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Eva Díaz Pérez, periodista y escritora: “La tumba de Machado en Colliure es el dolor de España”

La autora coordina la exposición ‘Los Machado. Retrato de familia’, que reúne los fondos documentales de los dos hermanos poetas, separados cada uno en un bando durante la Guerra Civil

Eva Díaz Pérez delante del Palacio de Dueñas de Sevilla, lugar donde nació Antonio Machado, el 13 de enero.
Eva Díaz Pérez delante del Palacio de Dueñas de Sevilla, lugar donde nació Antonio Machado, el 13 de enero.PACO PUENTES
Amalia Bulnes

A Eva Díaz Pérez (Sevilla, 53 años) le duelen sus pasiones: el periodismo cultural, la memoria de Europa y nuestra tradición literaria. Es lo que podría llamarse una letraherida. De todo esto —pasiones y dolores— habla Los Machado. Retrato de familia, la gran exposición que ha conseguido por primera vez reunir en Sevilla los legados de Manuel y Antonio, con el propósito de desterrar para siempre la idea de que los poetas hermanos representan la metáfora de las dos Españas enfrentadas. Coordinadora de este proyecto comisariado por Alfonso Guerra, Díaz Pérez echa estos días el cierre a los días sevillanos de la muestra para poner rumbo a Burgos, donde se inaugura el 23 de enero. La aventura machadiana terminará en abril en la sede de la RAE en Madrid.

Pregunta. Más de 45.000 visitas, largas colas hasta el último día, un enorme impacto mediático… ¿Qué le han traído o le han devuelto los hermanos Machado a Sevilla?

Respuesta. Más bien era Sevilla la que debía algo a los Machado. Los poetas siempre han estado aquí. Un paseo por la ciudad nos habla de los Machado. Hasta en el último verso de Antonio: “Estos días azules y este sol de la infancia”, está Sevilla. Está en la visión de Manuel, en la literatura popular de Demófilo, en la visión de los abuelos. Era Sevilla la que necesitaba responder a los Machado y abrir una ventana a su mundo. Evidentemente, los sevillanos han respondido.

P. Este proyecto de reunificación de los hermanos viaja ahora a Burgos y después terminará en Madrid, casi como una metáfora de sus accidentados periplos vitales.

R. Hay muchos espacios geográficos de España reconocibles dentro de la bibliografía de los Machado. Pero sí es verdad que Madrid es la gran ciudad machadiana. Y Burgos por azar histórico forma parte de la historia de Manuel. Las circunstancias lo llevan allí al inicio de la Guerra Civil... Y el legado que se conserva en Burgos es impresionante. Efectivamente, se recorre parte de la metáfora española de los Machado con esta exposición. Ojalá tuviera un itinerario mayor, porque son muchas las ciudades machadianas: Soria, Segovia, Baeza, Rocafort en Valencia, Barcelona... Y más allá, pues evidentemente Colliure, en Francia.

P. La tumba de Antonio Machado en Colliure es, de hecho, todo un símbolo. ¿Qué piensa de las voces que reclaman que el cuerpo del poeta regrese a España?

R. Sin lugar a dudas, Antonio se tiene que quedar en Colliure. ¿Por qué? Porque la tumba en Colliure representa el exilio, y el exilio es una constante en nuestra historia, que se remonta a muchos siglos atrás. Es por esto que la tumba de Machado nos representa a todos. Hace más que la bandera, hace más que un himno. La tumba de Machado es el dolor de España. No se puede trasladar. Tiene que estar allí. Aparte de que ¿a dónde va Antonio?, ¿tenemos un panteón de honores nacionales a nuestros grandes creadores? No. Entonces, ¿dónde va? ¿A qué mausoleo va? El mausoleo está allí, y representa algo tan español como el exilio.

P. Su última novela, Los viajeros del Continente, acaba siendo un alegato a favor de la muerte digna… Pues qué poca dignidad tuvieron las muertes de Antonio Machado y su madre.

R. Nada más que hay que ver cómo fue el camino del exilio. Se me saltan las lágrimas cada vez que lo cuento, lo leo o lo escribo. Sólo imaginarlo es estremecedor. Y esa miseria con la que llegan a Colliure, como apestados de la historia. María Teresa León decía “no tenemos ni un sitio donde morir”. Pues eso les pasó a Antonio y a su madre, que pierde la cabeza de puro dolor durante el viaje y en un momento dado le dice al escritor Corpus Bargas, que la sostiene en brazos: “¿Cuándo llegamos a Sevilla?”. Esa una de las frases que debería estar en el alma de la ciudad.

P. ¿Cómo se gesta primero y se alimenta después la metáfora de las dos Españas encarnada en Manuel y Antonio Machado?

R. Igual que a la generación anterior le llegó una historia machadiana, que es la de Manuel, a mí, por generación, me llega Antonio, con todo ese imaginario popular y de compromiso democrático. Me llega por las canciones de Serrat, por los libros de texto del colegio... Tú decías Machado y solo había uno. Una de las sorpresas de la exposición, en este sentido, ha sido el redescubrimiento de Manuel. Porque la gente, salvo en determinadas edades, y con una visión sesgada, no conocía al gran poeta vanguardista y modernista que fue Manuel, sólo lo conocían por las circunstancias históricas. La metáfora de las dos Españas nos ha llegado en distintas generaciones: o Manuel o Antonio. Pero es algo absolutamente sesgado y un cliché: dos ideas de España que no son verdaderas.

