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Mónica Bello y María Arnal reconocidas en Europa por la fusión de arte y ciencia

La UE entrega los prestigiosos reconocimientos S+T+ARTS, en el marco del festival Ars Electronica de Linz, a dos españolas: a la primera por su programa de residencias Arts at CERN, y a la segunda por una instalación

Mónica Bello, a la derecha, recoge el reconocimiento S+T+ARTS en el festival Ars Electrónica de Linz.
Mónica Bello, a la derecha, recoge el reconocimiento S+T+ARTS en el festival Ars Electrónica de Linz.Noemí Caraban (CERN)

1979. Estados Unidos sigue detonando bombas atómicas en Nevada, la dictadura militar argentina hace desaparecer a ciudadanos y la monja Teresa de Calcuta es galardonada con el Nobel de la Paz. Aunque podría parecerlo, no son fenómenos paranormales. Ese mismo año, la serena Linz inauguraba un festival que sonaba a ciencia ficción. Tal cual, porque se trataba de abrir puentes entre la lógica científica y la creatividad artística.

En aquel momento, veinte artistas y científicos de todo el mundo reunidos en el Festival de Arte, Tecnología y Sociedad, discutían los retos de la revolución digital en ciernes. Cuarenta y cinco años después, son decenas de miles (hasta 80.000) los artistas, ingenieros, filósofos, diseñadores y físicos que acuden durante cinco días (4-8 septiembre) a este festival que se desarrolla en diferentes enclaves y museos de esta bella ciudad austríaca arrullada por las aguas del Danubio.

Entrada de los premios S+T+ARTS de la Unión Europea en Linz.
Entrada de los premios S+T+ARTS de la Unión Europea en Linz.Noemi Caraban (Noemí Carabán/ CERN)

En uno de los pasillos de la sede principal, el descomunal centro POSTCITY, que hasta hace pocos años funcionaba como centro de distribución de paquetería de Correos, un filólogo francés y una bióloga coreana se intercambian frente a un monitor los papeles de una de las secuencias de la película de culto, La llegada, donde los dos protagonistas de la cinta de Denis Villeneuve intentaban entender el lenguaje de unos alienígenas que aún no se sabía si habían aterrizado en son de paz o querían guerra.

En este marco, la Unión Europea presenta el premio S+T+ARTS, que en las dos categorías principales de esta 9ª edición reconocen a Kate Crawford y Vladan Joler por Calculating Empires, que resume las relaciones entre el poder y la tecnología durante 500 años, y el programa Arts at CERN, dirigido por Mónica Bello en el corazón del Laboratorio Europeo para la Investigación nuclear de Ginebra, que desde su fundación, en 1954, es fuente de inspiración para los artistas. Es conocida la estancia, en 1972, de James Lee Byars, que discutió y experimentó el teorema cuántico de John Bell. John Berger, Anselm Kiefer o Rosa Barba, por citar solo algunos nombres, también han pasado por las instalaciones del gran colisionador de partículas CERN.

El artista Yunchul Kim con Despina Hatzifotiadou en el Experimento 'Alice' en el CERN
El artista Yunchul Kim con Despina Hatzifotiadou en el Experimento 'Alice' en el CERNSophia Bennett/ CERN

Maria Arnal, por su instalación inmersiva Maria CHOIR, recibió una mención honorífica, por su investigación sobre los modelos de síntesis de voz que están cambiando radicalmente el paradigma de la música cantada en el panorama actual.

Dudar con tranquilidad

Los premios S+T+ARTS reconocen la creatividad como generadora de transformaciones sociales. Para Mónica Bello, el reconocimiento al programa de residencias artística Arts at CERN tiene “un gran valor en un momento de policrisis. Para el gran publico es una ecuación clara: arte y física reunidos en busca de las grandes cuestiones del universo, la naturaleza y la realidad. Los artistas siempre se han interesado por conocer las grandes preguntas que conciernen a la ciencia. Es un diálogo permanente, pero no debemos olvidar que quien llega de fuera al laboratorio es el artista, y viene con un lenguaje y una forma de trabajo distinta, sus herramientas son totalmente dispares y en ese diálogo se encuentran los intereses en común”.

A la pregunta de si en un mundo del arte hundido en su comercialización, este diálogo podría cambiar la imagen que se tiene del artista socialmente, Bello reconoce que “el arte está siendo cada vez más comercial. Quienes apoyan al artista son iniciativas privadas con otro tipo de intereses que no son las públicas. Lo interesante del CERN es que es una de las iniciativas públicas pioneras en el siglo XX, defensora de una sociedad abierta y en donde el conocimiento pertenece a todos. Y esto es precisamente el principio fundamental de la ciencia básica.”

“Estamos viviendo un nuevo Renacimiento”, argumenta Mónica Bello, “en una época plagada de incertidumbres. Antes la ciencia hablaba de descubrimientos, ahora se hace preguntas y habla abiertamente de fallos y errores, de volver a empezar. El individuo solo ya no es el centro, sino comunidades de mujeres y hombres de cualquier parte del planeta, una macro escala que desbanca a esa figura del hombre vitruviano, ahora son miles de personas y grupos de investigación trabajando sobre lo que se necesita para entender las preguntas del futuro. Esa colaboración se hace de manera transversal, uniendo disciplinas y organizando de manera distinta el conocimiento, y el resultado son nuevos discursos y narrativas artísticas ricas en matices y perspectivas. Hemos comprobado que el artista se explica mejor en estos contextos”.

Sobre el impacto a medio plazo que pueden tener en un artista estas residencias, Bello afirma que el CERN es lo que antes era la NASA, tiene esa capacidad, lleva 70 años en funcionamiento, con tantos países involucrados. El artista que ha pasado por estas instalaciones consigue exposiciones inmediatamente. Somos conscientes de esta proyección”.

En la lista de autores y autoras que han pasado por estas residencias, un total de 250 desde su apertura, en 2012, destacan muchas mujeres. “Ha habido una estrategia clara de hacer participar a más científicas con artistas. En física de partículas, son una minoría, pero nos propusimos trabajar con mujeres que estuvieran en la mitad de su carrera, cuando son genias pero todavía sienten que tienen que continuar probando y dudando. Ese es un momento clave para que el diálogo con ellas será riquísimo. El discurso se eleva a algo más humano. Las mujeres saben dudar con tranquilidad. Y lo mismo ocurre con artistas de otras latitudes. El CERN ha creado un programa en el Sur global, de momento estamos trabajando en algunos países de Africa, India, Chile. Invitamos a los artistas al CERN y después regresan a sus países para trabajar con científicos de allí. Surgen nuevas constelaciones de artistas y científicos que ponen en común sus conocimientos y el resultado es transformador porque afecta al día a día de las personas”.

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