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‘El hijo de la cómica’, la declaración de amor de José Sacristán a Fernán Gómez

El actor interpreta y dirige una obra escrita por él mismo que recorre los primeros años del autor de ‘Viaje a ninguna parte’

José Sacristán ‘El hijo de la cómica’,
José Sacristán, en la presentación en Madrid este jueves de 'El hijo de la cómica'.Kike Para
Rocío García

“¿Qué pasa? ¿Qué voces son esas?”, se oía en los patios de aquellas pensiones lúgubres y frías de los años treinta en Madrid. “Tranquilo, es el hijo de la cómica”, contestaba uno de los vecinos. Era el niño Fernando jugando a batallitas con soldados imaginarios y recitando textos inventados. En ese chaval, hijo de madre soltera, que vivió su infancia y juventud en unos tiempos inciertos y trágicos, pone su mirada y su voz José Sacristán, con un espectáculo que, bajo el título de El hijo de la cómica, se zambulle en esos primeros años de Fernando Fernán Gómez que tanto le marcaron en su vida y su profesión. La obra, escrita y dirigida por el propio Sacristán, es toda una declaración de amor de actor a actor.

Basada en la primera parte de El tiempo amarillo, la obra autobiográfica de Fernán Gómez, El hijo de la cómica, cuyo montaje surgió del impulso de la Filmoteca Española, se representará como lectura dramatizada en el teatro Fernán Gómez de Madrid los próximos 14 y 15 de diciembre, coincidiendo con la celebración del centenario del nacimiento de Fernán Gomez, fallecido en 2007. Sacristán estará acompañado en el escenario por Tina Sainz, Emma Suárez, Nuria Gallardo, Gabino Diego y Javier Godino, que interpretan a distintos personajes en la vida del académico, junto con el pianista Marcos Ortiz. El espectáculo rescata imágenes reales significativas que ponen en contexto aquel tiempo y que han sido seleccionadas por Juan Estelrich. Es la primera vez que Sacristán escribe, dirige e interpreta una obra.

El hijo de la cómica recorre los años que van desde el nacimiento de Fernán Gómez, en Lima en 1921, hasta 1943, el año en que realiza su primer trabajo como actor. Con el hilo conductor de la voz y la narración de Sascristán, la dramaturgia del montaje se inicia con el encuentro de seis personajes de Viaje a ninguna parte que quieren rendir un homenaje al autor de esa obra, a aquel hombre que les dio vida en el teatro y al que quieren recordar como el personaje digno y mágico que fue para ellos.

Sacristán tenía ganas de llegar a esta función. A sus 84 años, lo tiene claro. “Este espectáculo es, por encima de todo, una declaración de amor y respeto, abierta y profunda, hacia alguien a quien tuve el privilegio de conocer en profundidad. El hijo de la cómica nace de las muchas conversaciones que yo tuve con Fernando a propósito de lo que significaron en su vida la figura de su madre y su abuela”, explica el intérprete, que ha utilizado la primera parte de El tiempo amarillo ―”una especie de pequeño episodio nacional, a caballo entre Pío Baroja y Galdós”― para trasladar al escenario el tiempo que a Fernán Gómez le tocó vivir. “Mi intención era mostrar los años del Fernán Gómez que no conocemos, saber de dónde parte tanto talento, coraje y energía, toda esa capacidad de contar años de pobreza e incertidumbre, en el plano social, económico y político”, añade Sacristán.

Fernando Fernán Gómez y José Sacristán, en una escena de 'El viaje a ninguna parte'.
Fernando Fernán Gómez y José Sacristán, en una escena de 'El viaje a ninguna parte'.

Hijo de madre soltera, una actriz de nombre Carola, Fernán Gómez creció en un mundo inhóspito de casas de huéspedes y pensiones, poco favorable a los estímulos, pero con un entorno íntimo que le proporcionaba el amor y los cuidados de su madre y, sobre todo, de su abuela, aquella mujer que paseaba con el niño hasta la plaza de Santa Ana y allí, si era por la tarde, le llevaba de merienda un bocadillo de carne y una naranja. “Pelaba muy bien las naranjas. Unas veces la cáscara parecía una estrella o una flor, otras una larguísima serpentina de carnaval. Para mí, mi abuela era la ternura, el calor, la compañía; mi madre, el misterio, la lejanía, la belleza”, dejó escrito Fernán Gómez en sus memorias, ahora rescatadas por Sacristán y ordenadas para darles una estructura narrativa para el teatro.

Sacristán, de gira con la función Señora de rojo sobre fondo gris, de Miguel Delibes, habla con pasión y agradecimiento de sus amigos ya desaparecidos. “Hacerse viejo tiene alguna ventaja, como la de vivir y volver a evocar y recordar a gente como Fernando, Delibes o Berlanga. La suerte que tuvimos los que los conocimos es que el hecho de estar cerca de ellos nos hacía mejores, aunque uno no quisiera. Delante de ellos, no cabía la impostura. Volver a Fernando y, sobre todo, a la emoción con la que él recuerda sus primeros pasos en esta puñetera vida, acompañarle otra vez en esa andadura, es un gozo inmenso”.

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