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Wolf Biermann: la disidencia de izquierdas

En los últimos tiempos, y como parte de una actualidad de la que parece imposible zafarse, la disidencia en los países del Este de Europa salta constantemente a las páginas de los periódicos. Wolf Biermann es uno de estos disidentes, pero, como en tantos otros casos, las razones de su actitud y de su posterior expulsión de la República Democrática Alemana permanecen en la más absoluta oscuridad.

Wolf Biermann ha llegado a nuestro conocimiento bajo el epígrafe de cantante. Si bien esta es su actividad principal, también trabaja como conferenciante, pianista, organista, ingeniero de sonido, productor y montador.Sus LPs fueron grabados en su propia casa de Berlín, ante el aislamiento a que se veía sometido.

Sus discos son distribuidos en Europa por la CBS, una de las más potentes compañías multinacionales. Para entender esto en sus justos límites ha de saberse que esta compañía tiene por política general el interferir relativamente poco en la obra de sus artistas avanzados, sea en el terreno estético o en el ideológico. Por otra parte, garantiza un mejor y más amplio conocimiento de su trabajo. Aunque siempre pueden existir reticencias. Continuando Con las canciones de Wolf (ninguna de ellas editada en España, dicho sea de paso), hemos de decir que en ellas se encuentran la ironía, la ternura y la lucidez distribuidas a partes iguales. Su música, de fabricación totalmente casera, presenta numerosos fallos técnicos, que Biermann trata de ocultar a base de imaginación, integrando en ella sonidos callejeros, emisiones de radio, conversaciones, alternando partes recitadas con otras cantadas. Las condiciones en las que desarrollaba su vida pública y privada se presentan muy explícitamente: «En este país vivimos como extraños en nuestra propia casa». Su lucha antiburocrática toca en algunos momentos el trotskismo, apareciendo veladas referencias a la revolución permanente, sensación corroborada por la carta de solidaridad que le escribió Peter Weiss, conocido dramaturgo de esta corriente del pensamiento.

Registros

Biermann ha tenido que soportar registros en su casa, escuchas secretas a las cuales dedicó una de sus canciones, juicios y presiones de todo tipo que él interpreta de esta forma: «Apagáis el fuego con gasolina, no podréis apagar nunca la llama, hacéis lo que tratáis de evitar: me hacéis popular». Wolf Biermann no es, desde luego, Soljenitsyn; no ha aceptado en ningún momento hacer el juego a una sociedad que, como la alemana occidental, él considera tan nefasta como la oriental. Tal vez por ello constituya un dato importante a la hora de analizar la «disidencia». En ella, como en un cajón de sastre, se agrupan todos: liberales, para-fascistas, humanistas románticos y socialdemócratas... pero también existen los que, como Pliutch o Biermann, entienden que el socialismo no puede ser construido por «cuatro burócratas de culos apoltronados» (sic.).Así, en fin, resume él mismo su postura: «Los funcionarios del Estado nos llaman enemigos del Estado, y aún más. Para los comunistas -¡precisamente para nosotros!-, eso es un honor, es, en el fondo, un gran honor, iah sí! »

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