El hijo de Juan Lechín admite la posibilidad de que su padre fuera drogado
«Las declaraciones del compañero Lechín Oquendo sólo pueden explicarse de dos formas. O bien con él han utilizado drogas como el pentotal, cuyo uso no sabe descartar por parte del Ejército, o bien que en mi país se esté produciendo ahora una matanza de proporciones enormes, por lo que él haya querido evitar con su manifestaciones mandar al pueblo boliviano al matadero, puesto que está desarmado», dijo esta madrugada en Madrid Juan Claudio Lechín Weise, de veinticuatro años, hijo único del máximo dirigente obrero boliviano en poder de los militares golpistas.«Por la información que tengo», manifestó Lechín Weise a EL PAIS, «mi padre ha sido muy golpeado y se encuentra magullado, pero no es en absoluto pensable que se haya plegado a la tortura. Desde 1944 en que fue elegido secretario ejecutivo de la Federación Minera, todos los golpes militares han enfocado su represión hacia la Central Obrera Boliviana, que preside, y hacia él mismo».
Para el joven Lechín, estudiante de Economía y secretario de relaciones internacional del Partido Revolucionario de la Izquierda Nacional, «si comprobásemos que las declaraciones de mi padre se han realizado bajo los efectos del pentotal, obviamente no tendrían validez alguna».
"Quiero destacar", dice Juan Claudio Lechín, «que días atrás el general García Meza había dicho textualmente que todos los viejos líderes tendrían que ser eliminados para salvar el país". Concretamente, de Marcelo Quiroga Santacruz, García Meza anunció que "personalmente, algún día le ajustaré las cuentas como hombre"».
En su opinión, «la influencia argentina en el golpe ha sido determinante».
«Lo que ha sucedido y está sucediendo en mi país únicamente es comparable a la ocupación nazi de Europa. El Ejército está utilizando armas propias de la guerra convencional para aplastar la resistencia popular contra el golpe, y el pueblo boliviano se encuentra armado sólo con su heroísmo y su civilidad», agregó Juan Claudio Lechín, que destacó asimismo «la coordinación represiva de los diferentes regímenes militares del Cono Sur de América Latina, que velan en el proceso democrático boliviano un peligroso ejemplo ».
La posibilidad de una guerra civil es descartada por este joven dirigente del PRIN. «Una guerra civil se daría únicamente si sectores del Ejército boliviano se opusieran frontalmente al golpe, pero las fuerzas armadas de mi país constituyen un bloque tremendamente monolítico. En 1952 hubo un alzamiento popular contra el Ejército y de ahí nace la psicología militar de odio hacia el pueblo ».
En cuanto al número de víctimas registradas durante el reciente golpe, Juan Claudio Lechín establece que «se baraja la cifra de setecientos muertos en La Paz, pero ni ahora ni nunca se sabrá la cifra exacta de víctimas en las minas o en el campo. Durante matanzas anteriores, el Ejército acostumbró a abrir fosas comunes para "los muertos, que enterraba velozmente »
«De estabilizarse el régimen militar», concluye, «regresaré a Bolivia para pelear contra este atentado a la voluntad democrática de mi pueblo».
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