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Museo del Prado
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ataque al Prado: “Un marco también es una obra de arte”

La responsable de la colección de marcos del museo madrileño condena en este artículo las recientes acciones de los ecologistas: “No creo que nos representen a nadie”

Dos activistas se pegan a los marcos de ‘Las majas’ de Goya, el pasado sábado en el Prado.

Si hablamos de los nuevos y recientes atentados surgidos en museos del mundo contra las obras de arte, a todos nos viene a la cabeza la imagen de activistas proecologismo lanzando, en versiones gastronómicas variadas, sus protestas directamente sobre obras de arte. Cualquiera se echaría las manos a la cabeza, porque esta agresión a la cultura, a la historia, es en sí misma un ataque a la preservación de la humanidad. Alegan que las obras tienen cristal, que están protegidas, que no las dañan... pero esta agresión va más allá, es una expresión y un acto violento que traspasa el límite atentando contra lo bello y perecedero. Con esto ya sería más que suficiente como para reprobar esta acción, pero si queremos ser más pulcros, ¿realmente no se daña la obra de arte? Parece que un cristal protege la pintura, pero parémonos a pensar en que todas estas piezas van enmarcadas y que dichos marcos no tienen ninguna protección que los salve. Si hablamos con propiedad, esto es una agresión física y sí degrada la obra artística.

Un marco histórico no es un simple adorno, lleva tras de sí una historia, un bagaje cultural igual que el de cualquier obra artística. Desde la Antigüedad los marcos han acompañado a sus pinturas, protegiendo, encuadrando, iluminando y realzando lo representado. Un marco original o de época da una información añadida, complementaria y fundamental para percibir el conjunto en todo su esplendor y disfrutar al máximo de algo tan singular y único como es el arte.

Desgraciadamente estas no son las primeras veces en las que un grupo de activistas por el medio ambiente utiliza las obras de arte como medio de protesta. En los últimos tiempos varias acciones se han centrado en otras, en concreto en sus marcos, sobre los que se han pegado con adhesivo, perjudicando la pieza. De esto no se habla, pues no parece tan mediático, pero sigue siendo una agresión a una parte de la obra de arte. Si la cultura debe caracterizar al ser humano por distinguir, valorar y preservar la misma, poca cultura está demostrando el que defiendan de esta manera nuestro planeta. Cosa que es más que preocupante, puestos a pensarlo.

El sábado 5 de noviembre volvió a suceder. Esta vez atacaron contra los dos cuadros que representan Las majas de Goya, en el Museo del Prado. Los agredieron pegándose a sus marcos, parte importante y fundamental del conjunto de la obra artística.

Cuando estas pinturas llegaron al Museo del Prado procedentes de la Real Academia de San Fernando, la Maja vestida y la Maja desnuda estaban guarnecidas con un marco de moldura lisa dorada. Una vez en el museo, probablemente entre los años 1902 y 1910, bajo la dirección de José Villegas, se realizaron estos marcos de estilo fernandino, que hoy cuentan con más de cien años de antigüedad y poseen un importante valor histórico y artístico. Aun no tratándose de los originales de las pinturas, fueron realizados para ellas en madera tallada, policromada y dorada con oro de alta calidad. Dañar este material ya conlleva un coste importante, pero dañar un objeto artístico de estas características no tiene precio. Dicen que no han dañado la obra, pero el marco es parte de la obra, es arte también.

Nuestro trabajo desde un museo es preservar y conservar en las mejores condiciones las obras de arte. Es nuestra responsabilidad que lleguen lo mejor posible a las siguientes generaciones, tal y como nos gustaría que llegara el planeta. ¿Por qué atentar contra lo mismo que estás defendiendo? Poder disfrutar y valorar el arte que tenemos, que nos ha llegado después de siglos, es una de las cosas más valiosas que hay. Ver cómo las personas que enarbolan la defensa del medio ambiente, algo tan importante, atentan contra ellas, es triste e incomprensible, o al menos lo es para alguien que ama el arte tanto como a su planeta.

El ecologismo y la lucha por el medio ambiente es necesaria, fundamental, pero no a costa de la belleza, la historia y la cultura. Flaco favor nos hace un ecologismo incívico e inculto, porque no creo que nos represente a nadie.

Gemma García Torres es responsable de la colección de marcos del Museo Nacional del Prado.

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