Pen Club Latinoamericano en España
Ensayista e historiador uruguayo
Entre los escritores de América Latina actualmente residentes en la ciudad de Barcelona ha surgido la iniciativa de crear, en el seno del Pen Club Internacional un Pen Club Latinoamericano en España.
La conocida organización mundial de intelectuales que, como es notorio, preside el novelista peruano Mario Vargas Llosa, se integra con clubs organizados a niveles territoriales (por países o por regiones, y en el caso de España ya cuenta con el Pen Club Español, con sede en Madrid, y el Pen Club Catalán, con sede en Barcelona), pero también están previstas las entidades federales de poetas, ensayistas, novelistas, hombres de teatro, periodistas, traductores y editores, que viven fuera de las fronteras de sus Estados de origen.
Con fundadas razones, ahora, junto a las entidades de norteamericanos y alemanes «en el extranjero» que ya figuran en el Pen Club Internacional, se agregarán los latinoamericanos que, en definitiva, son muchos más, y que además tienen problemas muy específicos de intereses urgentes que defender en forma asociada.
Desde principios del siglo XX a la fecha, buena parte de la vida intelectual latinoamericana ha transcurrido fuera de los límites de aquella subregión americana. Londres primero, París después, y hoy Estados Unidos o los países del Este, han contado con núcleos de intelectuales latinoamericanos que, en una etapa de sus vidas, producen en el extranjero, manteniendo contacto con sus culturas de origen, proveen de obras originales a la historia de las letras, y, en definitiva, contribuyen a la difusión de los valores literarios de América Latina.
España, como sede de los intelectuales incluso hispanoamericanos, aparece más tarde que Inglaterra y Francia, y con las obligadas censuras de las épocas represivas. A la fecha, sin embargo, ya cuenta en la historia de las letras latinoamericanas como residencia de creadores tan notorios como José Martí, Eugenio María de Hostos, Alejandro Magariños Cervantes, Rubén Dario, Justo Sierra, Enrique Larreta, Alfonso Reyes, Martín Luis Guzmán, Jorge Luis Borges, Rufino Blanco Fombona, César Vallejo, Pablo Neruda, y en las postrimerías del franquismo, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.
El exilio de los latinoamericanos
En los años recientes, y paralela a la reanimación de las libertades públicas en España, la crisis de las democracias en el Cono Sur americano ha empujado a las ciudades españolas un número creciente de escritores latinoamericanos. ¿Cuántos son los escritores, periodistas, editores, traductores latinoamericanos hoy residentes en España?
Seguramente no llegan ni a las quinientas personas, es decir, menos de la vigésima parte de los colegas españoles que ejercen los mismos oficios en los países Latinoamericanos. Pero esas minúsculas vanguardias de un pueblo de más de trescientos millones de ibero-parlantes son las que aseguran la unidad cultural atlántica, y dan la certeza de un sólido porvenir para la expresión escrita de las lenguas de la Península Ibérica en el concierto universal.
Naturalmente que un Pen Club de tal naturaleza deberá colaborar en los fines generales del Pen Club Internacional, como son «la libre circulación de las ideas entre todas las naciones», «evitar el odio entre las razas o las naciones», «difundir el ideal de una humanidad en paz y convivencia entre los escritores», etcétera. Su presencia reforzará la acción del Pen Club Español y del Pen Club Catalán.
Pero la aplicación de aquellos principios al contexto latinoamericano contemporáneo presenta singularidades dignas de destacarse.
En primer lugar, porque los intelectuales latinoamericanos residentes en España, y en países similares, son verdaderos privilegiados que pueden libremente expresar sus ideas, hacer conocer sus invenciones literarias, sin menoscabo de la censura, en momentos en que las libertades públicas no existen en buena parte de sus naciones de origen. Están obligados a ser portavoces de las «señas de identidad» de sus respectivos pueblos, y decir por ellos, y en especial por sus colegas muertos, presos, torturados, o meramente condenados al «exilio interior», lo que corresponde a las actuales circunstancias.
Libertad de escribir en el mundo
El Pen Club de Nueva York no hace mucho publicaba un informe sobre libertad para escribir en el mundo, dando cuenta de la represión en 55 países. A esos efectos se precisaban los nombres de los colegas actualmente presos o "desaparecidos ». Allí figuran: 119 argentinos, un boliviano, veintiséis brasileños, 57 chilenos, siete cubanos, un dominicano, tres guatemaltecos, tres haitianos, un paraguayo, dos peruanos y 35 uruguayos. Todo hace pensar que, sin perjuicio de algunos errores, esta lista peca por omisión. Solamente para Argentina el Ministerio de Educación de Suecia, en el mes de abril, en una publicación oficial, daba los nombres de 104 periodistas presos o desaparecidos.
La represión llega a la misma Europa. Las dictaduras militares de Uruguay y Argentina han dispuesto quitar la nacionalidad, y privar de la documentación correspondiente, a todos los intelectuales «que difamen al país en el extranjero», es decir, que denuncien los crímenes de los tiranos.
Por otra parte, un Pen Club Latinoamericano en España tiene que afrontar cometidos gremiales, porque cotidianamente escritores, periodistas, traductores o editores que son sus potenciales afiliados topan con las iglesias de los ministerios de Madrid, que impiden, coartan, retacean o desfiguran el ejercicio de sus tareas profesionales, en contra de todos los intereses de la cultura común entre españoles y latinoamericanos, e incluso contra las disposiciones de las mismas leyes y convenios internacionales que se han dado en España hasta la fecha y que corresponden a similares derechos que en América tienen los ciudadanos de este país.
Babelia
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