El ‘freestyle’ quiere ser “fristáil” en el diccionario
El rap improvisado reivindica su valor con una exhibición en el congreso de la lengua de Cádiz que lo proclama como arte libre, capaz de jugar con los neologismos y enganchar a los más jóvenes con el verso
En el mundo del freestyle o rap improvisado existe una palabra para definir lo que es encajar un verso en un compás o que es ingenioso, “barra”; otra para nombrar la imitación con la boca de sonidos de percusión, beatboxing, y también hay un vocablo para los detractores que critican tras un perfil en redes sociales, “niño rata”. Este joven arte urbano guerrea con las palabras y se maneja con soltura en la compleja magia de las figuras retóricas. Así que tampoco es raro escucharles hablar de metonimias (designar algo con el nombre de otra cosa), paronomasia (empleo de palabras que tienen semejanza fonética) o anadiplosis (repetir al principio de un verso la misma palabra con la que terminó el anterior).
De neologismos y recursos poéticos tiró la noche del miércoles el rapero Pablo Pérez, Blon, campeón de España de la competición Red Bull Batalla 2022, cuando soltó una de sus primeras rimas improvisadas en la exhibición organizada en el transcurso del IX Congreso Internacional de la Lengua Española de Cádiz (CILE). “El rap nació en Nueva York y Lorca escribió allí / o sea que, en realidad, no son tan diferentes / porque acaban en el corazón y empiezan en las mentes / ya es algo que todo el mundo se labra / porque hay que cuidar a las palabras”, cantó para un público ecléctico de congresistas, familias, jóvenes aficionados al freestyle y periodistas, entregados a lo que se estaba viviendo en el escenario con forma de cuadrilátero en el Baluarte de la Candelaria. El acto, organizado por FundéuRAE, RedBull Batalla, el Instituto Cervantes, el Ayuntamiento de Cádiz y la Fundación SGAE, fue el contrapunto a una jornada repleta de debates sobre la lengua, los neuroderechos o los usos del espanglish, entre otras cuestiones.
Aunque quizás lo que hacen artistas como Blon o Ignacio Romero Montero, aka (palabra para referirse a los pseudónimos) Mnak, que le acompañaba, no es tan distinto del tema central del encuentro de Cádiz: el mestizaje y la interculturalidad. Los dos raperos, junto a la artista gaditana África Sevilla, NikiDMT, el DJ Guillermo Camacho, Verse, y la host (presentadora) Mary Ruiz, Queen Mary, se subieron al escenario para participar en una batalla de freestyle donde la improvisación, la rima y la heterodoxia lingüística se mezclaron sin remordimientos: de Quevedo a Son Goku, de la RAE a Ana Obregón. “En la historia de la literatura, los grandes literatos estoy seguro de que no decían voy a hacer una aliteración, la usaban. Nosotros, igual, no es algo académico, directamente lo creamos”, apunta Mnak, licenciado en Literatura y escritor.
El freestyle nació como un hijo del rap en las calles de ciudades de Estados Unidos en algún momento de los años ochenta. No se distancia tanto del flamenco, surgido en el siglo XVIII en tabernas andaluzas como las de Jerez de la Frontera. O del Carnaval de Cádiz, irónico y mordaz. Como ambos géneros, ya plenamente aceptados como arte, el rap improvisado ha atravesado las veredas de la incomprensión y el rechazo. Ahora, no. La FundéuRAE, en colaboración con RedBull Batalla, editaron el pasado diciembre una guía con más de 250 palabras y expresiones con las que quieren acabar con el desconocimiento al que se enfrenta esta disciplina. “Podemos ser totalmente académicos. Es un estereotipo que digan que si somos solo de la calle. Yo estoy estudiando una carrera”, explica NikiDMT.
Pero antes de llegar a esta batalla, disputada de cuatro en cuatro versos bajo la base electrónica de Verse, los cinco protagonistas estuvieron en un taller con público. “Que hayamos estado invitados a un encuentro académico es importante para nosotros. Yo he lanzado la propuesta para que la RAE reconozca el término fristáil, así tal cual. Me encantaría saber si tengo respuesta”, ha dicho Mnak, entre risas. Blon repitió la exhortación sobre el escenario: “¡Ya es hora que el freestyle entre en el diccionario!”, a ritmo de rap. Por si acaso, se defendió preventivamente ante las posibles críticas por el empleo de palabras inglesas en sus rimas: “Lo usamos de forma fonética, con significados casi onomatopéyicos”.
Preguntado después el director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, sobre esta cuestión, ha remitido al procedimiento habitual con cualquier palabra susceptible de entrar en el diccionario: “Requiere meditación y hay que proponerlo a las demás academias del español. Podríamos dejar ese término en crudo [en su idioma y en cursiva], o, como no corresponde con la fonética española, se podría también castellanizar”.
De hecho, Blon se siente heredero de los trovadores: “Siempre han existido improvisaciones, no hemos inventado nada”. Solo que, en el freestyle, los códigos lingüísticos son otros. “Adaptamos a nuevas tendencias el lenguaje, pero al final provocamos que los jóvenes se interesen por la poesía mientras hablamos de cosas actuales, como la última sesión de Bizarrap [la del despecho de Shakira a Piqué]”, justifica el rapero.
Entre el público del debate, congresistas curiosos de edad madura, jóvenes de estilo urbano y familias con niños, las preguntas fueron diversas: “¿Os inspiráis en los clásicos?”, “¿consultáis el diccionario?”, les lanzaron desde el auditorio. “Me gusta componer poesía y sigo a poetas como Luis García Montero [director del Instituto Cervantes] y uso sobre todo el diccionario de sinónimos para ampliar el vocabulario”, contestó Blon, para despejar incógnitas generales y básicas de su arte o deporte —si la disciplina es una u otra cosa es uno de sus debates candentes internos—. Pero por si había dudas del valor que ellos daban a lo que se estaba cocinando, Queen Mary cerró filas: “Aquí tenemos a los nuevos Góngora y Quevedo, dentro de unos siglos”.
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