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Crítica | La desconocida
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘La desconocida’: La extraña seducción de la incomodidad en torno al ciberacoso adolescente

Pablo Maqueda adapta la obra de Paco Bezerra con menor carga sociopolítica y mayor sentido del espectáculo: la de la sugestión de la sorpresa

Laia Manzanares en una imagen de 'La desconocida'.
Javier Ocaña

La seducción de la incomodidad en el cine. Esa sensación que no gusta a demasiados, pero que nos apasiona a unos pocos. Sentirse desequilibrados, y a la vez concernidos, por una temática, unas actitudes y unos subtextos fuera de la lógica de la razón, aunque dentro de la complejidad del ser humano y de nuestra sociedad. Ahí se situaba Grooming, pieza teatral de Paco Bezerra alrededor del ciberacoso a menores de edad, estrenada en 2012 con dirección de José Luis Gómez e interpretaciones de Antonio de la Torre y Nausicaa Bonnín. Y ahí regresa una década después Pablo Maqueda, que junto al propio Bezerra y a Haizea G. Viana ha adaptado la obra para convertirla en La desconocida, un macabro juego de captación y engaño lleno de revueltas de guion, protagonizado esta vez por Manolo Solo y Laia Manzanares.

Las circunstancias culturales y políticas que han rodeado a Bezerra dicen mucho de su obra y, por supuesto, de una película como La desconocida. El dramaturgo almeriense había sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2008 por otro trabajo, Dentro de la tierra, y ya entonces denunció la dificultad para que los teatros representaran sus piezas, a pesar de los premios y del prestigio alcanzados (también había sido finalista del Romero Esteo). De hecho, se le concedió el nacional sin que ninguno de sus textos hubiera sido montado aún en las tablas, una anomalía que se fue confirmando con éxitos y polémicas posteriores, culminando con la retirada a destiempo de la programación teatral del pasado año en la comunidad de Madrid de otro de sus trabajos: Muero porque no muero, sobre Santa Teresa de Jesús.

De todos modos, y a pesar de la figura de Bezerra, La desconocida llega a los cines con otra aureola, con menor carga sociopolítica y mayor sentido del espectáculo: la de la sugestión de la sorpresa, la de ver algo distinto, excitante e incluso peligroso, que es preciso no revelar a la salida. Cualquier asunto relacionado con el destripamiento se ha convertido en los últimos años en una exageración y en un hartazgo. Y sin embargo, al público le encanta hacerse eco de ello, ya sea clamando por su respeto o despotricando acerca de su pretendida importancia. Así, la película se abre con un aviso sobre la necesidad de no revelar sus giros, con una estrategia que tiene mucho más que ver con lo que hicieron en su día William Castle y Alfred Hitchcock que con las nimiedades de los spoilers en las superproducciones de superhéroes.

En su cuarto largometraje, Maqueda ha compuesto una historia muy limpia en su imagen que, sin embargo, revela un inquietante universo de sordidez y secreto. Un enigma centrado en las parafilias que, con una estructura cambiante, aguanta mucho mejor en su primera mitad que en la segunda. El encuentro en un parque entre un oscuro y dicharachero hombre maduro y una tímida adolescente de 16 años revela un tour de force que, a la manera de títulos más blancos (La huella podría ser el paradigma), establece en la apariencia y el engaño el secreto de su éxito. Las películas de Carlos Vermut y Michael Haneke, e incluso los matices de fábula moderna de Hard Candy (David Slade, 2005), con esos paralelismos con el cuento de Caperucita y las explícitas referencias en el texto a Alicia en el País de las Maravillas, parecen haber inspirado a Maqueda en su concepto, con fueras de campo en el sexo y una fotografía grisácea con mínima profundidad de Santiago Racaj. Pero entre los conejos sacados de la madriguera (o de la chistera), unos resultan más interesantes que otros. Molesta (para bien), amenazadora y terrorífica hasta el esencial primer gran giro, La desconocida resulta, en cambio, bastante menos certera y trascendente en su segundo trecho, cuando el personaje femenino toma las riendas.

El lobo como tipo normal con traje barato, ojeras y barriguilla, hablando con la absoluta espontaneidad del excelente Manolo Solo, produce escalofríos. Sin embargo, en el juego de perversión y poder que domina el relato postrero no acaba de surgir lo intolerable. El desasosiego que causaba, por ejemplo, el desarrollo final de otra ficción, una gran novela que también encaja en el vil universo de la pedofilia: Cara de pan, de Sara Mesa.

La desconocida

Dirección: Pablo Maqueda.

Intérpretes: Manolo Solo, Laia Manzanares, Eva Llorach. 

Género: thriller. España, 2023.

Duración: 88 minutos.

Estreno: 9 de junio.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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