Exposición de pintores españoles en Venezuela

«Una de las mejores muestras conocidas en Venezuela en lo que va de siglo», ha dicho la crítica de aquel país sobre la exposición de maestros de la pintura española contemporánea, que ha organizado en Caracas el Banco de Bilbao.La exposición, que lleva como lema el de Nueve adelantados de la modernidad, exhibe 44 cuadros de Gutiérrez Solana, Vázquez Díaz, Darío Regoyos, Iturrino, Zuloaga, Nonell, Echevarría, María Blanchard y Juan Gris. Todos ellos proceden de colecciones particulares, y han sido cedidos expresamente para esta muestra. Previamente han sido asegurados en cuatrocientos millones de pesetas. Como vía de extensión de las figuras de los artistas representados en la muestra, a cuya inauguración asistieron, además del presidente del país, altas personalidades de la nación y de las entidades colaboradoras (la compañía telefónica -CANTV- y el Banco Nacional), así como artistas, críticos y galeristas, se ha editado un libro-catálogo, profusamente ilustrado, en el que firman ensayos monográficos Enrique Azcoaga, Juan A. Gaya Nuño, Javier de Bengoechea, Enrique Lafuente Ferrari, Juan A. Maragall, Manuel Llano Gorostiza, Leopoldo Rodríguez Alcalde, Joaquín de la Puente y Miguel Fernández Brasso.

Por otra parte, el mismo Banco de Bilbao, en el último número de su revista Documentos, elaborada por su equipo de estudios, ha publicado un informe sobre el tema del arte, y particularmente sobre las incidencias de la economía en las oscilaciones del mercado de objetos artísticos. En el informe que comentamos se señala que, a niveles económicos, el interés de los inversores se ha centrado, en primer lugar, en la pintura española de la segunda mitad del siglo pasado o de primeros de siglo: Zuloaga, Fortuny.... así como en otros más cercanos, en la línea de Benjamín Palencia, Vázquez Díaz, etcétera. Los inversores, según señala el informe, refiriéndose a los compradores españoles, rechazan el informalismo, salvo casos de valores muy seguros, como puede ser Millares. Progresivamente van interesándose en la pintura antigua, y por la medieval religiosa, aunque se prefieren los bodegones del XVII y XVIII; no se estima suficientemente la obra gráfica -que, en cambio, ocupa un lugar fundamental en la compra de una nueva clientela, pobre y contempladora-, se recupera, como importante tendencia y aunque lentamente, el interés por la escultura a partir de 1973.

A nivel intemacional, y según el mismo informe, se señala el auge de las subastas de arte, especialmente debido a la especulación y, sobre todo, a la ausencia de fiscalización, que hace de la iriversión en arte un negocio rentable a medio y a largo plazo. Apunta una recesión coincidente con la falta de liquidez de la crisis internacional, que, curiosamente, ha hecho descender el precio de obras de consideración media y subir desmesuradamente las consideradas como valiosas, recesión que, según el informe, y en este terreno, está siendo ya superada.