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Reportaje:

1980, año de la esperanza para Latinoamérica

Con una extraña coincidencia en el tiempo, algunos regímenes militares establecidos en países latinoamericanos han fijado ya fechas concretas para las etapas de procesos que desembocarán en la devolución del poder a los civiles. Otros, menos arriesgados, han formulado promesas vagas de evolución, sin fechas ni programas concretos.El fenómeno merece alguna atención. Perú, Ecuador y Bolivia, naciones dirigidas por generales y/o triunviratos militares, ya tienen programadas las fases del cambio. En Brasil, las fuerzas armadas ya no poseen siquiera el respaldo del partido gubernamental. Y ya han comenzado a hacer leves concesiones democráticas. En Argentina y Chile, los dos países más cerrilmente dominados por sistemas militares, «ya se vislumbra», como dijo, aquí en Caracas, Felipe González en su reciente viaje a tierras latinoamericanas.

El poder pide militancia política a los ciudadanos

Hace tan sólo cuatro días, el vicealmirante Alfredo Poveda, presiderite del triunvirato militar que gobierna Ecuador desde enero de 1976, tras el derrocamiento del general Rodríguez Lara, sorprendió a sus conciudadanos con una insólita invitación que hizo a todos los ecuatorianos para que,militasen activamente en los partidos políticos.

El vicealmirante acompañó su llamamiento con la siguiente frase: «Una nación próspera y libre no puede vivir sin política, y, no hay política cierta sino la existencia de movimientos políticos.»

El denominado Plan de Reestructuración Jurídica del Ecuador que culminará con la entrega del poder por los militares a quien resulte elegido en las urnas, incluirá una nueva Constitución e introduce reformas en la vigente.

Cálculos optimistas señalan que la elección presidencial podría celebrarse en el verano del año próximo. El Plan tle Reestructuración jurídica de Ecuador cuenta con el apoyo de la mayoría de los partidos políticos. que gozan de libertad de movimientos en el país.

Banzer promete

En Bolivia las cosas no están tan claras como en Ecuador, pero al menos existe un compromiso formal y público de¡ presidente Hugo Banzer en el sentido de que los militares dejarán el poder a los civiles en 1980, como fecha tope, también después de elecciones presidenciales por su fragio universal.

Banzer, que derrocó al Gobierno progresista del general Torres, ya ha iniciado consultas con dirigentes de grupos políticos bolivianos, incluidos alounos de tendencia izquierdista. De forma paralela, el Gobierno de La Paz ha enviado un formulario a todos los jefes y oficiales bolivianos para que se pronuncien sobre el anunciado plan de reformas.

El general Banzer sin embaroo, es menos concluyente que sus vecinos ecuatorianos. En sus declaraciones públicas no adelanta ninguna fecha concreta para la convocatoria de las elecciones. aunque insiste siempre en que el tope es 1980.

Perú rescata logros de Velasco

El caso peruano ha sido muy estudiado dentro y fuera de los confines latinoamericanos. Las fuerzas armadas, que arrebataron el poder, en 1968, al entonces presidente Fernando Belaunde Terry iniciaron en Perú un singular proceso de cambio político, económico y social que asombró durante meses al mundo. Aquella etapa dirigida por el general Velasco Alvarado, tuvo una brusca interrupción en 1975, cuando el Alto Mando Militar consideró que la debilitada salud del general Velasco había facilitado el camino para que el proceso peruano derivase hacia el estatismo comunista y le sustituyó por el general Francisco Morales Bermúdez. actual presidente. El proceso de carriblo auspiciado por Velasco Alvarado se llama Plan Inca. el que ahora propicia Morales Bermúdez se denomina Tupac Amaru y prevé la entrega del poder a los civiles en 1980.

El día 4 de este mes el general Morales anunció que el 4 de julio de 1978, se celebrarán elecciones para la formación de una Asamblea Constituyente, que se encargara de redactar un texto constitucional. Una vez curriplida esta tarea, la asamblea será disuelta y se convocarán nuevamente elecciones aenerales. de las que saldrá el futuro presidente peruano.

También en Brasil

A finales del año que viene se celebran elecciones presidenciales en Brasil mediante el sistema Impuesto por los militares que ocupan el poder: « Es el Congreso el que elige al nuevo presidente, y en el Congreso solamente están representados miembros del partido gubernamental, ARENA (Alianza Renovadora Nacional) y del MDB (Movimiento Democrático Brasileño)-, único partido de oposición autorizado por el Gobierno.

Casi nadie duda, ni en el Gobierno ni fuera de él, de que en esos comicios de diciembre de 1978 es inevitable una derrota del partido oficial. Los propios dirigentes de ARENA lo han reconocido así, y estinia,n que si no se realizan profundas reformas y se elimina la corrupción existente en todos los sectores de la administración pública, los comicios están perdidos de antemano.

Encuestas solventes han demostrado que el 80 % de la población brasileña es abiertamente partidaria del retorno a la democracia. Universitarios, intelectuales y jerarquías eclesiásticas hacen constantes llamamientos en este sentido. El general Ernesto Gelsel, presidente actual, conoce estas circunstancias, pero es conscierte de la abierta negativa de sus compañeros de armas a perder la tutela Política que ejercen desde 1964, aunque los propios militares saben que, si no se realizan reformas, la situación puede deteriorarse en pocos meses.

Gelsel trata de seleccionar a su sucesor.

El preferido del general es el también general Joao Figuereido. de quien se cree que es capaz de buscar una real apertura política. Pero para facilitar el camino a Figuereido. el presidente tendrá que allanar muchos caminos. pues hay otros militares de mayor aduación, que también aspiran a la presidencia.

Argentina y Chile

La fecha de 1980 parece haber puesto de acuerdo a todos los dictadores militares de América latina. Casi todos han establecido ese año como el de la devolución de los poderes políticos civiles. Augusto Pinochet, incluso, anunció tal propósito en julio último.

Los casos de Argentina y Chile son, sin duda, los más complicados en el panorama, evolutivo de los regímenes militares de Latinoamérica. En Chile y en Argentina siguen violándose sisterriáticamente los derechos humanos siguen desapareciendo personas y las libertades cívicas más elementales siguen cercenadas. Y sin embargo, la fuerza de los hechos es imparable y ya se vislumbra una salida.

De esos dos países, los dirigentes han abandonado, por lo menos, el tono de abierta agresividad utilizado hasta hace poco. En Argentina, Videla ya no habla de «ganar la guerra», sino de «ganar la paz». Su obsesión dectarativa es la de conseguir unas Navidades en paz. Ha ofrecido tratode prisionciros de guerra a los combatientes guerrilleros que depongan las armas y ha reconocido que existe un plan para la paulatina sustitución de militares por civiles en los puestos de responsabilidad de la administración del país.

En Chile, el general Pinochet se ha comprometido públicamente a traspasar el poder a civiles en 1980. Aunque ha asegurado categóricamente que los partidos políticos tradicionales no volverán jamás al país. En la oposición, sin enibargo, se producen intentos muy positivos de agrupación para terminarcon la dictadura militar, que hasta ahora eran inexistentes. EI reciente documento de la Dernocracia Cristiana, partido que había mantenido hasta ahora un silencio monacal, condenando abiertarnente al régimen de Pinochet y ofreciendo un programa concreto para la reconquista de la democracia es, sin duda, el paso más importante dado en este sentido desde la instalación de la dictadura, y el propio Pinochet ha acusado duramente el golpe.

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