Canto a la ética y la bondad en años de penuria y bombardeos
Antonio Simón estrena ‘¡Nápoles millonaria!’, una tragicomedia escrita por Eduardo de Filippo al acabar la Segunda Guerra Mundial
¿Cómo se puede soportar una vida siempre amenazada por el fascismo, los bombardeos, el hambre, la pobreza o la enfermedad? Esta es la pregunta que bucea por ¡Nápoles millonaria!, considerado uno de los textos clave del autor napolitano Eduardo de Filippo (1900-1984). La obra, una historia con mayúsculas, se adentra en una familia napolitana, en sus vecinos y amigos, para narrar, entre las bombas y la pobreza de finales de la Segunda Guerra Mundial, una tragicomedia en la que se libra otra auténtica guerra, entre la dignidad y la miseria. Es ¡Nápoles millonaria! un canto a la ética, la bondad, la empatía y la necesidad de recuperar los valores humanos. Así lo explica su director, Antonio Simón, que estrena este divertido y sobrecogedor espectáculo, con 11 intérpretes sobre el escenario, que estará en el Teatro Español hasta el 28 de marzo. Roberto Enríquez, Elisabet Gelabert, Raúl Prieto, José Luis Torrijos y Rocío Calvo encabezan el reparto de este montaje, traducido y adaptado por Juan Carlos Plaza-Asperilla, y que, en palabras de su director, es una exaltación del juego, la poesía y el humor.
Eduardo de Filippo dejó dicho que cualquier idea que se le ocurriera, si no tenía una utilidad social, no le interesaba. Así de claro y sencillo. De ahí que su teatro esté poblado de pequeñas vidas, de personas sencillas y normales. Es el ejemplo perfecto de ¡Nápoles millonaria!, un montaje en tres actos planteado como un viaje escenográfico y narrativo que va mucho más allá del día a día de la familia Jovine y sus vecinos para convertirse en una historia atemporal y universal. Desde un gran módulo que acoge la vivienda de esta familia, de clase humilde y trabajadora, y de los cambios que se van experimentando en ella, se asiste a una narración que huye del costumbrismo y por la que pululan variados personajes con distintos intereses. Todos ellos sobreviven gracias al mercado negro y el trapicheo de alimentos. “Filippo escribe esta obra para dignificar a los vecinos de Nápoles, que sufrieron un régimen fascista, los bombardeos aliados, la ocupación y los bombardeos de los nazis y una posguerra que se saldó con hambre y una gran epidemia de tifus. Filippo es un autor esencial que se conoce poco en nuestro país y que a nosotros nos resuena mucho porque somos mediterráneos, hemos vivido una guerra civil y una posguerra de miseria; además, cuenta como nadie el paso de una sociedad al consumismo”, explica Antonio Simón (Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 59 años), que debuta en el Teatro Español.
Para el director, una de las grandezas de esta obra es el canto a los valores, la humanidad y la bondad. “Filippo no juzga a ningún personaje, para todos ellos tiene una mirada comprensiva. Es una obra profundamente ética explicada desde la comedia. Solo un gran hombre de teatro como Filippo es capaz de hacer esta pirueta con un drama tan duro como la guerra. Salvando las distancias, Filippo es un poco como Bertolt Brecht, que aboga por que las relaciones humanas se basen en la comprensión y no en la explotación“, dice Simón, que eligió este texto del autor napolitano mucho antes del estallido de la pandemia. “No te olvides de la mascarilla”, le dice el padre al hijo cuando este sale de casa. No es un guiño a la actualidad, sino un reflejo de lo que pasaba entonces con el tifus. “Desgraciadamente, es el momento perfecto para hacerla, la situación de incertidumbre y miedo que estamos viviendo es parecida a la que se vive en la obra de Filippo. A toda la compañía nos ha interesado mucho qué actitud ante la vida desprenden el texto y cada uno de sus personajes, teniendo en cuenta el presente”, asegura Simón, para quien la regeneración moral que plantea ¡Nápoles millonaria! es un homenaje a la solidaridad y al colectivo frente al individualismo. “Obviando los conflictos y desavenencias, lo que está claro es que hay algo que nos tiene que unir a todos, como refleja esta hermandad entre vecinos que describe Filippo”.
Tras ¡Nápoles millonaria! se oye también un grito seco y contundente contra la guerra, como ese periodo de sombra “en el que hay que detenerse, reflexionar y sanar errores y heridas”. Como clama el padre “Tiene que pasar la noche”. Una noche que va más allá de esas horas de oscuridad.
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