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Entrevista:

Juan Marichal, ante su biografía de Negrín

"Hay asuntos que conviene tratar más adelante porque pueden provocar

Juan Cruz

JUAN CRUZJuan Marichal, jefe del Departamento de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, está estos días en Madrid. El profesor Marichal es una de las personalidades españolas cuya interpretación de la historia se contempla con más interés en todo el mundo. Entre sus obras están la compilación de las obras completas de Manuel Azaña, La vocación de Manuel Azaña, El nuevo pensamiento político español, La voluntad de estilo y Tres voces de Pedro Salinas. Su pasión por la historia, y especialmente por la de la última república española, no le ha impedido concentrarse también en la polémica literaria. De esta circunstancia es un buen exponente un texto en el que participan él y Octavio Paz. Es un humanista integral que estos días recupera la esperanza en un país que abandonó hace tantos años como consecuencia de la guerra civil. «Un fósil del siglo XVIII», como él mismo se ha definido, Marichal es un canario al que la separación de las islas no le ha disminuido su pasión por ese archipiélago desafortunado, del que también procede su último biografiado, el doctor Juan Negrín, el primer ministro de la República española.

EL PAIS: ¿Por qué no publica usted ya su estudio sobre el doctor Negrín?

Juan Marichal: Me parece que ciertos temas del pasado español son demasiado dolorosos y ésta ha de ser una hora de concordia y de renacimiento de la convivencia política. Hay asuntos que conviene tratar más adelante porque pueden provocar divisones que no son necesarias. Y esto tiene mucha importancia para mí en el caso del doctor Negrín, porque yo no quisiera que ninguna de estas divisiones afectara la dignidad histórica de Negrin. Creo que en el futuro próximo habrá serenidad para reconocer lo que se debe al -que fue primer ministro de la República.

Restauración democrática

EL PAIS: ¿Qué significado tiene ahora Negrín en la historia de España?

J. M.: La hora extraordinana que vive España no sería concebible sin las Cortes constituyentes de 1931, que crearon una legalidad institucional emanada de la voluntad del pueblo. En el caso de los catalanes, que reclaman la restauración de la Generalitat, se demuestra palpablemente que se quiere recuperar aquella historia. Creo que vivimos en un momento de restauración democrática. ,Cómo sería eso posible sin lo que hizo la Segunda República, particularmente desde 1931? Se verá que lo que representa Negrín es la defensa de esa España democrática en una hora terrible de Europa. Lo que pasa ahora en España debe relacionarse con el espíritu de resistencia frente a dictaduras totalitarias de Europa, y ese espíritu estuvo representado aquí por Negrín. Si la república se hubiera rendido, como algunos querían, en 1936, este momento hubiera sido muy diferente.

EL PAIS: ¿Tan clara es para usted la restauración de aquel período?

J. M.: Usted ha visto que el partido que ha ganado las elecciones es el PSOE, lo que evidencia una continuidad histórica en el comportamiento del pueblo. En el caso de las instituciones que se están creando, son una copia casi directa de las republicanas La autodisolución del Gobierno de la República en el exilio ha respondido al sentimiento que siempre ha habido en el grupo republicano: ser republicano es ser patriota, y eso ha sido mantenido por esas personas en su esperanza de que se consiguieran libertades democráticas para España. Hace cincuenta años, hombres como Ortega y Azaña se confesaban republicanos porque esa era la mejor forma de querer a España. Hoy la Monarquía parece propiciar todos los cambios En este caso actual, creo que es evidente que la situación política no permite predecir que fuera necesario insistir en la idea republicana como indispensable para el cambio.

EL PAIS: Usted asiste ahora a la polémica sobre Canarias, su independencia, su autonomía o su africanismo. ¿Cuáles son sus ideas sobre el futuro político del archipiélago? .

J. M.: Cuando se produjo la independencia de los países de América, en Canarias se pensó que la independencia hubiera significado la dependencia de una situación colonial dominada por Inglaterra. El ataque de Nelson aTenerife mostró la voluntad inglesa de dominar el archipiélago en una fase expansionista de aquella nación. A Canarias la salvó su condición de tierra española, ahora la situación ha cambiado, pero quizá no tanto, visto con otra perspectiva. Yo creo que siendo Canarias no sólo tierra española, sino también europea, se puede garantizar su in dependencia. Si se separa de España se convertiría en un territorio de conflicto. Estados Unidos querría dominar por motivos estratégicos evidentes. La URSS no sólo perseguiría allí sus actuales intereses pesqueros, sino los mismos objetivos que Norteamérica. En fin, Canarias sería un país no poseído por sus habitantes. En preservar la independencla de Canarias, en ese sentido, España debe jugar un papel el clave.

EL PAIS: ¿Cómo debía manifestarse ahora ese papel? J. M.: Con una autonomía lo más amplia posible que tenga en cuenta la originalidad y la singularidad del archipiélago. Creo que esa autonomía reafirmaría a Canarias en el contexto europeo. Pienso que todo lo que sea hablar de la africanidad de Canarias es una falsedad histórica total. Canarias sólo ha tenido contactos comerciales con todas las comunidades africanas, igual que los ha tenido todo el mundo. Dentro del marco de su autonomía, el archipiélago debía alcanzar una concesión que no tiene por qué aplicarse a otros territorios del

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