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Bruselas quiere volver a la mina: lanza un plan para tener suministro de 17 materias primas estratégicas

La dependencia comunitaria de países como China en materias primas clave para sectores como el automovilístico, las energías renovables y la defensa apremia a Bruselas a buscar la autonomía en un escenario geopolítico volátil

Mina de minerales de tierras raras en el interior de Mongolia, en China, en una imagen de 2011.

La Comisión Europa ultima la presentación de los primeros proyectos estratégicos para impulsar la minería de materiales críticos en la UE. En un escenario geopolítico volátil, la monumental dependencia europea de países como China para obtener materias primas fundamentales supone un alto riesgo que Bruselas quiere controlar. El Ejecutivo comunitario trata, así, de aumentar la autonomía a largo plazo en la obtención y procesamiento de unos minerales fundamentales para sectores como el automovilístico, las energías renovables o la defensa. A corto y medio plazo, espera almacenar reservas para aguantar en caso de necesidad.

La Unión Europea quiere garantizarse el acceso a esos recursos clave. “Hemos identificado 17 materias primas estratégicas para nuestra transición verde, digital, de defensa y de espacio. Para una mayoría de ellas tenemos una enorme dependencia del suministro exterior”, explicó Stéphane Séjourné, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea y responsable de Prosperidad y Estrategia Industrial, el martes en Bruselas. “Nuestro objetivo es tener reservas que puedan cubrir, al menos, las necesidades de la industria europea para un periodo de un año”.

Se trata de “materiales como el litio, el cobalto y el níquel, utilizados para producir baterías; de galio para paneles solares; de boro bruto para aerogeneradores; de titanio y wolframio en los sectores espacial y de defensa”, detalló el dirigente francés en un encuentro con un grupo de periodistas de diarios españoles, entre ellos EL PAÍS, invitados por la Comisión.

La dependencia de la UE es inmensa en algunos de estos minerales, tanto en la fase de extracción como en la de procesamiento. China es el proveedor del 97% del magnesio que se emplea en la UE y los elementos de tierras raras pesadas —que se usan en imanes permanentes— se refinan exclusivamente en ese país. El 63% del cobalto del mundo, necesario en las baterías, se extrae en la República Democrática del Congo y el 60% se refina en China. La dependencia del gigante asiático, un socio fundamental comercial, genera, sin embargo, un profundo recelo en la Unión. El Libro blanco sobre la defensa europea, que se presentó este miércoles en Bruselas, señala a Pekín como una de las amenazas para la seguridad europea. “Estados autoritarios como China intentan cada vez más imponer su autoridad y control en nuestra economía y sociedad”, advierte el texto.

La importancia geoestratégica de estas materias primas ha quedado patente en las recientes conversaciones para alcanzar la paz en Ucrania. Washington, que se niega a ofrecer garantías de seguridad a Kiev, exigía en cambio la cesión de una parte de los derechos de explotación de las tierras raras del país invadido. El agresor, Rusia, que también tiene una alta concentración de minerales estratégicos, intentó acercar a Estados Unidos a sus posturas ofreciéndole acceso a estos.

Crisis como la pandemia de la covid o conflictos como los de Congo o Ucrania han demostrado su capacidad para impactar tanto en el precio como el suministro de estas materias primas. Son clave para sectores como el del automóvil —para la fabricación de motores eléctricos y baterías—; la tecnología —en pantallas, semiconductores y otros componentes—; en energías renovables, lo que les hace fundamentales para la transición energética, porque se emplean en imanes y células solares imprescindibles para las turbinas eólicas y los paneles solares. En un momento en el que la defensa se ha convertido en una prioridad europea, su presencia en sistemas miliares, como los de guiado de misiles y radares, los hace especialmente valiosos.

Como explicó el vicepresidente Séjourné, “la Ley Europea de Materias Primas Fundamentales permitía designar proyectos estratégicos para aumentar la capacidad de la UE de extraer, procesar y reciclar materias primas estratégicas y así diversificar los suministros de la UE procedentes de terceros países”. El comisario francés adelantó que el próximo martes 25 de marzo se anunciarán los primeros proyectos estratégicos seleccionados por la Comisión, entre los que se encuentran propuestas españolas. “Y en breve seguirán nuevas convocatorias”, añadió.

 EL vicepresidente Séjourné, durante una rueda de prensa en Bruselas el 19 de marzo de 2025.

