"Sólo dejaré la presidencia cuando Chile esté socialmente en paz y políticamente seguro
Ningún país de América Latina ha llenado más páginas de los diarios en los últimos años que Chile. La singularidad de su proceso político, en donde, por primera vez en la historia, un equipo socialista llegó al poder por,medio de las urnas, la cruenta interrupción de esa experiencia por un golpe militar contra el poder legalmente constituido, el arrumbamiento por parte de la Junta Militar chilena de la larga y civilizada experiencia democrática de este país, los delitos contra el derecho de gentes a que se han hecho acreedores los actuales habitantes del palacio de La Moneda, convierten el «caso chileno» en un problema de conciencia internacional que ha alcanzado hasta la nunca demasiado sensible Administración estadounidense. A nadie deja indiferente el futuro de este país, y las esperanzas puestas por los chilenos en su reinserción en el mundo de las naciones democráticas. Por primera vez desde la dimisión del general Leigh y de que la justicia norteamericana inculpara a la policía política chilena, DINA, en el asesinato de Leteller y solicitara la extradición de sus organizadores, el general Pinochet ha concedido esta entrevista, con la cual Angel Luis de la Calle comienza una serie de artículos sobre Chile que, además de esta visión de los protagonistas del golpe, pretende presentar un panorama de primera mano sobre la realidad de Chile hoy.
Pregunta. ¿Se considera satisfecho de la obra realizada, en casi cinco años, desde septiembre de 1973?
Respuesta. La seguridad de estar haciéndolo bien, a la luz de los grandes logros obtenidos en tan corto tiempo, nos dan -más que satisfacción- las fuerzas necesarias para seguir adelante. Creo que la satisfacción se logra sólo al final de una tarea cumplida, y en Chile recién hemos sentado las bases sólidas para nuestra recuperación. Sobrepasar las primeras dos etapas no es toda la tarea, aún falta un poco. El pueblo chileno, que nos exigió terminar con el caos producido por el experimento del señor Allende, y que hoy goza de paz y esperanza de un futuro libre y democrático, nos demuestra la absoluta necesidad de haber puesto Fin a esa etapa de desorden y anarquía. Estoy orgulloso del pueblo chileno, que ante el llamado de la patria ha sabido responder con generosidad y apoyo a la dificil tarea de reconstruir económica, socíal y rnoralmente este país llevado al caos por todas esas ideologías tan ajenas a nuestra idiosincracia. Sin el apoyo y la participación de los diversos sectores bien intencionados, que nunca nos han quitado su respaldo, cualquier intento hubiera sido en vano.
Lo negativo -aparentemente y sólo en lo político- es la incomprensíón y falta de objetividad con que- se ha juzgado a Chile en el exterior, influidos quizá por una propaganda masiva y mentirosa, que nosotros, por falta de medíos, no hemos podido desmentir. Hemos confiado sólo en la fuerza de los hechos y en la verdad, pero sin propaganda a nivel mundial.
Creo que el pueblo chileno está comenzando a percibir con mayor claridad los beneficios del enorme esfuerzo realizado para salir del caos político, económico y social en que lo sumió el Gobierno de la Unidad Popular, y todo con sus propios medios. Este país se ha reconstruido solo, pese a la grave crisis mundial que lo afectó en forma muy dura y a la falta de apoyo y a la incomprensión de la comunidad internacional.
Hemos tenido momentos muy duros, pero a la luz de los grandes logros conseguidos podemos asegurarle que Chile lo está haciendo bien, y eso nos da fuerzas para continuar la tarea emprendida.
No nos asiste la menor duda de la necesidad de cumplir con el mandato del pueblo que exigió a las fuerzas armadas poner término al caos producido por el experimento de Allende, para volver a gozar de la paz y tranquilidad tan queridas por este pueblo y, sobre todo, encaminarse hacia un futuro libre y democrático y de reales expectativas de desarrollo. En primer lugar, estamos orgullosos de la respuesta del pueblo chileno ante el llamado de la patria para la difícil tarea de la reconstrucción nacional.
En segundo término, este país es hoy una isla de paz y tranquilidad social dentro de un mundo profundamente convulsionado.
En tercer lugar, hemos salido del caos económico y, lo que es mejor, se han saneado las bases de la economía, proyectándose un desarrollo económico-social como jamás se había soñado.
