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A VUELA PLUMA
Columna
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Héroe de los varones humillados

No habría provocado el juicio de Johnny Depp y Amber Heard la misma reacción violenta contra ella y favorable a él si hubiera ocurrido en los primeros tiempos del Me Too

Johnny Depp
El actor Johnny Depp sonreía a sus admiradores durante la última jornada del juicio por difamación contra Amber Heard, el 27 de mayo en Virginia (Estados Unidos).EVELYN HOCKSTEIN (REUTERS)
Elvira Lindo

“Ella está pidiendo a gritos una humillación total… ¡Y la va a tener!”. Así se expresaba el actor Johnny Depp en 2016. Desde luego hay que felicitarlo: el idolatrado actor lo ha conseguido. Lo que cabe preguntarse es cómo, cuando hace menos de dos años un juez de la Corte Suprema británica le daba la razón al periódico The Sun, que había sido demandado por Depp al verse acusado en sus páginas de maltratador de esposas. Confluyen varios factores en sentencias tan opuestas: no es lo mismo ser juzgado por un juez que por un jurado; no es lo mismo un juicio que se convierte en un espectáculo que otro en el que se tiene la delicadeza de que algunas de las declaraciones no se hagan públicas; no es posible en este raro presente que los miembros del jurado permanezcan ajenos a la opinión pública si se les permite conservar su dispositivo móvil; no es lo mismo un juicio en Virginia que uno en California; no habría provocado este juicio la misma reacción violenta contra Amber Heard y favorable a Depp si hubiera tenido lugar en los primeros tiempos del movimiento Me Too.

Dado que no soy propensa a la mitomanía que provoca Depp (aunque me guste como actor) he vivido de lejos la convulsa relación de esta pareja, pero ahora respondo a las consecuencias de esta pelea legal, de este juicio “particularmente feo”, como así lo ha definido el periódico The Guardian, la ruptura de una presa de aguas infectas que ha acabado afectándonos y llamándonos a tomar partido. Tomar partido, en este caso tan sórdido, no implica defender a quien más admiras, sino a la que ha sufrido un acoso mediático brutal, síntoma sin duda de una respuesta violenta contra lo que supone el MeToo. Heard se ha convertido en el chivo expiatorio, en la mujer que representa a todas esas mujeres que por un tiempo hicieron callar a los hombres poderosos. Los que han analizado la sentencia, y en España, cómo no, han brotado los consabidos analistas, ven en este fallo un castigo a esas mujeres que abusaron de un movimiento “noble” (así lo denominan para justificar su aversión) y quisieron obtener con malas artes el salvoconducto de víctimas, pero lo que ha de analizarse es cómo el bufete de abogados que asesoró a Depp, capitaneado por la hoy aclamada Camille Vasquez, se valió de la fuerza de oscuros manipuladores de opinión para difundir una imagen de descrédito de la demandada: mediocre actriz, arribista, cazadora de fortunas, manipuladora y mentirosa, todo esto expresado a través de los célebres memes y tiktoks que, como ya viene estudiándose, utilizan la burla para modificar las tendencias políticas. Amber Heard ha sido sometida a un escarnio público, pero en la memoria de las personas sensatas que hemos leído sobre el juicio en medios americanos fiables, quedará la imagen del señor que antes de su boda había definido a su prometida como puta sin valor, que el mismo día del enlace comentó a un amigo que a partir de la bendición ya la podía abofetear o que bromeaba con un colega sobre follar su cuerpo quemado. Ya saben, el típico cachondeo que cualquier hombre expresa sobre su mujer.

Heard se ha convertido en el chivo expiatorio, en la mujer que representa a todas esas mujeres que por un tiempo hicieron callar a los hombres poderosos

Los hay y no pueden evitarlo, aunque disimulen, que ven en esta sentencia una especie de castigo bíblico. No reconocerán cómo se ha manipulado a la opinión pública para que apedreen verbalmente a una mujer. Dicen estar con las víctimas de verdad, y lo tienen fácil porque esta mujer es guapa, rubia, rica, blanca. No hay ningún ángulo de la opresión al que pueda acogerse. De tal forma, que dan por bueno y merecido el acoso que ha sufrido. Las celebridades que han defendido al actor lo definen como buena persona, incapaz de hacer daño, sin contemplar que en cuestión de maltrato hay quien elige a su víctima cuidadosamente. De 14 de las agresiones referidas en el juicio británico, 12 fueron dadas por ciertas. La columnista Moira Donegan calificó el juicio de una orgía de misoginia; una victoria, añado, para quienes consideran que en los últimos años el movimiento feminista ha acorralado a los pobres varones.

Sospecho que ninguno de los dos, Heard o Depp, saldrá beneficiado de este espectáculo por mucho que se hable de reputaciones recuperadas. Heard está hundida, Depp se ha convertido en ese tipo de héroe de los varones humillados, capitaneado por la extrema derecha americana. Mala cosa. Pero esto es solo un avance de lo que se nos viene encima.

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Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

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