El responsable del ‘Diccionario Panhispánico de Dudas’: “Lo ideal sería que nadie escribiera ‘solo’ con tilde”
El filólogo y académico Salvador Gutiérrez Ordóñez presenta la nueva edición de la obra que incluye la redacción de la norma que ha suscitado la reciente polémica en la institución
Calmadas las aguas en la Real Academia Española (RAE) tras la polémica de quienes porfiaron para que la palabra solo, cuando se usa como adverbio, lleve tilde contra los que lo ven innecesario, el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez, filólogo, director del Departamento de Español al Día desde 2008, que responde a dudas lingüísticas a través de la cuenta de Twitter de la institución y es responsable de la próxima edición del Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), ha presentado este martes la actualización en línea de esta obra, que estará disponible en semanas. Entre las novedades está la nueva redacción de la norma para tildar o no la palabra ‘solo’, un asunto sobre el que ha declarado a los periodistas: “Lo ideal sería que nadie lo escribiera con tilde”.
Gutiérrez Ordóñez ha abundado: “En la escuela nos enseñaron que la tilde se ponía con el sentido de darle una intención a esa palabra, pero no se decía nada de que ese uso fuera para desambiguar”, para evitar confusión. “Si no, tendríamos que sembrar de tildes la lengua”. Para quien pueda tener duda aún hoy, si no se tilda ‘solo’, nunca errará: como adjetivo no se pone el signo ortográfico, como adverbio no hace falta, aunque queda a juicio de quien escriba el ponerlo si a su juicio existe riesgo de ambigüedad, que se confunda como adjetivo. “La nueva edición del DPD ha tratado de dar una redacción más taxativa”. Para quitar peso a este debate entre solotildistas y antisolotildistas, ha puesto como ejemplo que andar discutiendo por algo así sería como si “alguien se quejará a una persona con un cáncer de páncreas que le duele una uña”.
El académico lo ha recordado en su intervención, en un acto en el que la RAE ha presentado varios de los proyectos que desarrolla la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), las 23 corporaciones que hay en todo el mundo. Precisamente, el DPD, que vio la luz en su primera edición en San Millán (La Rioja) en 2005, “fue la primera gran obra panhispánica”, ha subrayado. “Se trata de un diccionario de dudas de distinto tipo, léxicas, morfológicas… Cuando hay un fenómeno nuevo, lo registra el Departamento del Español al Día y comienza un periodo dialéctico, de estudio; por último, se consolida si es que entra en el Diccionario de la Lengua Española (DLE)”.
Gutiérrez Ordóñez ha reconocido que “el DPD está en un territorio conflictivo porque tiene que resolver dudas, como por ejemplo sucedió con la palabra covid: los hablantes se preguntaban si era de género masculino o femenino; como vimos que contenía la palabra enfermedad, propusimos femenino, aunque fuera una propuesta arriesgada”. “¿Era llana o aguda? ¿En mayúsculas?”, ha continuado. El diccionario de la lengua decidió finalmente que podía usarse en ambos géneros y debía ir en mayúsculas.
Sobre los extranjerismos, sobre todo, anglicismos que se usan con regularidad a diario, ha recordado que la misión de la RAE es “siempre primero buscar si hay una palabra equivalente en español, y si no la hay, al menos adaptarla, como sucedió en su momento con fútbol, del inglés football”. Dieciocho años después de su primera edición, “el DPD se había quedado un tanto obsoleto, tenía una redacción solo en texto, como en un Word, que ahora por fin será digital y permitirá navegar de una palabra otra”.
La próxima edición del diccionario
Por su parte, la directora de la vigesimocuarta edición del Diccionario de la lengua española, la académica Paz Battaner, ha informado de que el Instituto de Lexicografía de la institución está trabajando en dos ediciones del próximo diccionario: renovar la 23.6, que es la que está ahora en línea “y a la que las otras academias van aportando sus comentarios”, ha dicho, y la 24, que se prevé presentar en 2026. Una de las principales novedades de esa futura versión será “que se aporten sinónimos en las definiciones, algo que se nos demanda mucho”.
Sobre la nueva versión de El Corpus del Español del Siglo XXI (Corpes), del que también va a haber versión digital, la 1.0, el académico Guillermo Rojo ha explicado que es una obra formada por fragmentos de textos. “25 millones de palabras para cada año, desde 2001 hasta la actualidad, con textos de prensa, de ficción, por países...”. En la presentación ha hecho algunas búsquedas de resultados estadísticos, para saber, por ejemplo, cuántos verbos hay en español. “Son 13.607 los documentados en el Corpes, más que en el diccionario, que tiene unos 12.000″. De la tercera conjugación, aquellos cuyo infinitivo termina en -ir, hay 963. Por último, Ignacio Bosque, responsable de la obra Glosario de términos gramaticales, disponible en papel desde 2019, útil sobre todo para profesores de Secudaria, ha informado de que en semanas incluirá una versión en línea, “de acceso libre y gratuita”.
Dudas para un diccionario de dudas
El académico Salvador Gutiérrez Ordóñez ha explicado algunos ejemplos de palabras que generan dudas entre los hispanohablantes al escribirse o incluso al pronunciarse, como crupier (ya admitido), del francés croupier, o cruasán, igualmente reconocida, y también de origen galo: croissant. "También hemos introducido matrón, por matrona; se introdujo contratacar, que tiene doble uso, contraatacar”.
Dudas con una o dos vocales que se repiten en términos como preestreno (el diccionario ahora no recoge prestreno) pero sí tanto rembolso como reembolso. Igualmente, ha dicho que se recomendará al pleno de la RAE que acepte sambernardo, escrita ahora de forma separada y con n, san bernardo, para nombrar a una raza de perro. “La primera obligación de la academia es hacer propuestas y si tienen éxito, pues mejor”.
Más dudas, "se usa tour, pero no tur, en cambio utilizamos sus derivadas, como turista o turoperador"; también se propone brauni para brownie, y jáquer por hacker. O un ejemplo que no tiene nada ver con la pronunciación, que se diga acoso escolar en vez de bullying. Así, otros extranjerismos más veteranos y que hasta ahora ha sido "imposible de desterrar del español son hardware o software", ha recordado.
Sobre esta clase de debates, ha mostrado un ejemplo que la propia RAE propuso y rechazó: “En 2005 se optó por ballé, en vez de ballet, pero el pleno no lo consideró, y así se mantiene esta última en cursiva y en francés”. Otro campo del que se ocupa el Diccionario Panhispánico de Dudas son los topónimos: cómo debe escribirse y pronunciarse Río de Janeiro (esta vez sí, con tilde) y cuál es el gentilicio: carioca o fluminense. “Es ejemplo de una información de gran utilidad, pero que no está en el Diccionario de la Lengua Española”.
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