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La Unión Soviética retrasó el anuncio de las negociaciones

Tras dieciocho horas de silencio, la agencia soviética Tass anunció ayer el acuerdo de principio alcanzado con Estados Unidos en las negociaciones para un segundo acuerdo sobre limitación de armas estratégicas (SALT II). La agencia difundió ayer una escueta información, sin comentario alguno, fechada en Washington. El Gobierno de la Unión Soviética, a la hora de cerrar esta edición, no había emitido comunicado alguno. No obstante, el acuerdo es interpretado en medios de Moscú como la culminación de la carrera política de Leonidas Brejnev. Tanto la noticia difundída por Tass como la emitida por la radio soviética señalan que el presidente Jimmy Carter puso de manifiesto, después de que fuese anunciado por Vance el acuerdo de principio la noche del miércoles, la necesidad de «reforzar el potencial norteamericano y el de la Organización del Atlántico Norte (OTAN)».

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En los medios diplomáticos occidentales ha causado sorpresa esta reserva de las autoridades soviéticas respecto al acuerdo alcanzado. Según los observadores, esta actitud se debería a una postura de prudente espera por parte de Moscú, hasta que se concrete la fecha en que Jimmy Carter y Leonidas Brejnev rubriquen el acuerdo SALT II y, sobre todo, de que el Senado norteamericano lo ratifique.

No obstante, la conclusión del acuerdo constituye, sin duda, un éxito psicológico para los dirigentes soviéticos y, en primeí lugar, para Brejnev, para quien el SALT II supone la culminación de su carrera política, aunque el líder soviético ha tenido siempre buen cuidado de asociar en este triunfo a sus camaradas de la dirección y a los negociadores militares.

Sin embargo, las negociaciones, comenzadas hace diez años con el SALT I, languidecían y había llegado el momento de concluirlas, tanto por razones políticas como biológicas (el estado de salud de Brejnev deja bastante que desear).

Desde el acuerdo alcanzado en VIadivostok, en 1974, por Brejnev y el entonces presidente norteamericano, Gerald Ford, sobre el principio de una segunda negociación SALT, las conversaciones entre los dos países han sufrido altibajos.

Según Moscú, los aplazamientos que ha sufrido la negociación han sido provocados por las indecisiones del presidente Carter, las influencias contradictorias que operan dentro de su equipo, así como el ascenso de la influencia de los halcones en la Administración norteamericana, y los intentos de injerencias en los asuntos internos de los parses socialistas, bajo pretexto de la defensa de los derechos humanos.

Resulta muy difícil juzgar si el acuerdo SALT II supone un éxito diplomático para la Unión Soviética. En cualquier caso, el propio Brejnev reconoció ante sus electores que se había visto obligado a hacer concesiones: «Naturalmente, desde nuestro punto de vista, el acuerdo podría haber sido mejor», afirmó el 2 de marzo durante las elecciones para el Presidium. «Algunos de sus aspectos no corresponden a nuestros deseos, pero se trata de un compromiso razonable que tiene en cuenta los compromisos de las dos partes. »

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