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El golpe militar en Turquía

Los militares turcos prometen devolver el poder a largo plazo

Un golpe de Estado militar incruento derrocó, en la madrugada de ayer, al Gobierno minoritario conservador turco de Suleimán Demirel e instaló en el poder a un Consejo Nacional de Seguridad, presidido por el general Kenan Evren, 62 años, jefe del Estado Mayor, cuyo programa político a largo plazo consiste en restablecer «un sistema democrático parlamentario». Por el momento, los nuevos gobernantes proyectan elaborar una nueva ley electoral y una nueva Constitución y han detenido a más de un centenar de personalidades políticas, incluidos los líderes de los dos principales partidos.

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En Washington, donde el Departamento de Estado dio la primicia de la noticia, un portavoz gubernamental declaró que la Administración Carter «confiaba» en que los generales que se han hecho cargo del poder «cumplirán su palabra» y restablecerán la democracia.En Moscú, en cambio, la agencia Tass recalcó que el Departamento de Estado fue el primero en anunciar al mundo la noticia, y círculos oficiosos expresaron el temor de que Turquía se convierta aún más en un punto avanzado del sistema defensivo occidental.

Por último, en Bruselas, y a falta de reacción oficial de la OTAN, medios de la Alianza Atlántica expresaron su complacencia ante los acontecimientos turcos, y en ambientes de la CEE se pudo detectar un cierto alivio.

A las 3.45 de la madrugada de ayer, hora local -2.45 hora de Madrid-, carros de combate del Ejército turco ocuparon los puntos estratégicos de las principales ciudades del país, y media hora más tarde la radio nacional interrumpía sus emisiones para anunciar el cese del Gobierno presidido por Suleimán Demirel, la suspensión de las actividades políticas y sindicales, la procla macíón del estado de sitio en todo el territorio nacional y la creación de un Consejo Nacional de Seguridad que asumía el poder. Los militares aseguraron en su proclama haber dado el golpe «para evitar una guerra civil».

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Tranquilidad en Ankara tras el golpe de Estado

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Inmediatamente después, y según fuentes oficiales, 118 políticos, altos funcionarios y sindicalistas, fueron puestos «bajo la protección del Ejército», es decir, detenidos, en las ciudades de Estambul y Ankara. Entre los detenidos figuran el propio Suleiman Demirel, ex jefe del Gobierno y líder del Partido de la Justicia, y Bulent Ecevit, líder del principal partido de la oposición, el Partido de la República (socialdemócrata).

A pesar de la aplicación del toque de queda, y aunque las calles céntricas de Ankara tenían un aspecto desértico -sólo patrullas militares circulaban en el centro-, los habitantes de los barrios populares se habían echado a la calle y conversaban pacíficamente con los soldados o hacían cola ante las panaderías, únicos establecimientos comerciales que permanecían abiertos. La Embajada de EE UU era la más protegida de las sedes diplomáticas extranjeras.

El general Kenan Evren, artífice del golpe y presidente del Consejo Nacional de Seguridad, anunció a mediodía de ayer, en su primer discurso al país, la redacción de una nueva Constitución, de una nueva ley Electoral, la formación de un Consejo de Ministros que ejercerá el poder ejecutivo, la redacción y el restablecimiento de un régimen democrático, ya que «las fuerzas armadas turcas han demostrado en varias ocasiones su apego al sistema parlamentario».

El nuevo «hombre fuerte» de Turquía, que es también jefe del Estado Mayor, dejó bien claro que las reformas electorales y constitucionales sólo permitirán el funcionamiento de «partidos dignos de la sociedad turca, que impidan que el sistema democrático parlamentario degenere y quede bloqueado como ha ocurrido actualmente».

En su discurso- programa, el general Kenan Evren, hombre de marcada ideología atlantista, tras criticar duramente a los parlamentarios del Gobierno y de la oposición por su «irresponsabilidad» y pasividad, prometió que las fuerzas armadas «entregarán la administración del país a un régimen democrático basado en los principios de laicismo y derecho ( ... ), que favorezca las libertades, otorgue una gran importancia a la paz, la seguridad y el bienestar del individuo y de la sociedad, capaz de poner en práctica la justicia social, conceda la prioridad a la solidaridad nacional y respete los derechos y libertades del hombre».

El tercer golpe de Estado desde la creación de la república turca, en 1924, fue precedido de una serie de advertencias de los militares a los civiles, como la carta del general Kenan Evren dirigida en enero al jefe del Estado pidiéndole una lucha inmediata y eficaz contra el terrorismo. Por última vez, el 30 de agosto pasado, el general Kenan Evren solicitó el fortalecimiento de las atribuciones de las autoridades militares responsables de la ley marcial encargadas de combatir el terrorismo.

El escaso eco de las palabras del principal portavoz militar entre la clase política y el balance de 2.500 muertos a causa del terrorismo de derechas o de izquierdas durante los nueve primeros meses de 1980 -en los diez primeros días de septiembre se registraron doscientos asesinatos-, así como el grave deterioro de la situación éconómica acabó por decidir a los rnilitares turcos a pasar a la acción.

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