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Insubordinación del cuerpo de ejército argentino con base en Córdoba

El comandante en jefe del Ejército argentino, general Roberto Viola, destituyó a primeras horas de ayer al general Luciano Benjamín Menéndez, jefe del tercer cuerpo de ejército en Córdoba, a quien se acusa de insubordinación.

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Horas antes de que el alto mando del Ejército argentino tomase esta decisión, el general Menéndez envió un mensaje a Buenos Aires en el que se pedía la destitución del general Viola, a quien acusó de: 1) Caer en personalismos, dejando de lado el sentir del Ejército. 2) No cumplir la promesa de erradicar la subversión y dejar paso franco al resurgimiento del marxismo en el país. 3) Estas acciones desvirtúan, siempre según el mensaje de Menéndez, las razones que impulsaron a los militantes a iniciar el proceso político que comenzó el 24 de marzo de 1976 con el golpe de Estado que derrocó a María Estela Martínez de Perón.A continuación, Menéndez hacía único responsable de esta situación a su superior Viola y solicitaba su renuncia inmediata del cargo.

Poco después de conocerse la destitución de Menéndez, significativo elemento de la línea más dura del Ejército, él mismo hizo público un documento en el que «no acataba» la decisión del alto mando del Ejército.

Las noticias llegadas respecto a la insubordinación del tercer cuerpo de ejército hablaban de que Menéndez y el segundo comandante, general Alberto Maradona, también destituido, estaban vigilados por fuerzas paracaidistas en la escuela militar General Paz, en Córdoba, donde instalaron su cuartel general. Otras noticias se refieren a que la situación en las armas de Aviación y Marina es absolutamente normal y sus respectivos jefes se limitan a contemplar el desarrollo de esta disputa entre dos militares señalados por sus discrepancias de orden político.

A últimas horas de la tarde de ayer se desconocían las posiciones adoptadas por el resto de los comandantes en jefe de los restantes cuerpos del Ejército, salvo el del general Omar Sagrista, de Bahía Blanca, que alertó a todas sus tropas en caso de tener que sofocar una eventual revuelta protagonizada por el general Menéndez.

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Por su parte, Viola envió a Córdoba a dos emisarios, los generales Juan Manuel Bavón y Arturo Centeno, para intentar disuadir a Menéndez y Maradona que depongan su actitud y admitan las directrices del mando supremo del Ejército.

El general José Vaquero se hizo cargo del tercer cuerpo de ejército en Córdoba, mientras Menéndez y Maradona permanecían encerrados en el liceo General Paz. Vaquero se trasladó a Córdoba desde Bahía Blanca, cuyo quinto cuerpo de ejército había dirigido hasta ayer.

Poco después de esta toma de posesión, Menéndez y Maradona consiguieron evadirse del liceo General Paz y trasladar su cuartel general a una gendarmería situada a ochenta kilómetros de Córdoba.

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