Historia de la crisis
Aunque los primeros síntomas de la crisis se detectaron hace dos semanas -véase EL PAÍS del 15 de febrero-, sus orígenes se remontan, al menos, dos meses, durante los cuales el profesor Fuentes Quintana ha reiterado constantemente su deseo de abandonar el Gabinete por entender que no era posible desarrollar adecuadamente su política de reforma y saneamiento.La decisión del vicepresidente se hizo más firme a medida que las discrepancias en el seno del equipo económico iban plasmándose en la resolución de problemas concretos. Uno de ellos fue el Plan Energético Nacional que, sin ser el principal, sirvió de detonante para que Enrique Fuentes solicitara del presidente el relevo de cuatro títulares de Ministerios económicos. La solicitud adquirió visos de ultimátum en la entrevista del pasado miércoles, en la que el vicepresidente entregó a Adolfo Suárez su dimisión por escrito, ya que éste no accedía a sustituir a los ministros indicados.
En principio, Suárez intentó frenar la crisis, con ánimo de posponerla hasta después de las primeras elecciones postconstitucionales, en un intento de evitar alterar la cohesíón y el frágil equilibrio interno de UCD. Incluso después de aireado públicamente el enfrentamiento entre los Ministerios de Economía e Industria, a propósito de las modificaciones efectuadas al Plan Energético por el grupo de trabajo designado por Fuentes Quintana, el presidente intentó evitar la remodelación. A este respecto, conviene recordar que las dos últimas reuniones de la Comisión Delegada para Asuntos Económicos estuvieron presididas por Suárez.
Una vez presentada por escrito la dimisión de Fuentes, los esfuerzos se centraron en tratar de contener la crisis para que afectara al menor número de ministros posible. La noche del miércoles, una alta personalidad del Gobierno desmentía categóricamente a EL PAÍS la inmediata crisis, ampliamente comentada en medios parlamentarios durante el Pleno del Congreso celebrado esa misma tarde. Al día siguiente, jueves, los acontecimientos se precipitan, sobre todo a partir de la prolongada entrevista mantenida por el presidente Suárez con el ministro de Hacienda, Francisco Fernández Ordóñez, en la que el presidente le ofrece la vicepresidencia económica del Gabinete. Fernández Ordóñez no se muestra proclive a aceptar la solución y defiendela incorporación de todo el staff del Ministerio de Economía a Presidencia, el paso de Fuentes al cargo de superasesor y el retorno de toda la política económica y financiera -Banco de España incluido- al Ministerio de Hacienda.
A lo largo de la crisis se han manifestado una serie de factores importantes, cuya trascendenciáse entiende mejor a partir de la solución adoptada. En principio, se cita el desánimo perenne del profesor Fuentes, constantemente quejoso de no poder desarrollar su programa de actuación económica ni llevar a la práctica el compromiso de carta blanca para designar y renovar el equipo económico, establecido en julio de 1977, al formarse el Gobierno. Por otra parte, se ha acusado una notable falta de coordinación y cohesión entre el staff directivo de la política económica y los restantes departamentos, más en línea con los problemas sectoriales. Tampoco se pueden ignorar los ataques desde diversos sectores de UCD contra la política Fuentes, especialmente del asesor de Suárez José Ramón Lasúen, criticando ácidamente la figura del vicepresidente en artículos de prensa y declaraciones públicas. Por último, han jugado un importante papel las protestas de banqueros y empresarios respecto de la aplicación del programa económico. En las últimas semanas se ha observado un cambio de actitud en algunos medios, sobre todo en la banca, pero parece que ha llegado demasiado tarde, han señalado la mayoría de fuentes consultadas.
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