Homenaje de los artistas plásticos al doctor Marañón
«Yo os convoco a recapacitar sobre el hombre de hoy, el ser humano que por varias razones se nos escapa», manifestó ayer el escultor y académico Pablo Serrano durante la inauguración de un homenaje al doctor Marañón, en la galería Rayuela, que, con motivo de cumplirse hoy veinte años de su muerte, ha organizado una exposición con obras de artistas plásticos sobre el gran humanista.José Caballero, Canogar, Chillida, Farreras, Guinovart, Miró, Mompó, Palazuelo, Serrano, Saura, Sempere, Tápies, Tomer y Zobel son algunos de estos artistas contemporáneos que concurren al homenaje con sus obras, la mayoría recientes, convocados por el nombre de Gregorio Marañón.
Pablo Serrano señaló en el acto que estamos en el camino hacia un encuentro entre la tecnología y el humanismo. «Las 450 clasificaciones recogidas para denominar los movimientos del arte actual en el diccionario de Vicente Aguilera Cerni», dijo, «de cincuenta años a esta parte, nos resultan bien pocas. ¿Qué vamos a pensar de este vértigo en esos pocos años que vivimos y referidos a los millones de existencia del ser rectilíneo, el homo sapiens?»
Se refirió también a la «agresividad que por desgaste o por permanentes cambios nos pertenece hoy como un estigma», llamando a «una buena administración de nuestra agresividad hacia fines justos».
Evocó Pablo Serrano después la figura de Marañón, «amigo del arte y de los artistas», «excepcional médico y ensayista». «Marañón», dijo, «creyó en el hombre hechura de Dios que lucha para despegarse de su barro, aunque para ello, como él decía, precise descender a la cueva oscura de los instintos, rajar la carne, esclava de las fuerzas naturales.»
Previamente, Pablo Serrano había recordado el día en que le conoció, poco antes de su grave enfermedad, y había aludido a muchas facetas de su personalidad y de su obra, su espíritu liberal, interés humanista, «un hombre», manifestó, «con ansiedad permanente de conocimiento, de entrañar y desentrañar el don de la justicia, el don de la verdad, construyéndose a sí mismo como un arquitecto en el trabajo diario de todos los días».
Babelia
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