Tres botellas de jerez, adjudicadas en 42.000 pesetas

En 42.000 pesetas se cotizó el jueves pasado en Madrid un lote integrado por tres botellas dedicadas a Su Majestad Alfonso XII, pertenecientes al Real Tesoro-Jerez y que habían entrado en cava en 1921 y 1927. La comprá se llevó a cabo en el curso de una subasta patrocinada por la entidad Vinoselección, en la que se expusieron a la venta 124 lotes de botellas de las más variadas cosechas y edades.«Hemos querido introducir una forma de ventas -declaran los promotores de la subasta- poco usual hasta ahora, forma, sin embargo, que está bien difundida en otros países, en particular en Inglaterra, Francia y Estados Unidos. El objeto no es imitar, por puro esnobismo, lo que se hace en el extranjero. Estamos convencidos de que es necesario abrir nuevos caminos, dar alas al mundo del vino y permitir a los aficionados, a los más expertos y a los que quieran serlo, encontrar aquella cosecha rara que iban buscando, aquella botella que completa su colección, aquel chateau que también figurará en su bodega. »

En el transcurso de la subasta fueron mostrados al público asistente «vinos raros y maravillosos» de Rioja, Vega Sicilia, Jerez; así como Añadas especiales y reservas de renombre; Premières crus y otros crus classés de Bordeaux, Bourgogne y Chateauneuf du pape. También fueron puestas a la venta piezas de coleccionista y botellas para ocasiones nobles.

Pero no sólo fue el lote mencionado al comienzo de esta información el que alcanzó una alta puja. Otro lote, esta vez integrado por otras cuatro botellas, pertenecientes también al Real Tesoro-Jerez, y entradas en cava también en 1921 y 1927, fue valorada en 40.000 pesetas. Y otro lote, constituido por tres botellas entradas en cava antes de 1931, pertenecienes a Excelso Médoc, reserva 194, Bodegas Francoespañolas, tinto, fue tasado en 40.500 pesetas.

En catálogo figuraban vinos de numerosas regiones y con características curiosas. Un Castillo de Jumilla, tinto, de 1975, por ejemplo, se presentaba describiendo la región en la que se produce, «vendiendo sus encantos», como producto de una «Jumilla soleada, donde predominan los dos cultivos mediterráneos por excelencia, el olivo y la vid. Esta empezó a cultivarse durante el siglo II o III, aunque la uva se emplease solamente como fruta. En el siglo XVI empieza la producción local de vino que, sin embargo, sigue importándose de La Mancha hasta comienzos del siglo XIX. En esta época el vino de Jumilla alcanza la categoría de producto típico y se sientan las bases de la excelente tradición de la zona. La tierra de Jumilla es zona de tintos fuertes y aromáticos. La cepa clásica de la zona es la variedad Monastrell y, en menor medida, la Moravia».

Pero no sólo eran los Jumilla los que el jueves alcanzaron una alta cotización en la puja de vinos madrileña. Un lote de seis botellas de González Byass-Jerez, con entrada en cava en 1920 y 1928, salió a la puja en 54.000 pesetas. Un curioso tarro de Wynan Focking, Curaçao Blac Sec, Amsterdam, 1899, salió en 2.500 pesetas. Tres botellas de Dorf Johannesburg Beinhard-Blanco, con entrada en cava en 1926, fueron cotizadas en 14.000 pesetas. Dos botellas de Bourgogne, una de Mersault, Regnier y Co. 1919, tinto, Dijon; y, la otra, de Chateau du Clos I'Evêque, Colombet Frères, 1906, tinto, Mercurey, fueron tasadas, ambas, en 6.000 pesetas. Dos botellas con entrada en cava antes de 1931, de Sandeman's, Oporto, fueron tasadas en 22.000 pesetas el lote.