‘Mali Twist’: Y el rock también llegó a Malí
El nuevo trabajo de Robert Guédiguian es una película leve que se ve y se escucha con cierto agrado. No es lo normal en la cartelera actual
El concepto de cine de autor, tan enfático y prestigioso él, se presta a múltiples interpretaciones y no está bendecido siempre por la calidad. Hay indudables autores, con estilo y universo reconocibles, cuyo cine me resulta insoportable. Sus constantes y transparentes señas de identidad, su presunto arte, me incitan a salir corriendo cada vez que me topo con ellos. Y existen artesanos admirables que nunca se han colgado la etiqueta de artistas. Se han limitado a realizar buenas películas en múltiples géneros sin que te impongan todo el rato su firma.
El francés Robert Guédiguian lleva 40 años dirigiendo películas. También siendo coherente con el mundo que quiere mostrar, con lo que piensa sobre el estado de las cosas, creando con arraigada, honesta e indesmayable conciencia social historias y personajes que casi siempre lo tienen crudo, que intentan mantener el tipo y no traicionar a los principios y las causas en las que han creído. Y la sensación de fracaso les acompaña, las circunstancias pueden acorralarles, todo es problemático y complejo, mantener la dignidad exige un alto precio. Y por supuesto, Guédiguian a veces ha estado muy inspirado y en otras percibes el desfallecimiento y la repetición. No hay duda de su honestidad, pero eso no garantiza la creación de arte. Guédiguian también ha sido obsesivamente fiel a paisajes fijos al desarrollar sus argumentos y a trabajar con los mismos intérpretes. Su esposa, la actriz Arian Ascaride, ha protagonizado casi todo su cine. Y la han acompañado invariablemente los actores Gérard Meylan y Jean-Pierre Darroussin. Su presencia nos resulta familiar. También abusiva en algunas situaciones. Pero él sabrá. Yo siento respeto por su cine. Y en ocasiones me ha conmovido. Como en Las nieves del Kilimanjaro y Marius y Jeannette. Otras, las he olvidado. Pero siempre tengo interés inicial por el cine de este izquierdista en posesión de cerebro, matices, contradicciones, lucidez, desencanto y corazón.
En Mali Twist, rodada en medio de la pandemia, Guédiguian abandona sus escenarios habituales y los rostros que habitan ancestralmente en su cine. Se traslada a Malí en el año 1962. El país se acaba de liberar de la colonización francesa. Hay jóvenes que se han creído de verdad la labor de concienciar a la gente del pueblo sobre los ideales y las ventajas del nuevo mundo, la colectivización, la educación, el socialismo. Lo hacen con entusiasmo y buena fe, aunque los burócratas de la política y del nuevo poder desconfíen de su vibrante apostolado. En el nuevo mundo también comienzan a asfixiar a los pequeños comerciantes. La teoría y la realidad se enfrentan. Y aunque todo pretenda ser más civilizado, todavía se pueden perpetrar barbaries tradicionales como que un padre pueda comprarle esposa a su hijo.
Guédiguian también habla de la llegada del rock y del twist a una juventud seducida por ellos, que es feliz bailando, que percibe que su cabeza y su cuerpo se liberan con esa música. Y Guédiguian hace creíble el vitalismo y la alegría de esa gente alborotada con los nuevos bailes. También una exaltante y complicada historia de amor en permanente amenaza por las viejas e injustas tradiciones. Es una película leve que se ve y se escucha con cierto agrado. No es lo normal en la cartelera actual. Y no es mucho, pero me conformo con ello.
'Mali Twist'
Dirección: Robert Guédiguian.
Intérpretes: Stéphane Bak, Alice Da Luz, Saabo Balde.
Género: drama. Francia, 2021.
Duración: 129 minutos.
Estreno: 8 de julio.
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