Trump y Musk presumen de su amistad en Fox News y prometen “cientos de miles de millones en recortes”
El presidente de Estados Unidos y el hombre más rico del mundo conceden su primera entrevista conjunta. “No encontré a nadie más inteligente que él”, dice el mandatario sobre el magnate
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El idilio entre Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y Elon Musk, el hombre más rico del mundo, marcha viento en popa. La pareja lo escenificó este martes en horario de máxima audiencia en una entrevista, la primera que concedían juntos, grabada y emitida en la cadena de noticias conservadora Fox News. Los intentan enfrentar, pero lo suyo es más fuerte, dejaron claro ambos.
“Un día me llamó Elon”, recordó Trump, “y me contó: ‘¿has visto que tratan de separarnos? Y le contesté. ‘Absolutamente’. Buscan hacerme daño diciendo que he cedido el control de la presidencia, que ‘el presidente Musk’ participa en los asuntos de mi gabinete. Pero no lo están logrando. Solía pensar que [los medios que critican a Trump] eran buenos, pero no lo son, porque si no, habrían logrado que no fuera elegido de nuevo. Pero, ¿sabes lo que he aprendido, Elon? Que la gente es inteligente. Que lo pilla. Que comprende lo que estamos haciendo”. El presidente también aseguró que, antes de conocerlo, respetaba al magnate sudafricano, “aunque no entendiera algunas de las cosas que estaba haciendo”, pero sí, que eran “muy avanzadas”
Musk, que solía votar demócrata, confirmo que fue el intento de asesinato en julio pasado en un mitin del entonces candidato lo que le decidió a dar el paso y acercarse a él. Definió a Trump como “un buen hombre injustamente atacado en los medios”. “He pasado mucho tiempo con él en estos meses y nunca lo he visto hacer ni una sola cosa malvada, cruel o errónea”, afirmó. Juntos prometieron “miles de millones de dólares” de recortes en la Administración estadounidense.
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La conversación se emitió horas antes de que se cumpliera el primer vertiginoso mes de Trump en la Casa Blanca, que también es el primer mes de Musk ―dueño de la automovilística Tesla, la red social X, la astronáutica Space X, entre otras empresas― al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). La entidad, de nuevo cuño, tiene el encargo de adelgazar los gastos de la Administración y el tamaño de la burocracia estadounidense. El plan es ahorrar “un billón de dólares”, según calculó Trump en Fox News, y la tarea ha empezado con una oferta masiva de bajas incentivadas ―que han aceptado unos 75.000 funcionarios― y el despido de decenas de miles de trabajadores públicos más, comenzando por los que menos tiempo llevan empleados.
Por ese papel, Musk ha recibido críticas demócratas por poner patas arriba la Administración, pese a que “nadie lo eligió en las urnas”; la acusación de algunos medios y destacados juristas de que está “provocando una crisis constitucional”; y la reprimenda de los jueces que han parado muchas de sus iniciativas en los tribunales, pero no todas. Este martes, Tanya Chutkan, magistrada federal del Distrito de Columbia, rechazó la solicitud de 14 fiscales generales estatales demócratas de imponer de inmediato amplias restricciones al trabajo del DOGE.
“Supongo que eso [las críticas] significa que estamos haciendo algo bien”, justificó el magnate, que vestía su uniforme habitual, traje y camiseta negra con mensaje, esta vez, de “apoyo a la tecnología”. “El presidente es el representante electo del pueblo, y nosotros estamos restaurando eso. Y si la burocracia se opone a la voluntad del pueblo e impide que el presidente ponga en práctica lo que el pueblo quiere, entonces vivimos en una burocracia y no en una democracia”.
Trump ―que prometió que el tsunami de recortes no afectaría a la Seguridad Social, ni a “[los programas asistenciales] Medicaid y Medicare”― se mostró satisfecho con el trabajo de Musk. “Quería encontrar a alguien realmente inteligente. Y no encontré a nadie más inteligente que él”, afirmó. “Yo firmo los decretos y él, y su equipo de un centenar de genios [empleados del DOGE], los pone en práctica. Es increíble”.
