Amador: "Mi escultura está entre la lógica y el azar, no en una imagen"
El artista expone su obra en Madrid
El logro del máximo equilibrio entre espacio y volumen es la aspiración fundamental que expresa la última producción de Amador, actualmente expuesta en el centro Kandinsky, de Madrid. Un conjunto de aproximadamente veinte elementos que materializa el resultado de seis años de trabajo que el escultor asturiano ha dedicado a reflexionar en torno al cubo como unidad elemental de un sistema lógico de concepción plástica que encuentra su apoyo e inspiración en el tetraktys, símbolo pitagórico que representa la perfección del número cuatro, consumación de la dualidad que, en un juego de combinaciones infinitas, recupera al fin su identidad original. «Hoy», dice Amador, «mi escultura está entre la lógica y el azar.»
«No creo en una escultura definitiva. La indagación escultórica debe estar abierta a todas las posibilidades. Si no, corre el peligro, de nacer ya muerta», afirma Amador. Después de atravesar una etapa conocida como escultura redonda" «de obsesión por el vacío que no tiene nada que ver con la distribución del espacio», esta preocupación por lo cúbico y poliédrico -estructuras más simples y primitivas que el volumen esférico- parece contradecir la lógica interna que siempre ha caracterizado su obra.«Efectivamente, existe una aparente contradicción con respecto a mi anterior trayectoria: una contradicción, por otra parte, típica de conducta en la vida normal. Pero la exploración en torno al cubo no supone un abandono definitivo e la esfera. Lo más probable es que insista sobre ella o que intente desarrollar una síntesis que ya se intuye en una de las obras que presenté en la Bienal de 1970: un cubo, fragmentado que deja ver una esfera en su interior.»
El fundamento matemático y pitagórico que rige la estética de Amador -«Ya no se busca en el arte una imagen, sino una lógica o el sentido del azar»- podría llevar a calificarlo como un escultor culto y a pensar en su obra como en una escultura esotérica, pero él se apresura a negar estos supuestos. «Ninguna de mis esculturas es la representación plástica de una fórmula. Los números son para mí un punto de partida, un módulo significativo que me proporciona unas referencias mínimas de las que sólo podría prescindir si hiciera arte naif. Pero mis conocimientos de matemáticas son las nociones elementales de la escuela y siempre prefiero sacrificar los planteamientos rígidos al resultado plástico. »En la plenitud creativa de la madurez, a sus 53 años, Amador ha merecido el reconocimiento de su obra, expuesta permanentemente en una docena de museos nacionales y extranjeros y exhibida en múltiples certámenes artísticos y exposiciones individuales colectivas. «Como uno de sus principales protagonistas, ¿cuál es su visión de la escultura española contemporánea?»
«Hoy ya no es posible hacer planteamientos a nivel nacional. La comunicación, los intercambios son tan intensos, al menos en el campo artístico, que existe una universalidad fácil de apreciar en las vanguardias de todo el mundo occidental. Una serie de coincidencias en la orientación de las investigaciones, una especie de perspectiva global o caldo de cultivo común, tanto en la escultura como en la arquitectura o la pintura.»
«En cuanto a los escultores españoles nunca hubo un grupo de artistas tan notables como los que han surgido tras Julio González o Gargallo, ambos contemporáneos de Picasso, que, por cierto, tuvo el acierto de aplicar a la pintura los principales hallazgos de éstos. Los dos vivieron y murieron de hambre en París. »
«Que los grandes premios de las últimas bienales fueran concedidos a españoles demuestra que la escultura vive un buen momento en nuestro país, aunque aquí parece que no existe constancia ni conciencia de ello. Es cierto que todos los campos del arte sufren problemas de marginación, pero en el caso de la escultura la ignorancia y el olvido se acentúan. Basta pensar en los escasísimos monumentos públicos que se han levantado desde la época de Benlliure. »
Babelia
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