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XXV FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIAN

Cine de medios, cine de ideas

ENVIADO ESPECIAL, El cine australiano ha vuelto, una vez más, a un festival español con sus filmes asépticos, bien hechos y en realidad bastante aburridos. Asépticos, pues casi todos los vistos por aquí hasta ahora, se refieren a pasadas épocas, en especial a los años veinte, que si se prestan a ciertos lujos ambientales, tal como este cinema los retrata, hoy quedan definitivamente lejos.

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Quizá la película del año pasao con su defensa un tanto limitada de la mujer, viniera a decir algo al público de hoy, pero en lo que se refiere al presentado a concurso en esta ocasión, su temática se limita a una historia de amor un poco rancia.Este viejo soldado a puento de ser padre, enamorado de una pintora y criticado por la sociedad que le rodea, no va más allá de la anécdota particuar, de una vaga crítica de costumbres que el final feliz-amargo desvirtúa.

A juzgar por este tipo de relatos que vienen siendo habituales entre nosotros, se diria que la Australia actual pertenecia a una galaxia particular, donde sus creadores cinematográficos gustarán de espigar historias como este Amanecer, preludio a un día vacío cinematográficamente, en un lejano continente en el que no existiera ningún tipo de problemas.

Como se ha dicho, se trata de un filme bien realizado técnicamente, Ken Hannam, su director, tiene en su haber unos cuantos premios que acreditan su buen oficio, pero que no parecen haberle empujado más allá de los intentos habituales. Ni su paso por Inglaterra, ni sus trabajos sobre Nueva Guinea para la televisión parecen haberle interesado por el papel de hombre en la sociedad actual más allá de problemas particulares.

El tema no justifica la duración de la película, quizá el ritmo de lectura del espectador australiano corra parejo con lo desmesurado de su continente, pero el caso es cuanto se dice de él, llevaría contarlo mucho menos que cualquier realizador europeo, que en el caso de los españoles, bien quisieran para sí tal derroche de medios.

"Mi hija Hildegart"

Lo que se apunta más arriba a propósito de medios técnicos, bien podría decirse del filme de Fernán Gómez Mi hija Hildelgart. Incluso las ideas en cine necesitan un mínimo soporte económico sobre el que tomar forma ytal soporte no parece demasiado amplio en esta película. Rodada en precario y no por culpa del realizador, como esde suponer, la historia se mantiene en pie por su propios méritos, por el hecho de que esta Hildelgart existiera en la realidad, tal como Eduardo Guzmán la retratara junto con su madre en el libro que ha servido de base a su biografía.

Aurora Rodíguez, pionera en España de los movimientos para la liberación de la mujer, allá por los años anteriores a nuestra guerra, concibió la idea de crear una perfecta, que más tarde se dedicara exclusivamente a defender sus propios ideales. Así lo intentó dando a luz una niña que a los pocos años sobrepasaba en mucho su mejores esperanzas. Miembro del Partido socialista a los doce años, poco tiempo después había concluido la carrera de Derecho, escribía libros y era figura conocida, cuando no pintoresca en el mundillo de escritores y políticos. Más el tiempo, o mejor la edad, acabó por destruir la criatura de Aurora Rodriquez separando a las dos, sembrando de recelo las esperas de la madre que la final, viendo que no podía disponer de su vida, acabó por arrebatársela a tiros de revólver.

El por qué de tal decisión, a medias entre los celos confusos, amor de índole diversa, manía persecutoria, complejo de Pigmalión frustrado y objetivas realidades acerca de la condición de la mujer entonces, viene a ser el tema de esta película, que narra fielmente los avatares de su protagonista y su proceso.

La historia, con sus vueltas atrás, añade poco en lo que a construcción se refiere, con escena viradas en sepia, realizadas en clave de cine antiguo, no demasiaso necesaria. Quizá las declaraciones de Aurora durante su proceso, resulten un tanto doctorales y el guión completo peque de cierta falta de acercamiento a la verdad de aquellos años vista con ojos contemporáneos. Pero de todas formas, el personaje principal , o por mejor decirlo, ambos personajes quedan en pie, precursores de un tiempo y a la vez victimas de su época.

Amparo Soler se muestra convincente, por encima de lso papeles que le suelen tocar habitualmente. Carmen Roldán sale airosa en su debut.

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