Dos “currantes” del cine español, a un paso de la nominación al Oscar
Los cortometrajes ‘Paris 70′, de Dani Feixas, y ‘La gran obra’, de Àlex Lora, llegan a la fase final de los premios de la Academia de Hollywood: “Hay candidaturas que gastan 100.000 euros en la campaña”
Dani Feixas (L’Esquirol, Barcelona, 46 años) se conecta telemáticamente desde su estudio en Vic. Àlex Lora (45 años, Barcelona) lo hace desde Los Ángeles. Aunque comparten origen catalán y generación, las trayectorias y vidas de estos dos directores hasta llegar a tener un cortometraje a las puertas de los Oscar son casi opuestas, pero su discurso se encuentra cuando hablan de objetivos y mentalidad de trabajo: “Somos unos currantes”, coinciden. Ambos han llegado a la fase final antes de las nominaciones, que se anunciarán el próximo 19 de enero.
De hecho, aunque nunca se han visto personalmente, ya habían coincido otra vez de manera virtual. Cuando Lora se fue a 2010 a vivir a Estados Unidos, tenía que vender su equipo técnico y Feixas fue uno de los que le contactaron para ver qué tenía. “Seguro que tenemos unos cuantos amigos en común, pero es que somos un montón haciendo cortos”, apunta Feixas. Más allá de la casualidad, sus filmes, sin embargo, habitan universos distintos. En el de Feixas, Paris 70, escrito por Nach Solís (puede verse en Filmin), el centro son las “mentiras blancas” (como él las llama) de un hombre que cuida a su madre con alzhéimer. La gran obra, de Lora, con guion de Alfonso Amador y Lluís Quílez, coloca al espectador en una situación doméstica en la que los prejuicios de raza entran en juego en una casa que nos retrotrae a Parásitos, la película coreana triunfadora de los Oscar 2019, sobre una familia pobre que se infiltra en una mansión.
“Todos los cortometrajistas sabemos que para que un corto pueda caminar mejor tiene que tener un tema social de fondo, y así tener repercusión más allá del cine. Por nuestro nombre no se va a vender, así que la manera es captar con lo que hablas”, explica Feixas, que con su trabajo, también nominado al Goya en 2024 (el de Lora lo está este), ha conseguido 150 premios en distintos festivales: “Hemos pasado de los más glamurosos a pueblos con sillas de cervezas y pantallas hinchables. Ese trabajo de fondo hace que el camino vaya fluyendo”.
Esa parte social, Lora la relaciona con su discapacidad: “Me falta un brazo, y el tema de la incapacidad siempre me llama la atención. Es algo que busco. Esa carencia me lleva a lo social”. El director, que ya había pasado por Sundance, ganó con su último trabajo el Gran Premio del Jurado: “Tuve también muchas negativas. Y ellos reciben 12.000 cortos, y sucedió por un poco de suerte. Hasta lo subí sin subtítulos, pero entonces un conocido que lo vio me escribió para decirme que era demasiado viejo para aprender español, y lo volví a subir”.
¿Pero cuánto cuesta llegar hasta aquí? Lo explica Lora, que ha gastado más de 20.000 euros en esta campaña: “Una candidatura ganadora puede llegar a 30.000 fácilmente. Si pasas fases, sigues pagando eventos. Conozco gente que llega a los 100.000 y se dice que Netflix invirtió medio millón en el de Wes Anderson. Quizás el nuevo sistema de votación favorece a quienes lo gastan, para ser visibles entre los 180 candidatos”.
Hay más coincidencias entre ellos. Los dos han trabajado habitualmente en el documental. Y ambos han vivido altibajos (algo aplicable seguramente a toda la industria). Para lograr dirigir, Feixas ha trabajado en televisión, haciendo making of en Sitges, mucha publicidad, más de 30 videoclips, como profesor de Universidad… “En la pandemia, ante la falta de publicidad, me puse a hacer cortos”, recuerda. Lora, que no era muy buen estudiante, hacía pellas en el instituto y se refugiaba en la Filmoteca en Barcelona para aprender. En 2009 empezó a hacerse su hueco con (En)terrados. De ahí saltó con una beca Fulbright a Nueva York, donde tuvo a Chantal Akerman como mentora, de la que recuerda dos consejos fundamentales: “Coge el trípode más barato y no muevas la cámara, y haz documentales para aprender a hacer ficción”.
