La editorial británica de Roald Dahl cede a las presiones y publicará los textos originales del autor
Los cambios, para que los relatos infantiles del autor fueran más políticamente correctos, provocaron un rechazo unánime. Puffin imprimirá ediciones con las versiones originales y con las adaptadas
Los relatos originales del autor Roald Dahl continuarán siendo publicados sin alterar adjetivos o descripciones físicas de algunos de sus personajes, según ha anunciado la editorial Puffin, la subsidiaria de literatura infantil del gigante Penguin Random House. La compañía se ha visto obligada a ceder, ante la unanimidad de las protestas de escritores, críticos literarios, lectores, políticos y hasta la realeza británica. Con la autorización de los herederos del prolífico autor, la editorial había realizado una revisión completa de obras ya clásicas como Charlie y la Fábrica de Chocolate, o James y el Melocotón Gigante, para eliminar algunos adjetivos o descripciones físicas de sus personajes, con el objetivo de hacer más políticamente correctos los textos y adaptarlos a una supuesta mayor sensibilidad de nuevas generaciones. La reacción generalizada de protesta —que encabezó el escritor Salman Rushdie, también publicado por Penguin— se extendió más allá de las fronteras del Reino Unido. Dahl había vendido más de 300 millones de copias de sus libros por todo el mundo.
“Hemos prestado atención al debate suscitado durante la semana pasada, que no ha hecho más que reafirmar el extroardinario poder de los libros de Roald Dahl, y ha planteado la cuestión de cómo mantener la relevancia de relatos de otra época para cada nueva generación”, ha dicho en un comunicado público Francesca Dow, la directora general de Puffin.
La editorial, que tenía previsto publicar a finales de año una nueva colección de las obras completas de Dahl con los textos revisados —que ya se pueden comprar de manera individual— ha anunciado finalmente que los lectores podrán elegir entre la versión original de los libros, de la que también imprimirán nuevas ediciones, o la versión actualizada con las correcciones que tantas críticas han desatado.
Las correcciones impuestas por la editorial hacían que Augustus Gloop, el niño ambicioso y obsesionado con la comida de Charlie y la Fábrica de Chocolate, ya no fuera “enormemente gordo” sino solamente “enorme”; la tía Sponge, de James y el Melocotón Gigante, dejaba der ser la “tía gorda”; los hombres de las nubes (Cloud-Men), también en ese libro, se convertían ahora en “gente” (Cloud-People), e incluso una mención a Rudyard Kipling ―el autor victoriano lleva años cuestionado por su tono colonialista— se había convertido en otra a Jane Austen.
La reina consorte Camila, conocida por su gran afición a los libros y que mantiene incluso un club de lectura en internet, quiso también intervenir en la polémicas de estos últimos días, durante un acto celebrado en su residencia oficial de Clarence House: “Por favor, permaneced honestos con vuestra vocación, ajenos a las trabas de aquellos que pretenden doblegar vuestra libertad de expresión o imponer límites a vuestra imaginación”, decía la esposa de Carlos III a los autores que habían acudido al evento.
La editorial Penguin, ha dicho su director ejecutivo en el Reino Unido, Tom Weldon, está acostumbrada “a fomar parte del debate cultural” siempre presente en la sociedad, aunque “en ocasiones supone un desafío y se convierte en algo incómodo. Y está claro que esta ha sido una de esas ocasiones·”, se ha lamentado Weldon, después de confirmar que “los lectores serán libres de escoger la versión de Dahl que prefieran” cuando vuelvan a publicarse a finales de 2023.
Después del intenso debate y de la rectificación de la editorial, también ha habido quien ha expresado sus sospechas ante una semana tormentosa que se va a traducir en un aumento de ventas de los libros de Dahl. De momento, la colección de sus 16 relatos ya se ha situado en la segunda posición de ventas de literatura infantil en Amazon. El librero de Glasgow D Franklin, fundador de la editorial Galli Books —con una línea editorial volcada en la justicia y la “interseccionalidad”—, expresaba sus sospechas en Twitter: “Puffin y los herederos de Dahl se han esforzado en hacer caja: a un primer aumento de ventas de las ediciones impresas antiguas, después de la polémica creada, siguió otro tirón de ventas entre aquellos que apoyaban los cambios. Y ahora anuncian la edición de dos versiones para elegir”.
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