Se publica una edición facsímil de "La ilustración Gallega y Asturiana"
Ayer fue presentado a la prensa en Oviedo el primer tomo de la edición facsimilar de la Ilustración gallega y asturiana, coincidiendo con el centenario de su publicación. Entre 1879 y 1881 fue una revista artística y literaria que recogía también una amplísima información sobre los temas sociales del noroeste hispánico. La iniciativa de su edición facsimilar corresponde al editor asturiano Silverio Cañada. La obra consta de tres tomos de 39,5 X 28,5 centímetros y un peso de casi cuatro kilogramos cada uno.
Según José Filgueira Valverde, La Ilustración... no fue órgano de ningún sector político y puso su acento en los temas culturales, prefiriendo inicialmente la creación estética, la historia y la biografía, dando asimismo cabida a las gacetillas con síntesis de la vida local. No tuvo carácter exclusivamente artístico y literario en la sección de las cuestiones tratadas por sus colaboradores, pues fue muy intensa su contribución a los temas sociales, financieros, de «fomento», estadísticos, industriales, geográficos... Los emigrantes y sus comunidades fueron objeto de análisis y de insistentes campañas. La aportación al cultivo del idioma gallego fue selecta. Entre los colaboradores gallegos de la revista se encuentran poetas como Rosalía de Castro, Pondal, Curros, Aureliano J. Pereira, Placer y Poada. Marcial Valladares publicó en la revista la primera novela en gallego, Maxina ou a filla espuerea. La aportación del bable fue también interesante con poesías de Acebal, Cuesta y Flórez. Al contrario de la primera Ilustración de Galicia y Asturias, que no admitía la publicación de la poesía en castellano, la nueva Ilustración dio acogida a poemas de Campoamor, Nicanor Rey, Salgado, San Julián, Aramburu, Leopoldo Alas (Clarín), Campodrón, Pérez Varela, Vital Aza y Vicenti.En el aspecto gráfico, la revista de la España noroccidental competía con las mejores ilustraciones de entonces. Sus páginas constituyen el mejor reflejo de la pintura y la escultura de la época. Los dibujos de monumentos, vistas de ciudades y detalles pintorescos son muy valiosos para conocer el estado de los edificios y parajes de entonces y para la reconstrucción de los ya desaparecidos. El prologuista de la edición facsimilar, José Filgueira, afirma que los lectores gallegos y asturianos «se miraban» en La Ilustración, tanto en el sentido de verla con ufanía como en el de sentirse identificados con ella.
Babelia
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