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María Elena Morán da voz a la tragedia de la Venezuela poschavista y su diáspora

La escritora venezolana gana el premio Café Gijón 2022 con su novela ‘Volver a cuándo’

La escritora María Elena Morán en la sede de la editorial Siruela en Madrid, el 25 de enero.
La escritora María Elena Morán en la sede de la editorial Siruela en Madrid, el 25 de enero.Jaime Villanueva
Nora G. Fornés

Cuando Hugo Chávez llegó al poder, María Elena Morán (Maracaibo, 37 años) tenía 13 años. En el momento de su ingreso en la universidad, la revolución bolivariana estaba en su auge: había pasado por los álgidos episodios del intento de golpe de Estado y el paro petrolero. Estudiante de Periodismo, apoyó como ciudadana al Gobierno, feliz de estar viviendo la oportunidad de tener a los rebeldes en el poder, en una época en la que, para ella, había una cierta promesa en el horizonte. Hoy, esta joven escritora venezolana afincada en Brasil se refiere a la situación de su país natal como “fracaso”. Esta desilusión es algo que comparte con Nina, la protagonista de su novela Volver a cuándo, que ha ganado el Premio Café Gijón 2022 y que se acaba de publicar en Siruela.

La novela, contada bajo el prisma de cinco miembros de una familia, refleja esta decepción colectiva, pero también individual, íntima. En plena crisis nacional, que deja a los barrios más pobres de las ciudades sin luz o agua potable, Nina deja a su hija Elisa a cargo de su madre, Graciela, para buscar suerte en Brasil y poder traerlas consigo más tarde. Esto sucede tras la muerte de su padre y compañero de Graciela, Raúl, pilar de sus vidas. “Comencé a escribir en 2018, cuando surgieron esas imágenes de la frontera llena de venezolanos. Para mí, eso era una imposibilidad gigantesca que me dejó totalmente avasallada. Mi padre había muerto hace algunos años y de repente veía la revolución, que había sido la mía, muriendo, y el país en colapso. Estaban esos tres lutos juntos”, relata Morán con voz suave, pero certera, en una sala forrada de libros en la sede de su editorial en Madrid.

Este tema la tenía “tomada por completo”. Así que emprendió esta escritura-catarsis que se convirtió primero en su tesis doctoral de Escritura Creativa —por entonces ya vivía en São Paulo— y más tarde en la novela ganadora de un prestigioso certamen. Morán refleja el duelo por la pérdida de su padre con el personaje de Raúl, un muerto que evita reencontrarse con su esposa, que no cesa de invocarlo. En ese sentido, se inscribe en la tradición latinoamericana del realismo mágico, en la que los fantasmas y los vivos interactúan. “Es una herencia que forma parte de mí, pero no fue algo que incorporara a propósito. Entender a los muertos como parte de nuestra vida, como entes hechos de memoria, es algo real”, comenta la escritora, que dice beber de fuentes como Juan Rulfo, William Faulkner o Toni Morrison.

Aunque ella no se considera una exiliada —se fue a Cuba a estudiar cine cuando aún no tenía una mirada crítica sobre lo que estaba ocurriendo en Venezuela, e incluso estar en la isla le abrió los ojos—, sí que conoce de muy cerca lo que supone dejar su país: “No formo parte de esa diáspora, pero me considero migrante, porque estoy en Brasil, donde acabé por razones personales. Mi entorno, en cambio, sí que forma parte de ella: mi hermana se marchó durante la crisis, mi mamá se fue a Brasil hace poco y tengo alrededor de 40 personas de mi familia que salieron del país. Sé de sus relatos y su cotidianidad traumática. El episodio en el que Graciela tiene que vender la casa a precio regalado tiene mucho de autobiográfico”. Hay un paralelismo, según Morán, entre el estado del país y su literatura, “empobrecida como reflejo de la miseria nacional”.

La escritora venezolana María Elena Morán, ganadora del Premio de la novela Café Gijón 2022.
La escritora venezolana María Elena Morán, ganadora del Premio de la novela Café Gijón 2022.Jaime Villanueva

Es por ello por lo que el exilio, autoinducido o forzado, es un tema central de Volver a cuándo. Mientras Nina se busca la vida en Brasil, reaparece el personaje de Camilo, su expareja y el padre de Elisa, que desapareció de su vida cuando se divorciaron. Se trata de un político chavista, antes rebelde, que paradójicamente proviene de familia adinerada y que pretende ahora huir del país y llevarse consigo a la niña a Estados Unidos. Es, en cierto modo, el villano de la historia —incluso lleva un parche de pirata, ya que perdió un ojo en un patético ataque contra él— y es el único narrador del libro en segunda persona, algo muy raro en literatura.

Así justifica la autora esa decisión diegética: “Camilo es un hombre totalmente dividido entre el Camilo que es en la práctica y el Camilo que él pensaba que era. Quería desarrollar el personaje en ese diálogo conflictivo consigo mismo. Ha pasado por todas estas fases de ser un rebelde, un militante, a ser un burócrata en una oficina y a ser un disidente que acaba yéndose con los padres ricos a Estados Unidos, como si volviera a un punto inicial. Quería mostrar cómo lidia con esas identidades, con esas pugnas internas. De ahí ese debate entre esas voces que se hablan de tú”. Precisamente fueron estas elecciones arriesgadas —para sorpresa de Morán— las que destacó el jurado del Premio Café Gijón: el punto de vista de la narración, el lenguaje coloquial, el voseo zuliano (“vos queréis”, “vos estáis”…) y la crudeza con la que se trata la miseria del país.

Morán dice haberse inspirado en una historia muy cercana a ella, “de una impunidad inverosímil”, para escribir el rapto de Elisa por Camilo hacia Norteamérica. Cruzar la frontera norte-sur, “México-Iuesei”, como dice la niña en el libro, supondría una derrota para Nina. Por eso, México, todavía sur geopolítico —aunque no geográfico—, es un símbolo de esperanza en la historia. “Esa frontera tan icónica me permitía estar de este lado, donde todavía es Latinoamérica. Esa cuestión de permanecer más al sur es un punto de honor, un vislumbre de victoria”, sentencia Morán. La historia de Nina es, una vez quitados los filtros ficcionales, también la suya propia.


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Sobre la firma

Nora G. Fornés
Redactora de la sección de Cultura y Televisión desde septiembre de 2022. Licenciada en Filología inglesa por la Universidad Sorbona y máster de enseñanza por la INSPE de París. Antes de incorporarse a EL PAÍS, trabajó como profesora de secundaria de inglés. Cursó el máster de Periodismo UAM-EL PAÍS en la promoción 2021-2023.

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