En cuarto lugar, se está experimentando un cambio profundo de estructuras y mentalidades en todo orden de cosas, ahora se confía en la capacidad creadora de sus hombres e instituciones para forjar su propio destino en lugar de depender de un Estado paternalista e ineficiente.
Lo más negativo han sido los problemas políticos en lo internacional, la increíble campaña, sostenida por nuestros enemigos en el extranjero ha logrado que se juzgue a Chile con absoluta falta de comprensión y objetividad, estableciendo un doble standard y criterios acomodaticios al interés de cada país en las diferentes circunstancias.
En la política interna, la persistencia de las pequeñas oligarquías dirigentes del partidismo político. que monopolizaron la vida social de este país, que no se han resignado a perder el poder que lo manejaron de acuerdo a sus particulares intereses. Ellos pertenecen a agrupaciones políticas internacionales, y, su falta de apoyo popular lo reemplazan con la presión externa de sus partidos.
P. Muchas personas en el exterior, y también muchos chilenos, consideran que los sacrificios del país en estos años (vidas humanas, exillos, aislamiento internacional, etcétera) han sido desproporciona dos con relación a los logros obtenidos. ¿Cúál es su opinión al res pecto?
R. Quienes asi opinan desconocen la realidad de Chile o juzgan con criterios equivocados la acción de nuestro Gobierno. Existe una mixtificación tan grande y una caricatura tan deformada de nuestra realidad, que estoy seguro elevan en forma desproporcionada y absolutamente carentes de verosimilitud cada uno de los factores que usted menciona. Por ejemplo, con respecto a las personas que lamentablemente cayeron en los enfrentamientos, no son siquiera un pálido reflejo de los miles de muertos de que se habla en el exterior. Hoy, cuando no existe ni un preso por delitos comunes conectados a la política, se habla de millares de prisioneros políticos, etcétera. Así se miente descaradamente, en la seguridad de que la inmensa campaña montada por nuestros adversarios impedirá el conocimiento de la verdad, pero gracias a Dios la verdad siempre tiene su hora, y ésta comienza poco a poco a emerger, especialmente gracias al éxito indiscutible del sisterna económico implementado, que es un modelo mixto moderno y cuyos resultados son indesmentibles, especialmente en su proyección a los sectores más necesitados.
También, las personas que nos visitan comprueban con indignación la mentira de que han sido objeto, ya que un 8 % de crecimiento del producto, la paz y tranquilidad de que goza este país, la redistribución realmente justa de los apoyos sociales del Estado, que llegan al 53 % de su presupuesto nacional. la disminución de la inflación de una proyección del 1.000 % anual a sólo un 25 %, son resultados que indudablemente no pueden ser desconocidos. Indudablemente, esto no se ha conseguido gratis, se ha conseguido con esfuerzo y, sacrificio compartido por todos, y el pueblo chileno, tal como lo expresé, ha apoyado generosamente nuestra acción porque sabe que las fuerzas armadas trabajan para el engrandecimiento de la patria, y no para satisfacer interesel, personales.
P. ¿Cree usted posible que Chile alcance un clima de concordia y pacificación nacional sin la participación de los numerosos compatriotas que se encuentran fluera del país?
R. ¿Cree usted, señor, que quienes se han dedicado sólo a mentir, insultar, calumniar, difamar y atacar ferozmente, sólo guiados por el odio y el revanchismo, pueden contribuir a algo positivo? Arbol malo es difícil que dé frutos buenos, y si hemos podido recuperar Chile para los chilenos, sin ellos, creo que bien podemos seguir sin ellos.
Eso no significa que en determinadas condiciones no puedan regresar al país, sólo que no se puede ser ingenuo a eso. Si están dispuestos a trabajar por su patria, olvidándose de sus objetivos poi tiqueros y disociadores, bienvenidos serán.
P. Chile es, sin duda alguna, uno, de los países de más larga tradición democrática de América Latina. De acuerdo con esta premisa, el período histórico que usted preside debe considerarse excepcional. ¿Es un objetivo de su Gobierno el retorno al sistema democrático, tradicional en la historia chilena? ,Cuáles son los planes y los plazos para conseguir dicho objetivo? ¿Qué papel asigna a las fuerzas políticas tradicionales en ese plan?
R. Precisamente fue la tradición democrática chilena la que nos llevó el 11 de septiembre de 1973 a terminar con los intentos imperialistas del comunismo soviético. Pero no se trataba de salir de la sartén para caer a las brasas. Las democracias, como herramientas para algo. deben modernizarse y ser técnicamente útiles.
