Paradojas de la Administración

EL PAIS del pasado día 2, página 37, publica dos noticias que, aunque presentadas sin un gran despliegue tipográfico, no dejan de tener un gran interés.En la primera, al dar cuenta de la rueda de prensa del vicepresidente segundo, señor Abril Martorell, dice: «Precios agrarios. La negociación se hizo de forma coordinada. El domingo 12 de marzo los ministros de Economía, Hacienda, Agricultura y Comercio... dieron un mandato negociador a Agricultura con un límite máximo. El resultado final está ligeramente por debajo del tope previsto.» Esta noticia me sugiere dos lecturas. Si considero que tenemos una Administración que califica a los agricultores como la-otra-parte-contratante, debo reconocer que tenemos una Administración efectiva, práctica -no me atrevo a pensar que es parecida a tratantes de feria con sus chalaneos y regateos-, que sabe comprar muy bien. No tendríamos más remedio que felicitar a esta Administración, que ha conseguido una negociación más barata del «tope previsto». Si, por el contrario, mi idea de Administración es la que, consciente del estado crónicamente comatoso en que se encuentra prácticamente toda la agricultura, hace un estudio profundo de las necesidades de este sector, llega a fijar «un tope previsto» en el que se ha llegado al máximo razonable que permiten las posibilidades reales y la solidaridad de la sociedad, mi decepción es inmensa al comprobar, una vez más, que no se ha estado a la altura de la justicia necesaria. No veo un futuro de esperanza a la agricultura si en los restantes planteamientos -ordenación de cultivos, ley de Arrendamientos, acondicionamiento del medio rural, etcéteranos volvemos a quedar «por debajo del tope previsto».

En la segunda noticia -todas en la misma página- se da cuenta de un próximo aumento de la cuota a pagar por los beneficiarios (?) en los medicamentos de la Seguridad Social. Se quiere justificar la medida en el cumplimiento de los pactos de la Moncloa. Pienso que si en los pactos se veía necesario el moderar el consumo innecesario de medicamentos, en el sentido común de los firmantes -creo que algunos lo tienen- se contemplarían otras medidas como control de especialidades, mentalización a la clase médica para que la receta de medicamento casi regalado no sea una suplantación de una atención real al enfermo, regularización, de alguna forma, de la promoción de medicamentos -visitadores, regalos publicitarios, etcétera-, ordenación de la entrega de medicamentos en los centros de la Seguridad Social ..., medidas, a mi entender, que nos llevarían a moderar el insano consumo de medicamentos innecesarios.

La noticia comentada añade: «En la información facilitada por el INP no se apunta ningún otro tipo de medidas de disciplina del mercado farmacéutico.

Atentamente, y deseándole éxitos en su labor en bien de este país.