Este largo camino les ha llevado a ser dos de los 15 elegidos que conforman la lista final de precandidatos de los Oscar 2025. Aunque ninguno dice pensar todavía en la gala, si llegaran a pasar la última criba seguirían una brillante estela que suma hasta la fecha 10 nominados para el cortometraje español. La inauguró en 1996 Juan Carlos Fresnadillo y siguieron Nacho Vigalondo, Borja Cobeaga, Javier Fesser, Javier Recio o Rodrigo Sorogoyen, entre otros. ¿Por qué tanto nombre español? “De joven tienes energía, y hay que sacarla. Tú estás preparado, pero en España es tan difícil hacer largometrajes que esto es lo que queda. Nadie invierte en ti, y como novel, no tienes puntos. El corto es la salida. Haces uno y otro, y cada vez salen mejor. Sin ayudas. La media de edad para hacer un largo ha subido mucho”, explica Lora: “Soy un currante. Quizás no tenga el talento que tienen otros, pero era mi pasión. Mi hermano decía que nací embrujado, me tiraba editando hasta las cuatro de la mañana”.
Este año son dos los cortometrajes españoles en esta selección. Hace dos años fueron cuatro, de 15, un porcentaje notable. “Y aun así no se considera industria”, protesta Feixas. “Deberías poder dedicarte a este formato sin querer hacer largos, y que sirva para vivir, que los festivales paguen algo, que las televisiones y plataformas apuesten por ello y paguen, y no los programen solo cuando estemos nominados. Sería fundamental además crear la rama de especialidad de cortos en la Academia de Cine. Sin eso no vamos a ningún sitio ni para votar ni para demostrar que esto es cine, algo reivindicado desde hace mucho”, añade.
Tampoco se sienten reconocidos en los premios nacionales. “Cuando todo el mundo vota sin saber, muchos de otras categorías lo hacen por lo que les suena o a lo mejor votan a sus amigos. Se crean amiguismos y lobbys difíciles. Nos sentimos el último mono”, coincide Lora. “Paris 70 no entró ni entre los finalistas de los Gaudí. No era uno de los 10 mejores cortos catalanes del año. Lo de casa duele más”, responde Feixas: “Aunque estamos acostumbrados al no”, dicen en una de las frases más repetidas en la charla.
El capítulo a las puertas de los Oscar es uno más. “He hecho un porrón de cortos estos 20 años y estoy acostumbrado a que me digan que no”, se autoconvence Lora, envuelto en la campaña hacia la noche del 3 de marzo: “No es particularmente un sueño, aunque sería bonito tener a dos catalanes nominados. Pero lo que quiero es mirar para adelante, pensar en el próximo proyecto, ver cómo esto ayuda”, dice curtido ya en la decepción que supuso la acogida de Unicornios, su primer largo de ficción. Feixas opina igual: “Es parte del camino. Lo que queremos es poder trabajar y vivir de ello. Si ser nominado me ayuda, ideal. Si es para autobombo, no me interesa. Este es otro mecanismo. Lo de la gala me da hasta un poco pereza, me veo como un mosquito”. De momento, trabaja en convertir el universo de Paris 70 en largometraje con La reina de las hadas, una expansión del universo de la pareja, interpretada por Luisa Gavasa y Alain Hernández.
El futuro sigue estando abierto para Feixas: “Llevo 20 años de autónomo, tirando solo, pero estoy contento trabajando de lo que quiero. He sido cámara, montador, productor, he hecho videoclips perdiendo dinero, campañas para asociaciones… y ahora por fin estoy yendo a mi objetivo de dirigir. Mi sueño es seguir viviendo de esto. Mi sistema es no parar de trabajar”. Lora prepara otro largo: “Voy a España en junio, pero también me gustaría rodar en Estados Unidos y hacer otras cosas, como trabajar con chavales discapacitados con sus cortos y apoyar asociaciones por la inclusión. Podría ser un bonito legado”. En todo caso, con nominación al Oscar o sin ella, ambos seguirán trabajando.
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