_
_
_
_

Piden la paralización de las obras de la central de Lemóniz (Vizcaya)

La comisión de defensa de una costa vasca no nuclear califica de incorrecta una reciente nota de la empresa Iberduero, SA., en la que se afirmaba de modo tajante que no es posible reconvertir una central nuclear en una térmica convencional. La comisión reconoce que dicha reconversión es en efecto inviable una vez que la central esté en funcionamiento, pero no cuando está en fase de construcción, como es el caso de Lemoniz (Vizcaya).

A falta de un estudio más completo, cuya ejecución ya ha comenzado, la comisión se apoya en una cita de autoridad: el experto nuclear norteamericano Hugh Nash afirma que «el 70% del coste de las centrales nucleares puede salvarse retirando los reactores y sustituyéndolos por sistemas no nucleares de generación de vapor».La explicación que aportan los miembros de la comisión es, por otra parte, bien simple y se basa en el hecho de que una central térmica y una nuclear tienen en común la turbina, el generador y el sistema de transmisión, diferenciándoles únicamente el mecanismo de producción de vapor de agua, que en un caso se obtiene en una caldera, mientras que en el otro es en la vasija nuclear.

La comisión vasca señala acto seguido que este tema deberá ser debatido, en todo caso, una vez que se paralicen las obras actuales y que la decisión última corresponderá al propio pueblo, que en ningún caso será responsable de los problemas económicos que puedan plantearse a una empresa privada que ha realiza do obras ilegales. «El tema de la inversión ya realizada en un difícil momento económico como el que estamos viviendo en la actualidad, no puede utilizarse en este caso -añade José Allende, especialista en planificación urbanística-, porque en definitiva se trata de un problema coyuntural que puede exigir un precio a corto plazo, pero nunca un sacrificio de cien o más años. »

Acerca de la presunta ilegalidad de las obras, la comisión apunta nuevos datos. Así, informa que el ministro de Obras Públicas autorizó el 10 de junio último a Iberduero, SA, a que efectuase obras de toma y vertido de agua de mar para la refrigeración de la central nuclear, «condicionando la autorización a que dichas obras den comienzo en el plazo de tres meses y reservándose el derecho de inspeccionar su ejecución». Difícilmente va a poder ejercer el Ministerio dicho control cuando las obras han sido ya realizadas hace muchos meses.« Por si el tema no estuviera claro, la comisión ha interpuesto recurso de reposición.

Construir sin autorización

Este tipo de permisos llegados en última instancia, cuando las obras ya habían sido ejecutadas, han constituido a juicio de, la comisión vasca el pan de cada día en el proceso de construcción de Lemoniz. El tema que se plantea es cómo va a poder controlar la Administración las obras de una central nuclear que han ido construyéndose antes de que llegaran las autorizaciones oficiales.Por si no bastara con todo ello está ahí la irregularidad tantas veces denunciada de que la central se ha edificado sobre una zona calificada parcialmente como rural y de parque. Aunque Iberduero ya se saltó esta calificación, una vez más ha tratado de llevar la legalidad a su terreno y en este sentido obtuvo de la Diputación vizcaína que convirtiese los terrenos en industriales. Aunque este cambio precisa de la aprobación del Consejo de Ministros, previo informe del Consejo de Estado, la Diputación se ha apresurado a aprobar provisionalmente dicho cambio y así lo hizo público en el Boletín Oficial de la Provincia del miércoles pasado.

Para ello no le ha importado saltar por encima de veintiocho impugnaciones presentadas por otras tantas entidades vizcaínas, entre las cuales figura precisamente el Ayuntamiento de Munguía, sobre cuyo término municipal se asienta parcialmente la central. Lo contradictorio de todo este asunto es que el propio Ayuntamiento podría paralizar por si solo las obras, pero no se atreve a hacerlo a pesar de que está en contra de que los terrenos sobre los que se instala se conviertan en industriales.

Entre tantas incongruencias que rodean este tema -sin entrar en ningún momento en la polémica de fondo, de si es necesaria o no la energía nuclear-, ahí está también el hecho de que una Diputación contestada, no representativa, con sus días ya contados, no tenga empacho en dar su visto bueno a una central nuclear que va en contra de todos los planes urbanísticos provinciales que la propia Diputación ha elaborado hasta ahora.

En este sentido puede citarse el hecho de que allí donde la Diputación previó 200.000 habitantes para dentro de quince años -comarca Plencia-Munguía-, sólo podrán vivir 30.000 personas, porque a seis kilómetros estará en funcionamiento una central nuclear. Pero la propia Diputación, que elaboró tales planes ha aprovechado las vacaciones de semana santa y del mes de agosto para aprobar un proyecto que hipotecará el crecimiento demográfico de Vizcaya durante los próximos cincuenta años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_