Moscú pide a Italia que no venda armas a Pekín
Después de varias semanas de secreto se supo ayer que el premier italiano, Giulio Andreotti, ha recibido un mensaje de Leónidas Brejnev en el cual se pide a Italia «que no suministre armas o ayuda militar a China, porque podría poner en peligro la paz del mundo».La carta de Brejnev se considera como una preparación a la visita que en este mes realizará a Roma el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko.
La iniciativa de Brejnev ha sido comentada en los ambientes políticos de la capital como una nueva presión diplomática de la Unión Soviética sobre los países de Occidente contra China.
Al parecer, cartas semejantes han recibido últimamente Callaghan, Schmidt y Giscard d'Estaing, aunque se ignora si el texto italiano es idéntico o no.
Quien ha leído la carta de Brejnev a Andreotti asegura que el líder soviético habla de «sentido de responsabilidad a los dirigentes italianos para que eviten reforzar militarmente a un país como China, que los soviéticos presentan como un factor potencial de desequilibrio mundial. En la misiva a Andreotti se contrapone también el sentido de responsabilidad de la Unión Soviética al «aventurismo» de los líderes chinos.
Andreotti aún no ha respondido a Brejnev, pero no cabe duda que esta petición soviética pone problemas al Gobierno italiano, muy interesado en este momento en establecer relaciones comerciales con un consumidor potencial de novecientos millones. De hecho, ya la FIAT y Olivetti están interesadas en abrir fábricas en China.
Un serie de banqueros italianos irán este mes a Pekín para estudiar el proyecto de una concesión de mil millones de dólares a China. Se trata de una operación que ha sido muy debatida, ya que no a todos parecía clara ni conveniente. Los banqueros debían haber ido a China ya el mes pasado. Ahora la noticia es oficial, aunque en los ambientes bancarios se afirma que este viaje será sólo «explorador», ya que no se tienen seguridades acerca de las garantías que este país puede ofrecer a cambio de este crédito.
La operación la había abierto el ministro de Comercio con el Extranjero, Ossola, interesado en ofrecer mercancías italianas.
