos personales del ex presidente manifestaron tras el atentado que en las últimas semanas Anastasio Somoza había recibido numerosas amenazas de muerte, al parecer procedentes de grupos sandinistas, pero este extremo no ha podido ser comprobado.

En la planta alta de la casa que había sido alquilada por el comando fue encontrado un aparato de radio con el que, al parecer, interceptaban la frecuencia con la que el coche de Somoza se comunicaba con su equipo de seguridad.

El hijo de Somoza, Anastasio Somoza Portocarrero, fue avisado en Estados Unidos, donde se encontraba, de la muerte de su padre, y emprendió viaje inmediatamente para asistir a los funerales, cuya fecha no ha sido marcada todavía.

Júbilo sandinista

En Managua, el Frente Sandinista de Liberación Nacional hizo público un comunicado ayer por la tarde, sumándose «al regocijo nacional del pueblo de Sandino, que ve cumplido en esta heroica acción su deber y su anhelo de justicia y de vindicta popular contra quien fue el responsable del asesinato de más de 100.000 nicaragüenses y sumió a nuestro país en la miseria y en la ignominia».

Los habitantes de Managua lanzaron cohetes para demostrar su júbilo, mientras que en el vecino país de El Salvador un grupo armado desconocido tomaba la catedral de la capital para hacer sonar las campanas, poco después de que se conociera la noticia, a través de la radio.

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