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Clausura de la II Bienal de Arte de Oviedo

Con la clausura de la II Bienal Nacional de Arte Ciudad de Oviedo, que en solo dos convocatorias ha conseguido constituirse en una de las primeras de España, según manifestaron repetidamente distintas personalidades de las artes plásticas, se abre de nuevo la incertidumbre que estuvo a punto de dar al traste con la presente convocatoria, realizada al fin con un año de retraso: ¿debe o no debe celebrarse la exposición en el Museo Provincial de Bellas Artes -antiguo palacio de Velarde-, de Oviedo? ¿Puede perjudicar la bienal al museo?

El director de la Bienal, Evaristo Arce, manifestó a EL PAÍS que «lo sensato sería aprovechar las instalaciones del museo cada dos años, con lo cual se dinamizaría su actividad interna y se proyectaría su contenido a la sociedad de una forma viva y dinámica. Hay quien sostiene que Oviedo necesita un museo de Arte Contemporáneo, y ciertamente tal necesidad existe, pero es preciso reconocer que su creación no es fácil y que funcional y económicamente lo aconsejable es aprovechar al máximo el actual museo. A mí me parece que desaprovechar la infraestructura organizativa creada en torno a la Bienal sería un signo más de empobrecimiento cultural, uno más de los muchos que en los últimos años ha padecido Asturias y particularmente Oviedo».La II Bienal de Arte Ciudad de Oviedo se ha constituido, pese a todas las polémicas suscitadas, en un hecho cultural de primera magnitud, cuya repercusión pública patentizaron diariamente miles de personas que, acudieron al palacio de Velarde para contemplar las obras seleccionadas: los casi 15.000 escolares que asistieron en grupos y el numeroso público que participó en el resto de los actos desarrollados: conferencias, semana del libro, jornadas de cine... La Bienal ha conseguido dar satisfacción a su doble propósito, informativo y pedagógico, en torno a la creación plástica de los artistas españoles contemporáneos. Pese a ello, su futuro no parece asegurado, ni siquiera por las instituciones responsables de su órganización. La II Bienal se celebró debido a la presión social, al cabo de una serie de aplazamientos y dificultades que retrasaron un año la convocatoria. El Ayuntamiento de Oviedo que había tomado el acuerdo de traspasar la responsabilidad de la or ganización al centro provincial de Bellas Artes, se vio obligado a reasumir su propia iniciativa, reservándose la fundación pública de dicho centro el patrocinio, con un presupuesto de dos millones de pesetas. Se llegó a esta situación después de que todas las fuerzas culturales y políticas de la región se reunieran en el AyunItamiento y dieran por unanimidad su asentimiento a la continuidad de la manifestación cultural. Cuando ya todo parecía resuelto, surgió la disputa sobre si la Bienal debía celebrarse en el Museo Provincial de Bellas Artes, sin limitación de espacio, o utilizar solamente una o dos salas. El acuerdo final de disponer de las dos salas de las plantas primera y tercera cerró la polémica por este año, pero promete abrirla virulentamente para 1981. Este camino erizado de obstáculos inspiró un cuadro al pintor Ramón Rodríguez, que estuvo expuesto en el museo, en el que algunos responsables del centro provincial de Bellas Artes y del museo aparecen representados como camaleones, napoleones, monigotes, angelotes de carnaval y topos.

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