Se prohíbe el vertido al mar de determinados productos
Los mares españoles van a estar más protegidos en lo sucesivo. Una orden publicada ayer en el Boletín Oficial del Estado dispone que, todo vertido en el mar, sea solicitado a las autoridades. A la vez que esto sucede, una expedición de buques europeos se dirige al Atlántico Norte para depositar residuos de centrales nucleares en el fondo oceánico. Se trata de una operación de contaminación controlada que los organismos internacionales autorizan.
La orden prohíbe el vertido de ciertos productos. Esto no afecta a los que se transforman en el mar sin dejar restos perjudiciales. Tampoco afecta a las sustancias que no dan mal sabor a la carne ni ponen en peligro la salud humana.Sí que se prohíbe, sin embargo, arrojar al mar mercurio, cadmio, y sus compuestos. Plásticos persistentes y otros materiales sintéticos que puedan flotar y obstaculizar la pesca, la navegación o el esparcimiento; petróleo crudo, fuel-oil, aceite pesado diesel y aceites lubricantes; fluidos hidráulicos y mezclas que contengan esos hidrocarburos; materiales de alto nivel radiactivo; materiales producidos por la guerra química o biológica; compuestos orgánicos halogenados o de silicio y las sustancias que en los convenios internacionales de Oslo y Londres, están definidas como cancerígenas, dadas las condiciones de su eliminación.
EI Ministerio de Comercio es a quien le corresponde el control de estos vertidos. Cuando se trate de buques o aeronaves, las decisiones de control corresponderán al Ministerio de Marina.
Algunas sustancias no aparecen radicalmente prohibidas pero su abandono en el mar requerirá permisos especiales.
Por otra parte se van a arrojar 6.700 toneladas de desechos radiactivos de centrales nucleares belgas holandesas, inglesas y suizas, en el Océano Atlántico. Los residuos van solidificados con cemento armado o con alquitrán y envasados en contenedores. La operación de evacuación está organizada bajo control internacional y con el asesoramiento de la OCDE. Se lleva a cabo según planes previstos que responden a los niveles de radiactividad aceptables, según la Convención de Londres.
La zona donde se va a producir el depósito de los residuos tiene un radio de unos sesenta kilómetros y se encuentra en una fosa en la región nordeste del Océano Atlántico a 4.500 metros de profundidad.
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