Armas, tricornios, cuadros y el revólver de Gil-Robles: la historia de España a través de la Guardia Civil
La institución armada proyecta un nuevo museo que incluirá una muestra temporal de las piezas arqueológicas de las que se incauta en cooperación con otras policías internacionales
Los casi 180 años de historia de la Guardia Civil han permitido que este cuerpo de seguridad del Estado haya acumulado unos fondos patrimoniales y artísticos más que notables. Armas de las más variadas procedencias y épocas ―la mejor colección del siglo XIX existente en España―, 14.000 fotografías históricas, cuadros, uniformes, esculturas, piezas arqueológicas, maquetas... Una pequeña parte se muestra actualmente en el Museo de la Guardia Civil, ubicado dentro de las dependencias de su Dirección General (en el número 110 de la calle de Guzmán el Bueno de Madrid), sin un proyecto museístico claro, lo que lo hace difícilmente comprensible lo expuesto en tan solo 350 metros cuadrados. De hecho, por algunos pasillos se hace necesario pasar en fila y no se puede contemplar a suficiente distancia algunas de las piezas colgadas en sus paredes o mostradas en las vitrinas. Por eso, el instituto armado ha decidido crear una nueva sala expositiva en otras estancias de la Dirección General con entrada directa desde la calle (por el paseo de San Francisco de Sales). Dispondrá de unos 1.500 metros cuadrados y está previsto que se inaugure en 2025. Como novedad, incluirá muestras temporales del material arqueológico e histórico que el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) y la Unidad Central Operativa (UCO) se incautan en las operaciones contra el expolio del patrimonio artístico e histórico en España.
Al hallarse dentro del complejo de la Dirección General de la Guardia Civil ―uno de los puntos más vigilados de España―, el acceso al actual y reducido museo no resulta sencillo, ya que es preceptiva la cita previa para contemplar el material histórico, que sorprende por la calidad y rareza.
El 28 de marzo de 1844, por Real Decreto, se creó un “cuerpo especial de fuerza armada de Infantería y Caballería”, denominado de “Guardias Civiles”. El mariscal de campo, Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II duque de Ahumada, fue el encargado de ponerlo en marcha. “Servirán más y ofrecerán más garantías de orden 5.000 hombres buenos que 15.000, no malos, sino medianos que fueran”, dejó escrito.
Etimológicamente, el término guardia proviene del gótico wardja y luego del antiguo alemán warten, que significa vigilar o guardar. A su vez, la palabra civil procede del latín civilis (ciudadano). Los antecedentes de la Guardia Civil pueden rastrearse en la Santa Hermandad de Toledo (siglo XIII), con la que se pretendía limpiar de malhechores los montes de Toledo, Talavera y Villa Real. En Cataluña, esta función la realizaban el somatén y los miqueletes. En Aragón, los guardas del reino. En Valencia, los miñones, y en Andalucía, los escopeteros. El primer servicio se realizó el 10 de octubre de 1844, cumpleaños de la reina Isabel II, con ocasión de la constitución de las Cortes Generales. Los guardias cubrieron la comitiva de la monarca desde el Palacio Real hasta el Congreso.
La colección que se expone comenzó a recopilarse en 1914 ―la mayor parte desapareció durante la Guerra Civil―, y no fue hasta el 12 de octubre de 1982 cuando el teniente general José Luis Aramburu Topete inauguró las salas. Los fondos que forman las dependencias expositivas fueron aportados o depositados por entidades públicas o privadas, así como por las distintas unidades del cuerpo que están vinculadas a las vicisitudes e historia de la Guardia Civil. Todo se distribuye en solo cuatro salas.
El inventario visible incluye uniformes, armas, banderas, bronces, dioramas, obra pictórica y objetos (desde antiguos aparatos de radio a viejos equipos dactilográficos). Jaime Cereceda, general jefe de Asistencia al Personal, recuerda que el museo conserva unas 3.000 armas, en las que se reflejan todos los mecanismos de disparo con pólvora desde el siglo XVI. “Uno de los que más destacamos en la exposición es el revólver que portaba José María Gil-Robles [diputado y ministro de la Guerra en 1935] o los lanzamisiles balizados que permitieron realizar la Operación Sokoa [incautación de un vasto arsenal de armas de ETA en 1986]”.
La Guardia Civil no adoptó el color verde en sus uniformes hasta 1943, como demuestran los trajes azules y grises que se exhiben de los siglos XIX y XX. “Contamos con el tricornio más antiguo que se conserva, de 1860, y la primera fotografía que se hizo a un miembro de la Guardia Civil”, indica el general.
El coronel Gonzalo Moreno, jefe del Servicio de Estudios Históricos de la Guardia Civil, asevera que el repositorio de fotografías históricas alcanza el número de 14.000, de las que 6.000 ya están clasificadas. “Es muy importante también la colección de cuadros, carteles históricos y equipos de comunicaciones.”, algunos de ellos en restauración en el Instituto del Patrimonio Cultural de España [IPCE]”, añade. Y admite, encogiendo los hombros, que es “mucha historia de España para tan poco espacio”.
El futuro museo incluirá como novedad la posibilidad de exponer las piezas arqueológicas que el instituto armado se incaute en cooperación con otros cuerpos de seguridad internacionales. Por ejemplo, a finales de junio, la Guardia Civil hizo pública la incautación de 11.049 bienes culturales dentro de la llamada Operación Pandora VII, en coordinación con Interpol y Europol. “Es un material descomunal”, explica el general Cereceda. “Todas esas piezas pasan por los juzgados, los museos, el IPCE, los almacenes del Ministerio de Cultura, pero podrían ser expuestas y custodiadas en el museo mientras se termina todo el proceso legal y se ultima su ubicación definitiva”. En el caso de la Operación Pandora, se incautó un busto romano “excepcional”, “un retrato privado del primer tercio del siglo II, siguiendo modelos retratísticos de las princesas imperiales que, por el tipo de peinado, es parecido a los de Salonina Matidia, sobrina de Trajano y suegra de Adriano”.
El nuevo museo, orientado totalmente al visitante, incluirá, además del área expositiva, zonas de almacén, biblioteca, salón de actos, laboratorio y mediateca y contará con especialistas (conservadores, bibliotecario, técnicos de laboratorio...), cuyas plazas saldrán a oferta pública de empleo. “Tiene que ser un museo claro y fácil de entender”, señala el arqueólogo Carlos León Amores, que está asesorando a la Guardia Civil en el relato museístico de la futura sala.
El cuerpo armado quiere además que tenga la consideración de “museo nacional”, afirma Cereceda. “Es un auténtico museo de la seguridad y no hay nada parecido en España. Actualmente, solo exponemos una mínima parte de lo que tenemos en nuestros almacenes. Creo que la institución se lo merece”, añade el general mientras observa a lo lejos un cuadro de Julio Romero de Torres, próximo a la primera radio que enlazó España con Argentina en 1927, un diorama con el zulo de Ortega Lara, brillantes, armaduras medievales o un misil Sam-7 utilizado por terroristas. Un cuidado batiburrillo que no tiene el espacio adecuado. De momento.
Babelia
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