Tono amistoso
El entrevistador era Sean Hannity, veterano locutor conservador y viejo colega de Trump, y el tono fue, como poco, amistoso desde el principio. “Lo conozco [a Trump] desde hace treinta años y no he visto nunca a nadie recibir tantos ataques como él”, contó Hannity, antes de declarar que entre sus objetivos de esa noche estaba “comprender más sobre la relación entre ambos” y lograr que el público conociera a Elon “un poco mejor”.
Musk recibió los constantes elogios del presentador, que recordó que el magnate no cobra por su trabajo en la Administración, pero pasó por alto los posibles conflictos de intereses de su papel como empresario con cuantiosos contratos públicos. El hombre más rico del mundo dijo que “nunca” le había pedido nada al presidente de Estados Unidos, y este prometió que Musk no participaría en ninguna decisión que involucrara a sus compañías.
El dueño de Tesla relató cómo ha cambiado su vida esa nueva amistad. “Antes, la izquierda me adoraba. Ahora ya no tanto”, dijo. También habló de algo que definió como “el síndrome de trastorno inducido por Trump”, cuyos síntomas, añadió, observó en una fiesta de cumpleaños de un amigo en Los Ángeles, “algo así como un mes o dos antes de las elecciones [de noviembre]”. “Mencioné su nombre . ¡Y fue como si les hubieran disparado con un dardo en la yugular cargado de metanfetamina y [el virus de la] rabia”, afirmó mientras hacía aspavientos que recordaron a los de un extra en una película de zombis. “No te das cuenta de lo real que es [ese síndrome] hasta que [comprendes que]... no puedes razonar con la gente”.
Y ahí, Hannity volvió a darle la razón al presentar la relación con Trump como un privilegio que acarrea su cruz. “Cuando eres su amigo, pagas un precio por ello, yo lo sé bien”, dijo el presentador, a lo que el magnate añadió que tras hacer público su apoyo por la candidatura del republicano ―de cuya campaña se convirtió en el mayor donante, con una aportación de al menos 260 millones de dólares― comprobó que al entrar en una habitación todos le miraban “con mala cara”. “Si las miradas pudieran matar, ya habría muerto varias veces”, añadió entre risas.
Era la primera entrevista conjunta de ambos, pero no la primera vez que hablaban juntos con la prensa. La semana pasada, en uno de los momentos más extraños del arranque de la segunda presidencia de Trump, los dos comparecieron en el Despacho Oval, junto al hijo de cuatro años del magnate. Musk explicó entonces las motivaciones de su trabajo al frente de DOGE. Trump permaneció callado la mayor parte de la media hora que duró el encuentro. Ambos dijeron que estaban encontrando grandes cantidades de “desperdicio, fraude y abuso” en la Administración estadounidense, pero no ofrecieron pruebas detalladas de ello.
Hannity no las necesitó para afirmar, en la presentación de su entrevista con el fondo falso de la Casa Blanca, que “esto es sólo el comienzo”. “Ladrillo a ladrillo, dólar a dólar, centavo a centavo, el pueblo estadounidense está recuperando su país de las garras de una burocracia fuera de control”.
Por la tarde del martes, Trump, que pasó la jornada en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, firmó un puñado de decretos, como acostumbra cada día desde que regresó a la Casa Blanca, y respondió a las preguntas de la prensa. También se refirió a Musk y a la noticia, surgida por la mañana desde la Casa Blanca, de que este es simplemente un “asesor principal del presidente”, y no “un trabajador del DOGE” ―tampoco, por tanto, su jefe, pese a que se le ha presentado así desde hace meses―, por lo que “no tiene autoridad para tomar decisiones”. “Puedes llamarlo empleado, consultor, lo que quieras, pero lo que es en realidad es un patriota”, sentenció Trump en Florida.
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