Eva Díaz Pérez delante del Palacio de Dueñas de Sevilla, lugar donde nació Antonio Machado, el 13 de enero
Eva Díaz Pérez delante del Palacio de Dueñas de Sevilla, lugar donde nació Antonio Machado, el 13 de eneroPACO PUENTES

P. Pero sí es cierto que Antonio muere en el exilio y Manuel se queda y evoluciona hasta terminar en cierta adhesión al régimen franquista.

R. Los grandes creadores también son hijos de sus fragilidades, su audacia o su osadía. Antonio es consecuente hasta el final de sus días. Cuando revisas toda la obra de Antonio, incluso todo lo que publica en prensa en plena guerra, con lo difícil que es escribir en medio de la batalla, donde vemos solamente casos de clarividencia como los de Chaves Nogales, Antonio mantiene una lucidez sorprendente. Manuel, por su parte, es también un convencido republicano. De hecho, por esa razón entra en la cárcel cuando está en Burgos, porque es denunciado por rojo. Y es la cárcel la que lo cambia todo. Ahí vemos el caso de una fragilidad y un miedo extremos, pero hay que contextualizarlo en mitad de la guerra, y en ese Burgos que es la capital de los sublevados. Habían matado a Lorca en agosto y esto sucede en septiembre. No sé cómo hubiéramos reaccionado cada uno de nosotros. Manuel le hace esos poemas a Franco y se pasa de rosca, pero también hay que ver el Manuel inmediatamente posterior con una audacia brutal en su discurso de la Real Academia Española, en el año 38, donde no duda en reivindicar a su hermano, que en ese momento es un maldito absoluto. De hecho, ese discurso no gustó nada.

P. ¿Y estas circunstancias extraliterarias tanto han influido en el conocimiento de la obra de los dos hermanos?

R. Creo que sí. Tenemos el impacto de Antonio o el impacto de Manuel, no lo que puedan provocar sus obras. Nos ha llegado la poesía de los dos disfrazada de historia política.

P. Y frente al mito de un poeta mayor y un poeta menor, ¿qué dice esta exposición?

R. Es verdad que se ha considerado a Antonio el poeta mayor, pero la importancia de la exposición ha sido también desvelar lo que había de oculto en Manuel. Y ha sorprendido muchísimo el Manuel modernista, nuestro Verlaine español.

P. En cambio, es el propio Manuel quien en un momento tiene tentaciones de dejar la poesía y le dice a su hermano, “tu poesía perdurará, la mía no”.

R. Es verdad que hay una época, y eso se ve perfectamente en la exposición, en la que Manuel empieza a publicar muchísimo y da la sensación de que se agota. En esa época el poeta conocido es él, entre otras cosas, porque se queda en Madrid. Antonio es el que va a los rincones de España, Soria, Baeza, Segovia, pero el que está en el cogollo, y este país es centralista también en la literatura, es Manuel, que además tiene mucha proyección en la prensa. A partir de Ars Moriendi dice “aquí ha muerto mi poesía”, con una sinceridad absoluta, y le dice a su hermano cuando se da cuenta de que Antonio está construyendo una obra trascendente: “esa es tu poesía, por la que no pasa el tiempo”. Pero la respuesta de Antonio animando a Manuel da muestra de la enorme fraternidad que había entre los dos.

P. Se evidencia también en esta exposición que los hermanos Machado no surgen de la nada. Pertenecen a un gran linaje cultural.

R. Sí, hay una reivindicación sevillana y española de esas grandes familias intelectuales. Siempre nos han llegado los Mann, los Goncourt, es decir, tenemos las grandes familias europeas, pero en España existió una gran familia donde encontramos un linaje, un estilo intelectual, además, curiosamente, en una familia laica, progresista, intelectual y republicana, que es la familia Machado. El abuelo científico, que es quien transmite la pasión por la naturaleza a los nietos; la abuela que transmite toda la literatura oral, la tradición del romancero popular; su padre, gran héroe del folklore. Aparte de que fueran absolutos genios, la semilla cultural estaba ahí. Los Machado son la quintaesencia de la mejor España.

P. Luego vino Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza.

R. Esa amistad es fundamental. De hecho, Giner de los Ríos es la razón por la que el abuelo decide que la familia se traslade de Sevilla a Madrid. El abuelo tenía claro que sus nietos tenían que estudiar en la Institución Libre de Enseñanza. Esos niños pasan del jardín de Dueñas en Sevilla, esa arcadia infantil, al jardín de los hombres buenos de Giner de los Ríos, donde hay una transmisión de una ética que va a permanecer en los dos hasta el final de sus vidas. Esa idea de Giner de los Ríos como santo laico también está en los Machado.

P. Le tengo que preguntar: ¿Cómo ha sido trabajar con Alfonso Guerra?

R. Ha sido excepcional, trabajar con una persona que es un intelectual, con un conocimiento de nuestra historia literaria fantástica, y una persona muy creativa. Además, creo que tenemos la misma idea de España, que es una idea muy machadiana, por cierto.

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