Bruselas busca, así, agilizar y priorizar la tramitación y aprobación de estas iniciativas, además de facilitar la financiación, aunque ya va con retraso respecto al calendario inicialmente previsto. En algunos casos, el plan puede implicar reabrir minas ya clausuradas para nuevos usos. Como subrayó el centro de estudios del Parlamento Europeo en un documento publicado este mes, existen nuevos métodos para procesar minerales extraídos con una contaminación muy limitada: “El desarrollo a gran escala de estos métodos permitiría la reapertura de las minas de la UE, contribuyendo en gran medida a los objetivos de soberanía de la UE y reduciendo al mismo tiempo las emisiones de carbono”.

Hasta el verano pasado, cuando se cerró el plazo, la Comisión Europea recibió 170 propuestas de proyectos. Abarcan prácticamente toda la cadena de valor: aunque casi la mitad son de tipo extractivo, un buen número de ellos opera en los campos del procesamiento, el reciclaje e incluso la sustitución. El grado de detalle es escaso, pero sí permite distinguir entre los de origen comunitario (121) y extracomunitario (49).

El plan de la UE pasa por cubrir el 10% de la demanda interior de estos minerales con la extracción de sus propios recursos geológicos. Una cifra modesta, pero notablemente mayor que la actual. La capacidad propia de procesamiento —donde el dominio de China es, hoy por hoy, también abrumador— debería ser capaz para cubrir el 40% del consumo anual de materias primas estratégicas, con el objetivo de “evitar cuellos de botella en las fases intermedias”. Por último, el reciclaje debería ser suficiente para abastecer el 25% de las necesidades comunitarias.

Gran potencial en España

España está entre los países de la UE con más potencial —en gran medida inexplorado— en el campo de la minería, con unos cuadrantes oeste y sur particularmente ricos en varios de estos recursos. Es, entre otras cosas, el segundo productor europeo de cobre y de magnesita, una roca de la que se extrae magnesio.

Al margen de los 17 minerales señalados como clave por la reciente Ley Europea de Materias Primas Fundamentales, aprobada en 2024, España es —según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico— el único productor de estroncio y sepiolita, el primero de fluorita y yeso, y el segundo de sales potásicas. Extrae, también, níquel, estroncio, tantalio, silicio y wolframio. Y tiene depósitos de litio, cobalto, bismuto o tierras raras que o han sido explotados en el pasado (como en el caso del cobalto) o podrían explorarse en un futuro próximo. Con un importante debe, eso sí: apenas es capaz de procesar estos minerales crudos, la fase del proceso que concentra el valor añadido y que, por tanto, más rédito económico da.

En las 2.600 explotaciones activas en España trabajan más de 30.000 personas y su valor total de producción supera los 3.500 millones de euros al año. “El valor económico de las materias primas fundamentales —cobre, fluorita, feldespato, estroncio, wolframio y tántalo— supera los 850 millones”, se leía en la presentación del último Plan de Acción de las Materias Primas Minerales 2025-2029 desvelado por el Gobierno hace solo unos días. La crítica y la resistencia social a muchos de estos proyectos por su posible impacto medioambiental es, sin embargo, el principal obstáculo para que cristalicen definitivamente.

No es la primera vez que Bruselas trata de agilizar los plazos en sectores económicos concretos en aras de la ansiada autonomía estratégica. En plena crisis energética, con los precios del gas natural y de la electricidad por las nubes tras la invasión rusa de Ucrania, la Comisión Europea acortó los plazos de tramitación y puesta en marcha de nuevas plantas renovables (eólica y solar fotovoltaica) para reducir la quema de combustibles fósiles y rebajar la factura de la luz. Un paso que no gustó a varios grupos ecologistas, pero que se justificó con un fin superior: cortar amarras con Moscú.

Minerales estratégicos y materias primas fundamentales

La Ley Europea de Materias Primas Fundamentales pone el foco en 17 minerales o elementos “estratégicos”: la bauxita (clave en la producción de aluminio), el bismuto, el boro, el cobalto, el cobre, el galio, el germanio, el litio, el magnesio, el manganeso, el grafito, el níquel, el platino, el silicio, el titanio, el wolframio y las tierras raras (que engloban, a su vez, 17 elementos químicos que, como su propio nombre indica, son de difícil acceso o explotación pero que también son fundamentales para varios sectores).

También una treintena larga de materias primas “fundamentales”: una lista que, a todos los minerales anteriores, suma el antimonio, el arsénico, la barita, el berilio, el carbón de coque, el feldespato, la fluorita, el hafnio, el helio, el niobio, fosforita, fósforo, el escandio, el estroncio, el tántalo y el vanadio.

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