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Técnicas experimentales para selección de semillas

El fundamento de los llamados trigos mexicanos es el mismo, que el de cualquier otro tipo de mejora de las variedades de semillas. Consiste en efectuar una serie de cruzamientos entre distintas variedades de características complementarias y llevar a cabo una serie de procesos de selección. ¿Cuánto tiempo supone este mejoramiento en la variedad? Puede exigir siete u ocho generaciones,Evidentemente, el logro del éxito en cualquier tipo de experiencias, por pura ley estadística, está en función de la cantidad de experiencias que se lleven a cabo. Las experiencias con semillas pueden intensificarse en el espacio o en el tiempo. En el espacio, aumentando las superficies destinadas a las mismas. En el tiempo, forzando la serie de generaciones, obligándolas a ir más deprisa. Algo así es lo que han conseguido los mexicanos.

Dos "años" en uno

Una de las bases de este programa, puesto en marcha en México, es la constatación de que, dentro de una misma latitud, variando la altura, se pueden lograr más generaciones. Por ejemplo, sembrando en otoño, en abril se pueden llevar ya a cabo las selecciones de trigo, cebada, triticale y otros cereales de invierno a los que se puedan aplicar estas técnicas. Pues bien, una vez efectuada la recolección y selección de estas plantas, son enviadas inmediatamente a otros lugares situados a distinta altitud. Las semillas recogidas en Sonora, a menos de mil metros de altitud, son trasladadas a regiones situadas a 2.000 metros sobre el nivel del mar. Se logra así una nueva cosecha en noviembre. En el transcurso del año se puede disponer de dos cosechas. La imaginación y la tecnología humanas multiplican el tiempo.Las semillas especializadas son enviadas a todos los países del mundo que participan en el programa de investigación del CIMMYT. Este organismo, cuyo nombre completo es el de Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, se define a sí mismo como «una institución privada, autónoma, científico- educativa, sin fines de lucro, establecida bajo la legislación mexicana para dedicarse al mejoramiento de la producción de maíz y trigo, especialmente en los países en vías de desarrollo». Durante el año 1974 el CIMMYT «erogó aproximadamente 7,4 millones de dólares en su programa básico con sede en México, en su centro de operaciones y en proyectos especiales».

Con fondos de numerosas entidades (Banco Mundial, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Banco Interamericano de Desarrollo, Canadá, Centro de Investigación para el Desarrollo Internacional, Estados Unidos, Alemania Federal, Dinamarca, Fundación Ford, Fundación Rockfefeller y Reino Unido), el CIMYT empleó en su sede en México 38 científicos procedentes de nueve países, asignando veinte científicos a proyectos foráneos de investigación y producción. Las semillas que el CIMMYT envía son destinadas principalmente a países del área tropical y templada (Oriente Próximo, Lejano Oriente, norte de Africa, etcétera). España también las recibe.

Aportación española

¿Cuál es el proceso que siguen las semillas al llegar a nuestro país? Una vez recibidas por el INIA (Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias), se procede a su plantación y a los posteriores procesos de selección. Las semillas serán seleccionadas atendiendo una serie de propiedades casi siempre cuantificables: su nivel de resistencia a enfermedades, la resistencia al encamado (el hecho de tumbarse), dureza de las semillas, etcétera.Si llamamos Fo a la primera selección, es decir, a la recibida de México, y F1, F2, etcétera, a las generaciones consecutivas, se puede afirmar que ya a partir de la segunda generación se pueden empezar a seleccionar. Las plantas que ofrecen mejores características son seleccionadas y marcadas. Los procedimientos de selección son distintos según la cualidad en función de la cual se desea escoger la planta. Por ejemplo, para detectar la resistencia de la futura semilla a las enfermedades parasitarias se inocula en todas ellas el parásito en cuestión, y sólo aquellas plantas que resisten son escogidas.

Así, de este modo, año tras año, se van logrando generaciones más escogidas de semillas procedentes de plantas científicamente tratadas y estudiadas en invernaderos acondicionados. Poco a poco, se van fijando determinados caracteres, precisamente aquellos que se quiere que sean los rasgos específicos de las plantas a desarrollar, cosa que depende muchas veces de las necesidades de la región en la que las plantas van a ser desarrolladas. Cada variedad lograda puede ser resistente a un tipo de enfermedad y susceptible a otros. Se intentará lograr un tipo de semilla que produzca una planta resistente a la enfermedad más frecuente en el país o región en los que va a ser plantada.

La investigación científica y tecnológica condujo al éxito económico. El éxito, el espectacular aumento en la producción, «ha sido la consecuencia de un programa de mejoras bien orientado -según declaran portavoces del INIA-. Ha sido la consecuencia de algo que empezó en 1954. Hemos cruzado variedades mexicanas con españolas. Ya hay dos variedades de trigo duro, procedentes de dos trigos mexicanos».

Exito productivo

Una vez logradas las deseadas variedades, ¿cuál es el proceso posterior? «Cuando tenemos una variedad -responden a la pregunta los mencionados portavoces del INIA- se solicita su registro en el Instituto Nacional de Semillas y Plantas de Vivero. Las semillas sufren un período de dos o tres años de experimentación en este instituto. »Después viene la comercialización. «Hay empresas autorizadas -prosigue su explicación- para comercializar estas semillas. El Instituto, si vale la pena, inscribe la variedad en cuestión en la lista oficial de variedades comerciales. Nuestras variedades están a disposición de cualquier empresa. Nosotros suministramos lo que llamamos semilla base y las empresas la explotan y multiplican ... »

Pero aquí acaba la intervención de la ciencia y la tecnología y empieza otro proceso de imaginación, creación y multiplicación de riqueza, la empresarial. Un proceso sometido a la necesidad de autorización oficial, autorización que dependerá de «las instalaciones y capital de quien quiera comercializar las variedades logradas. La entidad que eso desee paga al Instituto una cantidad económica por los derechos de obtención ... ». Es la cantidad o precio con el que todo el que quiera aplicar los resultados de las experiencias a la explotación económica retribuye años de investigación, esfuerzo y cooperación internacional al servicio de uno más de los proyectos de la imaginación humana: multiplicar la riqueza del campo, llegar más allá de lo que la Naturaleza hizo posible.

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