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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Peces y naranjas

De nuevo ha aflorado con grandes titulares en la prensa nacional el tema de la pesca en aguas marroquíes, relacionándolo con la petición de paso de bienes y mercancías de aquel país por territorio español.Realmente el sector de la pesca tiene bien montadas sus relaciones públicas y estudiada una campaña, a cuyo director, por estas líneas, felicitamos por su buen montaje.

Como ha dicho una distinguida periodista, las partes en litigio, según aparece en numerosas notas de prensa, son como si detrás de los pescadores no hubiera armadores y delante de los exportadores no hubiera agricultores; y nosotros añadimos que esta subvencionada campaña debía dirigirse contra quien no ha sabido negociar los acuerdos de pesca y llegar a un acuerdo que solucione de una vez los problemas de la misma.

Detrás y delante de los hombres del mar de nuestras provincias canarias y de nuestras provincias andaluzas hay potentes sociedades de armadores de pesca, y si no, que nos digan qué otra cosa son las grandes navieras conocidas. Por el contrario, delante y detrás de los cítricos hay más de cuatrocientos mil trabajadores, es decir, unas cien mil familias, que viven de la naranja y de sus alrededores (transportistas, materialistas, etcétera), y una sociedad exportadora en grave crisis, en su enorme mayoría, pequeñas y medianas empresas y entidades cooperativas, con alguna sociedad más importante, pero siempre de mucha menos potencia que las compañías armadoras españolas.

Hemos dicho hasta la saciedad que deseamos una satisfactoria solución en el tema pesquero con Marruecos, y opinamos que si algo, a la vista de las informaciones que circulan, lo ha impedido, han sido motivos políticos (Sahara), como sabe todo el mundo, y también los problemas sobre el volumen de las capturas.

Cuando el señor ministro Sánchez Terán habla de que se está llegando a soluciones en este contencioso de la pesca, tenemos que sonreír, cuando vemos que lo que él llama solución no son más que parches, es decir, prórrogas, puesto que el Parlamento marroquí, a quien en definitiva le corresponde sancionar el acuerdo pesquero, ni siquiera lo ha estudíado y considerado.

Pretender, a estas alturas, que la única solución es que previamente, o al mismo tiempo, se autorice el tránsito de bienes y mercancías de Marruecos por territorio español es, como se dice en términos taurinos -que sí conoce bien el salmantino señor Sánchez Terán-, una larga cambiada.

Insistimos en que el contencioso de la pesca no tiene la menor relación con el contencioso del transporte de mercancías y únicamente una grave torpeza negociadora ha logrado mezclarlos a ambos. Lo que fue una simple petición personal del titular de transportes marroquí, al ser aceptado, con total falta de visión negociadora, por parte española, ha hecho confundir a sectores y a temas que nunca debieron ser involucrados y que deben tener su solución dentro de la actuación de cada sector y en sus respectivas esferas de competencia.

Lamentamos, de otro lado, la extraordinaria ligereza y el absoluto desconocimiento con el que se ha hablado, por unas llamadas fuentes bien informadas, como dice Europa Press, de tonelaje, de transporte, de pequeñas incidencias, etcétera, cuando la verdad es que el tema es muy complejo y debe ser resuelto entre los departamentos que conocen lo que es el comercio exterior y también por aproximaciones y contactos entre los sectores profesionales de las producciones agrarias, a quienes afecta, en nuestro caso concreto, al sector citrícola marroquí y español.

Lo que será posible si conseguimos superar los contenciosos, dado que entre Marruecos y España existen vínculos antiguos, somos países amigos y vecinos y estamos obligados a entendernos.

Métanse, por tanto, en su tema, el ministro de Transportes, los armadores y el sector de la pesca en general, y nosotros nos ocuparemos del nuestro.

Para ello hemos expuesto con detalle a los ministros económicos, que conocen lo que es el comercio exterior, de cuál es el verdadero problema que nos desvela, y ellos han comprendido la gravedad que representa para nuestro sector una posible autorización, sin contrapartidas, es decir, sin haber logrado la eliminación de la discriminación arancelaria que nuestros productos sufren en su entrada a los mercados de la CEE.

Nuestro tema, el de los cítricos y otros productos hortofrutícolas, no solamente afecta a Marruecos y a España, sino también a la propia CEE, de ahí que no se trate de un contencioso bilateral, sino más amplio, y, por descontado, no puede ser tratado con ligereza y debilidad.

Es inadmisible negar en televisión la existencia de cláusulas secretas, que maldito si nos importa, para acabar por decir que el acuerdo ha sido firmado sin contrapartidas.

Exigimos, por tanto, un total replanteamiento con Marruecos del tema.

Y, de otro lado, tendremos que plantear conversaciones a nivel adecuado sobre el contencioso del transporte de mercancías y bienes, para darle unas soluciones que tienen que llegar con la participación incluida de la propia CEE.

De nada valdría firmar un acuerdo para que produzca nada más una serie de incidencias, aumentando las ya existentes en el tráfico terrestre actual español, como está sucediendo, sin ir más lejos, con los envíos de productos hortícolas nuestros a países de la CEE, promovidos por piquetes al cruzar la frontera española y atravesar el departamento francés de los Pirineos Orientales.

El acuerdo debe firmarse con la debida garantía, para que tenga larga vida y no cree problemas inmediatos, que pueden, de hecho, anularlo.

Es notorio que el tema de la pesca es totalmente ajeno al tema de los cítricos; su concatenación puede ser, simplemente una torpeza, pero puede ser también -lo que sería más grave- el deseo de esquivar un fracaso, al trasladarlo a un sector ajeno, tratando de hacerle responsable de actuaciones a las que, naturalmente, hemos sido ajenos.

Nuestro sector está muy gravemente descapitalizado, ha sufrido perjuicios notorios, ha sido el más gravemente afectado por la no adhesión de España, en los comienzos de la CEE, por motivos políticos, y no puede encima cargar con temas que no nos son propios.

Alguien, muy inteligentemente, ha dicho que en política una torpeza puede ser más grave que un delito , y esto es lo que hay en el fondo.

Julio de Miguel es presidente del Comité de Cítricos.

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