Chile siempre ha defendido por sobre todas las cosas su libertad y soberanía. Nuestra democracia entonces, debe asegurar ambas cosas. Nuestra democracia en Chile debe ser una democracia para la libertad, que obliga a un respeto que asegure la convivencia.
Si usted leyera -y para eso se lo adjunto- nuestra declaración de principios y mis discursos sobre la nueva ínstitucionalidad, tendría una clara idea del itinerario político de nuestro Gobierno. Ahora, si lo compara con los hechos, podría comprobar que nada ha dejado de cumplirse.
Como es probable que usted no tenga tiempo de leer ambos documentos se los resumiré: a) El objetivo del Gobierno en lo político, más que retomar a una democracia tradicional, es avanzar hacia una nueva democracia que asegure la libertad, los derechos y el respecto a la persona humana. No es secreto para nadie que la democracia tradicional que monopolizaba la opinión ciudadana en oligarquias partidistas ha dejado de ser útil a los países porque el partido político, degenerado en «partidismo» ha llegado a poner los intereses particulares del grupo por encima de los intereses generales de la nación. Nuestra búsqueda de democracia entonces debe orientarse a conseguir un sistema, que asegurando la libertad, el respeto y los derechos de las personas, asegure también una sana convivencia en -el derecho, una verdadera partícipación del pueblo en la gestión de Gobierno y un sistema económico, social y adrininistrativo del Estado, que creando los cauces para el desarrollo personal, esté completamente al servicio de las personas b) Esos objetivos los hemos ido logrando paulatinamente por medio de implantar un modelo económico mixto y moderno en el que la iniciativa particular es incentivada por el Estado, pero a su vez el Estado regula y corrige eficazmente cualquier distorsión que puede nacer por el choque de intereses entre los particulares o entre los particulares y el bien común.
Las etapas fijadas han sido: 1) Recuperación de la paz social, sin la cuales imposible un desarrollo armónico. 2) Implantación del modelo chileno de economía, cuyos resultados son reconocidos por todo el mundo. 3) Una etapa de normalización creadora, en la cual nos encontramos ahora, destinada a buscar soluciones reales a problemas también reales en el plano político, basándonos en nuestra experiencia -y hay que ver que se ha experimentado políticamente en Chile-, en la cual podernos fijar las bases teóricas de la nueva institucionalidad. 4) Finalmente, la etapa de implantar la nueva ínstítucionalidad en términos reales y prácticos.
Para estas etapas hay metas, pero no plazos, porque en 1974 nosotros pensábamos que los primeros períodos ocuparían seis u ocho años y gracias al esfuerzo de todos los chilenos los hemos curnplido en sólo algo más de 4. Por eso nunca hemos creído conveniente poner marcos forzados a una realidad demasiado dinámica.
c) Por último, el papel asignado a las fuerzas políticas tradicionales es el que siempre deberían haber tenido como grupos de opinión, enmarcados en puntos de vista, es decir, que no podrán ser monopolizadores de la opinión pública o de la voluntad soberana, y que mucho menos se les permitirá tener la facultad que antes gozaron, de anteponer sus propios intereses de grupos o de personas, por encima de los intereses del país y del bien común.
Nosotros no perseguimos ni ideas ni pensamientos, sería absurdo; lo que no podemos aceptar -y ningún gobernante cuerdo puede hacerlo- es que en aras de determ nadas ideas se fomente la violencia, el terrorismo, la destrucción de los valores fundamentales de la persona, de su libertad y sus derechos; y que en aras de esas mismas ideas se esclavice al piís y al pueblo a las directivas de un imperialismo extranjero, cualquiera que sea éste.
P. ¿Tiene usted la intención de presidir hasta el final ese proceso político?
R. Como militar he sido educado para dirigir y realizar las tareas en su totalidad, considerando siempre cualquier eventualidad en contrario. Este es un trabajo militar qu. siempre he considerado como tal.
P. ¿Cree usted que la consulta pu lar del pasado 4 de enero fue un expresión de adhesión de los chile nos a su persona?
R. Más que a mi persona, es u apoyo al régimen y a los resultado de las acciones del Gobierno. La disyuntiva era si aceptábamos lo chilenos la injerencia extranjer que insistía en que este Gobierno no contaba con el apoyo del pueblo, o sí respaldaba el sentido práctico y propio de nuestro Gobierno.
El pueblo, mayoritariamente -sin presiones de ningún tipo-
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