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Aumentan las expectativas sobre una "crisis de los misiles" en Europa

En la segunda mitad de noviembre visitará Bonn el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko, en un momento en el que crece por días la expectativa sobre una nueva «crisis de los misiles», esta vez en suelo europeo. A medida que se aproxima la conferencia decisoria de la OTAN en diciembre, sobre la instalación de nuevos cohetes atómicos de alcance medio en los países aliados europeos -en Dinamarca existen discrepancias en el Gobierno formado ayer por el socialdemócra Joergensen- crecen las prisas en Moscú por lograr una respuesta clara de Bonn, Londres y Washington a las propuestas del secretario general del PC soviético, Leónidas Brejnev.

El portavoz del Gobierno de Bonn ha contestado, en relación con un largo artículo publicado en Pravda por el ministro de Defensa soviético, mariscal Dimitri Ustinov, que el Gobierno de la RFA «no escamotea una respuesta ni a la oferta formulada por Brejnev en Berlín a mediados de mes, en materia de desarme y retirada de tropas, ni a la carta enviada posteriormente por el propio Brejnev a Schinidt y otros jefes de Gobierno de Europa occidental. Esta era precisamente la atribución principal del artículo del ministro Ustinov. Por ahora, no se ha detectado reacción alguna entre los destinatarios, como no sea el compromiso expreso de elaborar una respuesta conjunta de los países europeos de la OTAN. Ustinov, que mezcla alarma, amenaza e ironía en su artículo, señala que «desde hace algún tiempo se mantiene viva en Estados Unidos la discusión sobre la viabilidad de una intervención preventiva en determinadas circunstancias», a lo que, de darse nuevos pasos preparatorios, «seguiría inevitablemente un contragolpe». La «manera extremadamente dura», según un diario, con que esta vez Moscú ha formulado de nuevo sus advertencias, para el caso en que se adopte «la decisión más importante de la OTAN en sus treinta años de existencia» (Die Welt), desatendiendo la oferta desmilitarizadora de Brejnev, se une como factor de inquietud a la falta de signos por parte occidental de buscar efectivamente el desarme. Frente a la superioridad del bloque oriental en el sector de carros de combate, la RFA busca ahora superar la cantidad con la calidad. El jueves se entregó a las fuerzas armadas alemanas el primer blindado de la serie Leopard II, el tanque más sofisticado de cuantos se han producido hasta ahora, y el primero de una serie de 1.800 destinados a la Bundeswehr. Sus cañones pueden perforar un objetivo blindado situado a cuatro kilómetros de distancia.Un grupo de más de cien militares de la propia Bundeswehr ve el peligro que se avecina si, a partir de las próximas semanas, la OTAN da un paso hacia la modernización del arsenal de misiles nucleares que posee en Europa, y, por añadidura, no se interrumpe la carrera armamentista en otros órdenes. Estos oficiales, informó ayer el diario berlinés Die Neve, de izquierdas, han remitido al ministro de Defensa un memorándum en el que ven en el estacionamiento de los nuevos misiles, «un peligro para la política de paz y distensión entre el Este y el Oeste». «En esta situación», añade, «nosotros, soldados de todas las armas dentro de la Bundeswehr, consideramos nuestro deber elevar una protesta contra la política de constante rearme de la OTAN, que vemos peligrosa e inadmisible también desde el punto de vista militar. Quince gramos de dinamita son suficientes para matar a un hombre. Y, sin embargo, hoy por cada ciudadano de Europa central hay acumuladas sesenta toneladas de sustancias mortíferas altamente explosivas.» En su escrito, este centenar de militares se solidariza con el general Bastian, atacado meses atrás por la derecha parlamentaria, por haber calificado la política militar soviética, de puramente defensiva.

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