La URSS corteja a Europa y critica a USA
Dos semanas antes de la visita del secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, a la URSS, Moscú prodiga buenas palabras a Europa y no oculta su malestar hacia Estados Unidos. A modo de complemento, en la propia URSS se incrementan las críticas, aunque atenuadas, contra el eurocomunismo. Un punto oscuro entre la RFA y la Unión Soviética vuelve también a reactivarse: el embajador de Moscú en Berlín ha recalcado que los acuerdos cuatripartitos que regulan la vida política de la antigua capital alemana sólo afectan a los sectores occidentales de la ciudad.En tres artículos consecutivos, el diario Pravda, de Moscú, ha analizado encomiásticamente sus relaciones económicas y políticas con Francia, Gran Bretaña y Alemania federal, y ha subrayado que, gracias al esfuerzo del ciudadano soviético y a la cooperación occidental, la URSS puede considerarse país muy evolucionado, seis décadas después de la revolución de octubre. Pravda emplea la expresión «satisfacción profunda» para referirse a las relaciones que la unen al occidente europeo.
Sin embargo, Moscú no ve con la misma euforia el grado de aproximación a Estados Unidos. El respaldo del presidente Carter a los disidentes y la postura recalcitrante de Washington en materia de desarme nuclear no facilitará, desde luego, la visita de Cyrus Vance a la URSS. En este sentido se insiste en la capital soviética que incluso un acuerdo para la limitación del número de cohetes intercontinentales podría no ser aceptado por los rusos si no se incluyese en el convenio el desmontaje de los proyectiles balísticos del tipo Cruiser de vuelo rasante, amenaza grave contra los puntos estratégicos de la URSS.
En cuanto al eurocomunismo, el embajador soviético en Berlín, Abrassimov, ha manifestado en una conferencia de prensa que el comunismo de ciertos países occidentales no pasa de ser «un intento más de dividir el movimiento comunista». La revista Industria Socialista comenta que «ciertos grupos de izquierda en Occidente han contribuido -defendiendo a los disidentes de¡ este europeo- a que el capitalismo cobre nuevo vuelo entre las masas trabajadorás, y a que estas hayan mordido el cebo de la burguesía». En relación con el mismo tema de la disidencia, el embajador Abrassimov ha calificado a los contestatarios como «un puñado de renegados», manejados demagógicamente por la propaganda capitalista.
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