Muere Juan Margallo a los 84 años, referente del teatro independiente en España

Los actores españoles forman una familia. Si además son actores de teatro, los lazos son casi de sangre. Esa familia se ha quedado en shock este domingo al conocer la muerte a los 84 años del actor, director y autor Juan Margallo, nacido en Montánchez (Cáceres), pueblo al que siempre estuvo muy unido. Pocas veces una desaparición ha causado tal conmoción en un colectivo. Los motivos son varios. Quizá el principal sea el que apuntaba su colega Juan Diego Botto cuando conoció la noticia: “¡Qué dolor para todos nosotros! Es que es imposible que haya alguien que no quiera a Juan”.

Margallo, del que cuesta hablar sin unirlo al nombre de la actriz Petra Martínez, su compañera de vida, de oficio, de aventuras, era el último mohicano de varias generaciones teatrales: la del teatro independiente, la del teatro de la Transición, la del resurgir de un nuevo teatro lleno de ingenio y buen oficio en la era democrática, la de las compañías capaces de arrastrar a las salas a nuevos públicos en busca de espectáculos que les interpelen. Un modelo de resistencia sin tener que perder ni cambiar de principios, estilo, objetivos, espectadores.

Fue precisamente Petra Martínez quien dio a conocer la noticia este domingo a sus amigos íntimos con una sencilla frase: “Juan se ha ido tranquilo”. En 2022, ambos (porque el jurado no quiso disociarles) fueron distinguidos con el Premio Nacional de Teatro y hace unos días la pareja llegó a conocer que se les había concedido el Premio Max de Honor 2025 (porque el jurado tampoco quiso disociarles), que se le hará entrega a Martínez el 16 de junio en Pamplona. De momento no se había hecho público porque la SGAE, organizadora de los galardones, pensaba darlo a conocer más adelante, pero a Margallo se lo comunicaron hace días, lo que le alegró mucho.

El poeta y escritor Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, no ha dudado en afirmar que “desde su protagonismo en el teatro independiente, Margallo fue una referencia de la cultura libre ante cualquier represión. Además, igual que nuestra Petra, fue una persona amiga a la que admirar y respetar en todas las ilusiones culturales y cívicas compartidas”.

Margallo fue un puntal fundamental del teatro independiente que agitó los últimos años del franquismo, al que cabreaba a menudo, siempre junto a Petra Martínez. En ese espacio siguieron moviéndose en los primeros años de la democracia. Ambos formaron parte de grupos emblemáticos en los sesenta y setenta como Tábano, El Búho o El Gayo Vallecano, hasta fundar a mediados de los ochenta la compañía Uroc, con la que han montado obras de autores como Dario Fo, Roberto Athayde, Jorge Márquez o el propio Margallo. Y en varias ocasiones obras de Jhon Petroff, autor del que ni los más eruditos teatreros tenían referencia alguna. Ellos se descacharraban de risa cuando tuvieron que explicar que era el seudónimo con el que firmaban las obras escritas y creadas conjuntamente por Juan (Jhon) y Petra (Petroff).

Juan Margallo entró a estudiar en 1960 en la Escuela de Arte Dramático y poco después ya estaba trabajando con José Luis Alonso, José Tamayo y Luis Escobar, los grandes directores de entonces. En esa época también se dejaba caer por el Teatro Estudio de Madrid, que capitaneaban William Layton y Miguel Narros, donde conoció y se enamoró de Petra Martínez. Se hicieron novios, se casaron en 1968 y con los años crearon una nueva saga de teatro ya que tienen dos hijos que han seguido su estela: Olga es directora y Juan compone música y es especialista en iluminación y sonido.

Claro que Petra siempre ha contado otra versión de ese enamoramiento: “Fui a ver Calígula y Juan, como buen romano, salía en minifalda. Yo tal que vi esos muslos turgentes y bien formados, de los que era propietario ese morenazo que me gustó lo que no está escrito, pensé para mis adentros que eso no se iba a quedar ahí”. Y no se quedó. Se casaron al cabo de pocos meses y en alguna ocasión ella ha recordado entre risas: “Me casé virgen, pero muy masturbada”. Es una frase que demuestra hasta qué punto, a lo largo de su vida y de sus espectáculos, ambos dejaron claro que el humor es fundamental para poder luchar contra dictaduras e injusticias. Y siempre a favor de pasarlo bien, que era algo que ellos valoraban mucho. De hecho, es muy difícil recordar a Margallo fuera del escenario sin sus risas.

La pareja acababa de conmemorar este febrero de 2025 los 50 años de la famosa huelga de actores que desafió al franquismo, en la que fueron especialmente activos. Antes fundaron Tábano y pusieron en pie, con censuras incluidas, su mítico montaje Castañuela 70, que solo pudieron representar en España un periodo corto de tiempo, tras lo cual se fueron de gira por toda Europa para mostrar el espectáculo a la inmigración. El montaje lo vio en Madrid un jovencísimo Pedro Almodóvar, que este domingo recordaba: “Me dejaron fascinado y fue entonces cuando por primera vez me dije: yo quiero hacer esto”.

Además, Margallo dirigió las seis primeras ediciones del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (1986-1992), época en la que conoció a los famosos miembros de La Zaranda, por entonces con el sobrenombre de Teatro Inestable de Andalucía la Baja. Su dramaturgo de cabecera, Eusebio Calonge, señalaba esta mañana tras conocer la luctuosa noticia: “Con Juan Margallo acaba también un trozo de la historia de La Zaranda, que tanto le debía. Hombre de teatro entre dos orillas, íntegro y generoso, siempre atento y cercano. Nos hacía falta como faro, como referente, de una época en que el teatro no solo era un negocio”.

Margallo intervino también en películas como Los flamencos (1966), El espíritu de la colmena (1973), El aire de un crimen (1988), Chevrolet (1997), El invierno de las anjanas (2000), Al sur de Granada (2002), Campeones (2018), Cerrar los ojos (2023) y Campeonex (2023). Por Campeones fue candidato al premio al mejor actor secundario en los Goya de 2019.

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun; el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, a través de su directora, Paz Santacecilia; la entidad Aisge, con palabras de Emilio Gutiérrez Caba, la SGAE y numerosos organismos y compañeros de Margallo se han volcado en declaraciones laudatorias hacia el actor desaparecido a través de comunicados y redes sociales.

“Margallo es y ha sido un referente para muchos de los que amamos el teatro en este país. Ha sido un creador lúcido, divertido y brillante con un compromiso social inquebrantable. Pero sobre todo es, ha sido, una de las mejores personas que he conocido”, apuntaba a primera hora de la mañana Juan Diego Botto. El dramaturgo catalán Jordi Coca señaló: “Verdaderamente, estamos ya en el último acto de nuestra función. No ha estado nada mal, pero breve, breve… ¡Qué tristeza!”.