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Crítica | Padre no hay más que uno 3
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Padre no hay más que uno 3’: Santiago Segura se atreve con una insignificante película de Navidad en pleno verano

La saga ha ido en declive. La primera entrega, quizá escasa de creatividad, contenía un estupendo humor físico. La segunda ya era bastante peor

Desde la izquierda, Toni Acosta, Carlos Iglesias, Santiago Segura y Loles León, en 'Padre no hay más que uno 3'
Javier Ocaña

La valentía, que no inconsciencia, de Santiago Segura no tiene límite. Tras llevar a los cines a casi dos millones y medio de personas (13,6 millones de euros de recaudación) con Padre no hay más que uno (2019), se atrevió a estrenar Padre no hay más que uno 2: la llegada de la suegra en el verano de 2020, cuando los cines acababan de reabrir, la pandemia del coronavirus nos masacraba y ni las grandes producciones de Hollywood se arriesgaban a dar salida a sus productos. Otro logro: dos millones de entradas vendidas y 11 millones de euros en taquilla. El verano volvió a ser suyo, igual que en 2021 con otra película familiar, ¡A todo tren! Destino Asturias, ajena a la saga, aunque con buena parte de su reparto (millón y medio de espectadores, y más de ocho millones de euros). Cifras impensables en la actualidad para el resto del cine español, en tiempos de zozobra, encrucijada y temor.

Con Padre no hay más que uno 3, Segura parece apostar sobre seguro y, sin embargo, vuelve a subirse en el alambre del funambulista con una película de Navidad estrenada en pleno verano. El acabose. Una historia alrededor de los regalos de Reyes, de la cena con el pavo, de la pérdida de un queridísimo niño Jesús para la familia, de la función en el colegio con la Virgen María y San José, de niños con bufandas y de la plaza Mayor y Chencho como guiño inexcusable, cuando un minuto antes de entrar al cine y uno después de salir el fuego de julio y agosto y los 40 grados a la sombra caen sobre nuestras conciencias. Si hay algún precedente de un estreno tan a contracorriente en el mundo, este crítico no lo ha encontrado. Bravo por su coraje y por la confianza en su público. Eso sí, con independencia del choque climático, la película, como cine, es insignificante.

La saga de Segura ha ido en declive. La primera entrega, quizá escasa de creatividad, pues se trataba de un remake de la argentina Mamá se fue de viaje, de Ariel Winograd, contenía, sin embargo, un estupendo humor físico y una blancura con matices gamberros que hizo diana en el público. Una refrescante comedia familiar y comercial, que no es poco. La segunda, en cambio, ya sin el sostén de la historia original de Winograd en el guion, era bastante peor. Habían desaparecido el humor físico, la mordiente de la mayoría de los diálogos, una cierta acidez crítica y apenas resaltaban un par de chistes de atrevido humor negro. La comedia fundamentalmente blanca se había dado un último lavado para que su blancura fuera reluciente.

En esta tercera el proceso se acelera. Casi con toda seguridad será otro éxito, pero ahora todo es aún más melifluo, cortés, ñoño, añejo en muchos aspectos, aunque se traten temas contemporáneos. Fea de imagen, sin un solo logro que la haga relucir con la puesta en escena, o algún recurso cinematográfico con el que escape de la planicie, Padre no hay más que uno 3 tiene un ritmo monocorde, discretas interpretaciones, escasa o ninguna gracia en las situaciones y nulo tempo cómico en los diálogos, en las réplicas y contrarréplicas. No es una película que enfade, ni mucho menos, porque no tiene pretensión alguna ni gags de vergüenza ajena. Simplemente es tan indolente como cualquier producción española para niños de los años setenta y ochenta, y ya pueden ir recordando títulos. Volverá a ser un éxito, porque el público de Segura es fiel y él se lo ha ganado. Pero el riesgo, esta vez, se ha quedado en lo extrínseco, en un salto mortal meteorológico que quizá tenga un objetivo desmesurado, pero nunca imposible para el director de Torrente: que su película sea el éxito del verano, aguante en cartelera durante meses, y luego sus fieles repitan en Navidad.

PADRE NO HAY MÁS QUE UNO 3

Dirección: Santiago Segura.

Intérpretes: Santiago Segura, Toni Acosta, Loles León, Carlos Iglesias.

Género: comedia. España, 2022.

Duración: 98 minutos.

Estreno: 14 de julio.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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