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Un ‘Don Giovanni’ contemporáneo e inspirado en el escándalo sexual de Strauss-Kahn

El argentino Marcelo Lombardero presenta en Colombia una polémica revisión de la famosa ópera con voces latinoamericanas

Catalina Oquendo
En esta versión hay proyecciones de video, celulares, cocaína y bailarinas desnudistas.
En esta versión hay proyecciones de video, celulares, cocaína y bailarinas desnudistas.Juan Diego Castillo (Teatro Mayor)

“Hoy sabemos que el donjuanismo no es un hecho heroico, de la misma manera que tampoco existe el crimen pasional sino el feminicidio y el abuso es abuso en todo sentido”. Las palabras del director de ópera, Marcelo Lombardero, en diálogo con EL PAÍS, reúnen las claves de la puesta en escena de Don Giovanni, su versión de esta famosísima ópera que se presenta en coproducción con el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá.

La producción es una revisión con mirada y actuaciones latinoamericanas, una pieza que ya ha se había estrenado con éxito en Argentina, Chile y promete causar revuelo entre el público más purista de la ópera o alejado de versiones contemporáneas. Inspirada en el caso de acoso sexual cometido por el exdirector del FMI Dominique Strauss-Kahn a una camarera, esta producción quiere resignificar la pieza del italiano Lorenzo da Ponte y Wolfgang Amadeus Mozart, basada en la obra original 'El burlador de Sevilla y convidado de piedra', de Tirso de Molina.

“No hay nada más parecido a don Giovanni que este Strauss-Kahn queriendo violentar y abusar de la mucama afro en un hotel de Nueva York, sintiéndose con el poder de tomar un cuerpo de otro ser. Me inspiré en cómo ese personaje poderosísimo es condenado al infierno, primero al del escarnio público y luego al del olvido más ostentoso que es el peor infierno que puede tener una persona mediática como él”, dice Lombardero.

No es la primera vez que este director reinterpreta clásicos. Ya lo había hecho con Carmen, de Bizet, en la que se esforzó por evidenciar que era un feminicidio. “Pasaba que uno veía Carmen y quedaba como ‘pobrecito don José que no tuvo otro remedio que matar a la malvada por celos’. No, eso no es posible. Hoy esa obra nos vuelve a hablar, se nos pone de frente y nos ayuda a pensar nuestro mundo y a resignificarlo. El teatro no cambia actitudes pero si nos deja reflexionando”, dice.

Doña Elivira y Leporello, dos de los personajes de la ópera
Doña Elivira y Leporello, dos de los personajes de la óperaJuan Diego Castillo (Teatro Mayor)

Lombardero también hizo Lady Macbeth en el distrito de Mtsenk, ópera de Dmitri Shostakovich, que presentará los próximos días en México y Auge y caída de la ciudad de Mahagonny, entre otras. Para él, en la ópera aún se dan discusiones que ya se superaron en el teatro. “Hoy ya no se puede interpretar Shakespeare de la misma manera como era en su época. Con Mozart y Da Ponte pasa exactamente lo mismo. Creo que uno tiene que resignificar los clásicos, primero porque tienen mucho para decirnos, pero además porque la vuelta del tiempo nos exige tener una mirada un poco más responsable”.

Si esto molesta al público más especializado en ópera no es algo que le preocupe. Lombardero asegura que trabaja para “emocionar al público que va por primera vez a la ópera” y que él como director no pretende dar “una clase de historia ni explicar, sino mostrar un espectáculo vivo y que cuente”.

Estrenada en 1787, Don Giovanni es una ópera bufa (cómica), pero también evidencia las marcadas diferencias de clases y la aparición de este hombre que se aparta de la norma y es castigado. “Es una ópera política, donde hay un elemento unificador que es un outsider que la sociedad quiere ocultar pero que en realidad desea. Que muestra lo terrible que somos”, dice el director. Sin embargo- agrega-, el mito de Don Juan ha hecho que exista una fascinación por el personaje al graduarlo de seductor. “Mozart en ningún momento habla de seductor”.

La dirección musical de esta visión contemporánea de Don Giovanni está bajo el mexicano José Areán, reconocido por su trabajo en la ópera, la música sinfónica y de cámara, así como en el cine; y se hizo en coproducción con la Orquesta Filarmónica de Bogotá y voces líricas de Colombia, Argentina, México y Venezuela.

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Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

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