Schmidt vuelve a criticar la falta de entendimiento entre EE UU y la URSS

Por segunda vez en seis días, el canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Schmidt, ha lamentado la falta de una estrategia en las dos superpotencias mundiales para superar crisis internacionales como la actual, y ha repetido que, aun manteniéndose la plena fidelidad de la RFA a los compromisos contraídos en el seno de la Alianza Atlántica, no debe interpretarse la solidaridad con Estados Unidos como «aceptación sin rechistar de decisiones que ya han determinado otros».En Vísperas de que los ministros de Asuntos Exteriores de las comunidades europeas decidan en Luxemburgo si deben aplicarse o no sanciones a Irán, el jefe del Gobierno de Bonn ha recalcado, en una jornada sobre temas de seguridad, organizada por su partido (el socialdemócrata) y a la que han asistido numerosos embajadores extranjeros, que «el Este y el Oeste se encuentran en estos momentos en peligro de verse impulsados a un conflicto armado que no desean», afirmación esta que ya formuló la semana pasada al comparar las actuales circunstancias políticas con las que precedieron a la primera guerra mundial. Esta observación del canciller provocó una amplia reacción interior y exterior a la RFA. Para Schmidt, hoy se repiten muchas de aquellas circunstancias de 1914. El jefe del Gobierno se ha manifestado también partidario de que los occidentales aprovechen para negociar con el Este los márgenes temporales que preveía el acuerdo de la OTAN sobre establecimiento de misiles nucleares de mediano alcance en Europa occidental. Una posición similar defendió el pasado fin de semana, en un mitin electoral, el ministro de Asuntos Exteriores, Hans Dietrich Genscher. Para Genscher, los tres años que faltan hasta que se instalen en Europa los primeros misiles occidentales deberían aprovecharse para negociar, pero no para que los soviéticos aumenten sus efectivos».

Sobre la crisis de Irán, los ministros alemanes de Economía y de Exteriores, ambos liberales, se inclinan porque la RFA decida sus propias sanciones en solitario, si no se lograse un acuerdo en Luxemburgo.